ENTONCES TENÍA 52 AÑOS
Menotti dijo de usted que le
centraban un cochinillo y lo remataba de cabeza.
Yo era un delantero cuya máxima virtud era el juego aéreo y me gustaba. Lo que
pasa es que en España el fútbol que se jugaba era siempre por el suelo y era
extraño encontrar a alguien que dominara el juego aéreo. Pero incluso hoy en
día el fútbol español tiene grandes carencias en defender ese tipo de juego. El
doblete del Atlético de Madrid de hace unos años se basó en juego aéreo desde
balón parado. Yo era un tipo atípico.
Pero su llegada también fue atípica.
Salí del Liverpool para fichar por el Queen’s Park Rangers, pero ahora me doy
cuenta de que fui injusto con ese club porque lo estaba comparando siempre con
el Liverpool. Por eso al final de mi tercera temporada allí hablé con el
entrenador para pedir mi salida, porque quería jugar en el extranjero.
¿Por qué?
De alguna manera, el fútbol me había robado mi formación. No había podido, por
ejemplo, ir a la universidad. Evidentemente, yo quería jugar a fútbol, pero
también tenía algunas inquietudes intelectuales y el fútbol podía compensarme
jugando en otro país: vivir en el extranjero, conocer otro idioma, otras
costumbres, otra cultura…
Y eligió fichar por el Osasuna.
Sí, y era la peor de todas las ofertas que tenía, pero en ese momento no quería
decidir en función del dinero, sino que quería jugar mis últimos años en un
lugar en el que me sintiera apreciado.
De hecho, aún le aprecian por allí.
Sí, bueno, aunque hay algún osasunista celoso de mi amor por el Cádiz.
Sí, bueno, aunque hay algún osasunista celoso de mi amor por el Cádiz.
Pero ¿por qué el Cádiz?
Porque Cádiz tiene duende. Es la única ciudad occidental donde el capitalismo
no es la ley. Ser rico es incluso una desventaja. Se vive según unas reglas
diferentes. Y, aunque pueda sonar a estereotipo, mientras que en otras ciudades
de Andalucía son “graciosos profesionales”, esto es, intentan ser graciosos,
como en Sevilla, en Cádiz lo son sin esfuerzo.
¿En Cádiz ha aprendido castellano?
A mí me cuesta alrededor de un día y medio acostumbrarme al acento de allí.
Pero me han enseñado que la frase “es lo que hay” sirve para cualquier
circunstancia.
Es decir, que de Cádiz le gusta
todo.
Sí, me gusta la ciudad, me gusta el equipo de fútbol, me gusta cómo afrontan la vida los gaditanos… me fascina. Pero el problema es que a veces me tratan con demasiado cariño y entonces me siento incómodo.
Sí, me gusta la ciudad, me gusta el equipo de fútbol, me gusta cómo afrontan la vida los gaditanos… me fascina. Pero el problema es que a veces me tratan con demasiado cariño y entonces me siento incómodo.
Pero aún lleva al Liverpool en el corazón, supongo.
Sí, mi club es el Liverpool.
Sí, mi club es el Liverpool.
¿Realmente es cierta la mística que hay alrededor de ese club? ¿Se
percibe también cuando se está en él?
Sí. El estadio, por ejemplo. Anfield no es muy grande, pero puedes estar sobre
el césped con un compañero a cinco metros y tienes que gritar porque el ruido
es espectacular. Y cantan, cantan mucho y bien. Yo no he conocido un “chantaje
moral” similar al que se vive cuando se juega en Anfield. La afición te ama.
Tras el partido pueden decir “qué mal ha jugado éste” pero mientras se juega,
la reverencia y adoración que te prestan es inigualable. Es un apoyo
incondicional. Llegaba a tanto que a veces preferíamos jugar fuera de casa para
no tener tanta responsabilidad y tener la cabeza más fría. La última frase que
nos decía antes de saltar al campo un míster que
tuve era “No olviden que estamos en deuda con esta gente”. Y era cierto: en los
años ochenta, Liverpool era una ciudad que no tenía nada, Margaret Thatcher la
había masacrado y sólo nos tenían a nosotros.
Eran un alivio para los ciudadanos.
Claro, siendo el fútbol el deporte más tribal que hay, los colores, las
bufandas, te identifican con el colectivo. Y nosotros queríamos que estuvieran
tan orgullosos de nosotros como nosotros lo estábamos de ellos. Era una
relación romántica. Y además daba la casualidad de que, a pesar de tenerme a
mí, aquel Liverpool ganaba y fue el mejor equipo del mundo.
Hay otro capítulo más oscuro del Liverpool, lo que pasó en Heysel.
A raíz de aquello los clubes ingleses fueron sancionados con 8 años, y el
Liverpool indefinidamente. ¿Fue una sanción exagerada?
Creo que nos lo habíamos merecido. Era intolerable que, tras un partido de la selección inglesa, destrozáramos la ciudad donde se había jugado. Liverpool tenía la fama (y aún hoy) de tener la mejor afición en el campo: aplaudiendo a los rivales, animando al equipo… pero pasó lo de Heysel y fue la gota que colmó el vaso de la paciencia con los clubes ingleses.
Creo que nos lo habíamos merecido. Era intolerable que, tras un partido de la selección inglesa, destrozáramos la ciudad donde se había jugado. Liverpool tenía la fama (y aún hoy) de tener la mejor afición en el campo: aplaudiendo a los rivales, animando al equipo… pero pasó lo de Heysel y fue la gota que colmó el vaso de la paciencia con los clubes ingleses.
¿Es cierto que se están planteando llamar a Almunia para la
selección inglesa?
Eso es lo que diceN los medios españoles. Pero es inconcebible. Pero es cierto que los porteros
ingleses no están en su mejor momento. A los ingleses le gusta el fútbol inglés
y le dan mucha más importancia a ganar la liga que la Copa de Europa, por
ejemplo. La afición aplaude a centrales tipo John Terry, cosa que
no entiendo. Es un jugador con una moral victoriana sobre el campo:
arremangarse, correr, le encanta que le den hostias, le abran la ceja y la
cabeza… pero cada vez que tiene el balón lo pierde; a la hinchada le encanta
esa hombría. Y se admira a los centrocampistas que recuperan muchos balones,
pero se omite que también pierden muchos. Es a la creatividad lo mismo
que Herodes cuidando
a unos niños. Pues con los porteros pasa lo mismo: el juego aéreo es muy
importante, por lo que cogemos porteros que salgan y dominen el área pero no
son los mejores parando balones. Lo que sirve para un fútbol no sirve para
otro. El «tiki-taka» del Barça mal jugado (sin la excelencia que han conseguido),
digamos un mal día del Barça, vaciaría los estadios ingleses: “no hemos venido
a ver niños tocando la pelota, yo quiero ver algo de sangre.”
Usted
compartió programa con Josep Pedrerol. ¿Cómo valora que ahora haga un programa
que podría ser completamente opuesto al que usted hace (Informe Robinson)?
Yo ya le he dicho alguna vez que él hace el Salsa Rosa del fútbol. Y no creo que Punto pelota haga ningún favor al fútbol, porque se dedica a crispar y devaluarlo, aunque a Pedrerol lo quiero con locura, es de los mejores compañeros con quien he trabajado… pero el programa no me gusta. Son discusiones con mal estilo.
Yo ya le he dicho alguna vez que él hace el Salsa Rosa del fútbol. Y no creo que Punto pelota haga ningún favor al fútbol, porque se dedica a crispar y devaluarlo, aunque a Pedrerol lo quiero con locura, es de los mejores compañeros con quien he trabajado… pero el programa no me gusta. Son discusiones con mal estilo.
¿Le gusta la deriva que está tomando el fútbol en TV?
Cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo abogo por una regulación de la
televisión, y no me refiero a censura. Es que España es el único país de Europa
que no tiene una reguladora, dicho sea de paso. No puede ser que un niño llegue
a casa del colegio y tenga según qué contenidos: blasfemias y degradaciones
humanas. Y no quiero decir que esos programas no deban existir, sino quizá en
otro horario.
Y usted,
de qué equipo es, ¿del Madrid o del Barça?
De ninguno: del Liverpool. Pero eso no hace que no pueda admirar la belleza de otros equipos y el mejor equipo que he visto en mi vida ha sido el Barça. Y eso no me hace culé, porque lo diría igual si fuera el Madrid, el Valencia o el Sevilla.
De ninguno: del Liverpool. Pero eso no hace que no pueda admirar la belleza de otros equipos y el mejor equipo que he visto en mi vida ha sido el Barça. Y eso no me hace culé, porque lo diría igual si fuera el Madrid, el Valencia o el Sevilla.
¿Cuál es el secreto del Barça?
Pues que se juega sólo con un balón y por muy buenos que sean tus jugadores, si
no tienen el balón porque lo tiene el Barça, poco vas a hacer. Tras el 5-0 de
esta temporada, lo primero que dijo Mourinho es
que el Madrid había jugado muy mal. Y, pese a ser falso, es lo que tenía que
decir; si llega a decir la verdad, que el Barça era intratable, apaga y
vámonos. Afrontar la verdad es difícil.
¿Cuál es el himno del fútbol español que más le gusta?
El del Sevilla, de El
Arrebato, me gusta mucho. Y me sorprende, porque es nuevo. Pero
en Inglaterra, por ejemplo, hay muchos equipos que no tienen himno. El You’ll never walk alone no
es el himno del Liverpool. También lo cantan en el Celtic, o muchas hinchadas
en Alemania.
¿Le gusta el rugby?
Sí, creo que es el deporte de equipo por excelencia.
Sí, creo que es el deporte de equipo por excelencia.
¿Sigue alguna serie de TV?
Me gustan mucho los productos de HBO. Últimamente me he enganchado a The wire y a Treme. Creo que han
clavado lo que yo considero el mundo audiovisual: imágenes, imágenes, imágenes,
descripción y más imágenes. Todo visual. Vi The wire casi seguido, sin tener que
esperar por los capítulos, y creo que es lo más grande.
¿Y las inglesas?
Sí, también. En la BBC trabajan poco, pero cuando lo hacen, lo hacen bien.
Recomiendo una serie, Waking
the dead, que es como una precursora de CSI.
Y el humor inglés…
Black adder me
parece extraordinaria. Los guionistas eran Rowan Atkinson, Stephen Fry y Hugh Laurie. Eran
cómicos, no actores. Por eso me sorprende el registro de este último en House. Pero volvemos a lo
mismo, Black adder es
tan visual… en la vida real, cuando conoces a una persona, los cinco primeros
segundos marcan mucho; y en televisión pasa lo mismo. Tú ves aparecer a Baldrich y ya
sonríes. Y los Monty
Python… qué decir.
¿Y
españoles?
Eugenio me hacía partir de risa. Dominaba la pausa.
Eugenio me hacía partir de risa. Dominaba la pausa.
¿Le gusta el cine?
Sí, pero voy poco. Mi película preferida es Memorias de África. Sidney Pollack cogió
un libro ilegible y lo convirtió en una obra maestra del mundo audiovisual. En
esa película no habla nadie, pero es que tampoco hace falta.
Ya que ha dicho que le hubiera gustado estudiar Historia del arte,
¿cuáles son sus artistas favoritos?
Me gusta Velázquez:
fue el primero en describir la derrota. Antes de él todos pintaban soldados
gloriosos, ganadores, pero Velázquez dignificó
la derrota y la muerte. Y no entro en la belleza de sus cuadros, sino en su
significado.
Si no hubiera existido el fútbol, ¿a qué se habría dedicado
Michael Robinson?
Lo mismo que hago ahora: habría querido escribir programas de televisión.
Cuando dejé el fútbol mi primera idea era ir a la universidad a estudiar
historia del arte. Pero un día, jugando a cricket, un compañero me presentó a
su jefe, que era de Sky TV y quería patrocinarme. Me quería pagar mucho dinero
por estar dos años sin hacer nada viviendo en Düsseldorf, Amsterdam, Zürich y
Denver para que aprendiera a hacer televisión. La televisión me seduce: me
ha hecho llorar de pena, de felicidad, reír mucho, me cuenta las historias más
terroríficas, me da las mejores noticias: no es la caja tonta, es la caja
mágica.
¿Cuál es su profesión?
No lo sé. No soy periodista deportivo, pero tampoco me considero un productor de programas de televisión. A veces, cuando tengo que rellenar un formulario y pone “Profesión” me pregunto si debería poner “Jeta”, pero acabo poniendo “Director de televisión”. Aunque la verdad es que no sé qué profesión tengo. Soy muy afortunado: he cumplido 52 años y no he dado un palo al agua nunca. Lo que hago no lo considero trabajo. Por eso no sé cuál es mi profesión. Lo que intento es hacerlo lo mejor posible para no decepcionar a esa gente que me han concedido un par de minutos de su vida para que les enseñe lo que he hecho. Me considero muy profesional, pero no sé de qué. Y también te digo que no me preocupa.
MICHAEL ROBINSON A DÍA DE HOY
Hace un año, Michael Robinson, comentarista y exjugador de fútbol, conocía que padecía un cácer incurable, un melanoma con metástasis que le obligaba a someterse a un duro tratamiento. Casi dos meses después, el inglés hacía pública su enfermedad. Su testimonio provocó innumerables muestras de apoyo y cariño que durante todos estos meses él no se ha cansado de agradecer.
Ahora, coincidiendo con el primer aniversario de que le contaran su enfermedad ha querido dar las gracias una vez más y expresar sus sentimientos a través de un mensaje en sus redes sociales: «El día 30 de octubre del año pasado me dieron las peores noticias. Tenía un cáncer incurable (de momento). He vivido un año lleno de emociones, he aprendido mucho de mí. En todo momento he sentido el apoyo de todos ustedes. Gracias... ¡estoy muy agradecido!
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