La 'cuenta
atrás' más famosa de Pamplona permanecerá
en la calle
Estafeta después de que la tienda Kukuxumusu,
situada en el número 76, anunciara su cierre y apagara uno de los símbolos más queridos por los pamplones y fotografiados por los visitantes que
acuden a la ciudad año tras año.
El famoso
reloj que marca el tiempo que falta para los próximos Sanfermines se trasladará tan solo unos metros más abajo y se ubicará en la misma
calle, pero casi a la altura de la Bajada Javier.
Su nuevo hogar será un negocio con solera, familiar y vinculado a las fiestas con sabor
internacional.
'La Casa del Libro', abierta desde 1943, ha logrado hacerse con este símbolo de Pamplona y continuará con esta tradición iniciada hace varios años por la marca
Kukuxumusu. Sin embargo, a esta 'joya'
pamplonesa no le han faltado pretendientes. Otros establecimientos comerciales, bares, peñas y hasta
una iglesia se han interesado en adquirir el mítico reloj que finalmente lucirá
en la fachada de la 'La Casa del Libro'.
De hecho, hasta el propio alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, ha suscrito los deseos de su concejal Aritz Romeo de colocar la 'cuenta
atrás' en el Ayuntamiento de la ciudad o buscarle una nueva ubicación sin saber que la decisión ya estaba tomada.
Por su parte el futuro propietario, Carmelo Buttini, que lleva a San Fermín hasta en la
piel ha reconocido sentir una "ilusión tremenda" al enterarse de que
la firma ha apostado por él y su negocio para perpetrar esta tradición.
"Casi lloro al enterarme", ha reconocido el comerciante del Casco Antiguo de Pamplona.
Buttini, al enterarse del cierre de la tienda de Kukuxumusu, decidió ponerse
en contacto con ellos arengado por sus propios clientes y por comentarios de gente anónima a través de redes sociales que planteaban la idea de que
el reloj fuera a parar a su negocio.
La 'cuenta
atrás' supone continuar con un
"sentimiento muy importante" y que ahora podrá perdurar en una de las
calles más míticas de Pamplona por San Fermín.
Asimismo, Carmelo Buttini ha asegurado que el reloj se colocará en la
fachada y no en el interior del establecimiento para que, como siempre, todo
puedan disfrutar de él y contar los días.
Por el momento se desconoce la fecha exacta en la que se hará efectivo el traslado, pero lo que
Buttini tiene claro es que "ya falta menos".
EL CIERRE DE KUKUXUMUSU
La compañía, que hasta ahora explotaba los derechos de los dibujos de
Kukuxumusu (los diseños
pertenecen a Kukuxumusu Ideas), presentó
el citado procedimiento legal ante la determinación de la Hacienda foral de que
debía hacer frente a la deuda anterior contraída por Kukuxumusu S.L. entre los
años 2001 y 2014.
Esa otra firma también presentó un concurso de acreedores en su momento,
que se cerró de forma definitiva, tras lo que se disolvió la empresa.
Pero su sucesora
no se pudo librar de esa deuda, cuyo deudor principal es la Hacienda foral.
Sin embargo, las tiendas han podido seguir funcionando debido a que el
administrador que se hizo cargo de la compañía tras la solicitud del concurso
de acreedores estimó que durante las fiestas de San Fermín se podrían generar importantes ingresos que posibilitaran reducir la cantidad adeudada antes de liquidar
judicialmente la compañía.
Los nueve días de sanfermines
son extremadamente intensos para Carmelo Butini, uno de quienes atienden el
mostrador de la Casa del Libro, en pleno corazón de la calle Estafeta. Es
imposible pararse a hablar con él diez minutos sin que le salude alguien o tenga
que atender a un comprador en la tienda.
Corredor empedernido de los encierros, «este año he corrido
todos», declara. Su comercio familiar es un punto de referencia para muchos
corredores. «Por aquí aparece muchísima gente. No solo de Iruñea. También
valencianos, catalanes, franceses y de otros muchos lugares». De hecho, durante
el resto del año las publicaciones en relación con el encierro y los
sanfermines ocupan una parte destacada de la tienda, en la que, por cierto,
guardan los diarios de esta delegación y los sobres que nos envían.
Butini no corre solo los encierros de Iruñea, sino que también
acude a los que se celebran en otras partes de Nafarroa, como en Tafalla y
Zangoza. «A Tudela también voy si se puede".
Además, su pasión por las carreras ante los astados le ha llevado a viajar al País Valencià. «He estado en Segorbe, en Altura y en la Vall d'Uxó».
Además, su pasión por las carreras ante los astados le ha llevado a viajar al País Valencià. «He estado en Segorbe, en Altura y en la Vall d'Uxó».
En todos los años que ha corrido el encierro la calle Estafeta,
frente al comercio en el que vende diarios, revistas y artículos de papelería,
ha sido su espacio natural. Pero el año pasado emigró hacia la cuesta de Santo
Domingo. «Estaba esperando la carrera de los Miura y, al ver que la calle
Estafeta estaba llena de gente, decidí ir hasta Santo Domingo. Desde entonces,
corro allí».
La migración no estuvo exenta de reproches. «Los de Estafeta me
llamaban traidor y los de Santo Domingo, okupa. Son cosas que pasan».
Preguntado por cuáles son las diferencias entre un tramo y el
otro, Butini lo tiene claro. «En Estafeta, lo que más importa es la colocación,
ya que hay que buscar el espacio para correr. En Santo Domingo, es más
explosivo. Cuando se retiran los municipales y ves los toros de frente es muy
intenso».
Madrugar para hacer el reparto, correr el encierro y volver a la tienda a trabajar. ¿Queda tiempo para la fiesta? «Algún almuerzo siempre cae y suelo ir a los toros con La Única. La clave para llegar a todo es la organización»,
Madrugar para hacer el reparto, correr el encierro y volver a la tienda a trabajar. ¿Queda tiempo para la fiesta? «Algún almuerzo siempre cae y suelo ir a los toros con La Única. La clave para llegar a todo es la organización»,
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