Pedro María Zabalza Inda, nació en el barrio de la Rochapea de Pamplona el 13 de abril de 1944.
Inició su carrera futbolística como
jugador en el Oberena de su Pamplona natal, para pasar al año
siguiente a Osasuna. Tras tres exitosos años,
el Barcelona fichó al jugador, pagando
4 millones de pesetas y tres jugadores, dos de ellos en propiedad. Siendo jugador del Barcelona llegó a jugar siete
partidos internacionales con España. Tras ello ficho por el Athletic y
finalizó su carrera en Osasuna.
DEL ROCHAPEANO AL OBERENA
Inició su carrera futbolística como jugador en el Oberena de
Pamplona, para pasar al año siguiente al Club Atlético Osasuna. Tras tres
exitosos años en 1967 y a cambio de 4 millones de pesetas y tres jugadores 2 de
ellos en propiedad, Pedro Mari Zabalza llegaba al FC Barcelona procedente de
Osasuna. Vivió seis temporadas en el club blaugrana, en las que participó en
dos títulos de Copa. En 1968, contra el Real Madrid (1-0) en la popularmente
conocida como la 'final de las botellas'. En 1971, también en el Santiago
Bernabeu, contra el Valencia. 4-3 tras una prórroga, con gol incluido de
Zabalza antes de que se llegara al tiempo extra. No fue un Crack pero si un
jugador importante en el esquema del Barça, fue un jugador luchador y decisivo
en varios partidos con el Barça.
En 1974, el navarro se incorporó al Athletic, donde jugó hasta
1976. Fue internacional absoluto 7 veces en la fase de clasificación para el
mundial de México 1970.
“Ezcurra hizo que Osasuna se mantenga como club
deportivo. Eso lo dice todo".
El entrenador de Fermín Ezcurra fue Pedro Mari Zabalza. No porque el presidente de Osasuna no contara con más técnicos, sino porque las figuras de ambos se asocian al osasunismo emergente de finales del siglo pasado, a grandes momentos del osasunismo previos al fútbol contemporáneo. Zabalza llegó a Osasuna en 1986, tras el relevo de Brzic, y, en total, el técnico pamplonés, tuvo tres lustros de relación en el club con el ahora fallecido -fue técnico del primer equipo hasta 1994-. “Tuvimos una relación de 15 o 16 años”, recuerda el extécnico rojillo, que dice, apenado, encontrarse fuera de Pamplona y que no va a poder asistir a los actos de reconocimiento al exmandatario rojillo. “Con Ezcurra jugué mi último año como futbolista, en Tercera División. Recuerdo que vinimos a jugar un torneo con el Athletic y Ezcurra me convenció en la cena que hubo después para que fichara por Osasuna aunque estaba en Tercera. Luego ascendimos...”, recuerda.
deportivo. Eso lo dice todo".
El entrenador de Fermín Ezcurra fue Pedro Mari Zabalza. No porque el presidente de Osasuna no contara con más técnicos, sino porque las figuras de ambos se asocian al osasunismo emergente de finales del siglo pasado, a grandes momentos del osasunismo previos al fútbol contemporáneo. Zabalza llegó a Osasuna en 1986, tras el relevo de Brzic, y, en total, el técnico pamplonés, tuvo tres lustros de relación en el club con el ahora fallecido -fue técnico del primer equipo hasta 1994-. “Tuvimos una relación de 15 o 16 años”, recuerda el extécnico rojillo, que dice, apenado, encontrarse fuera de Pamplona y que no va a poder asistir a los actos de reconocimiento al exmandatario rojillo. “Con Ezcurra jugué mi último año como futbolista, en Tercera División. Recuerdo que vinimos a jugar un torneo con el Athletic y Ezcurra me convenció en la cena que hubo después para que fichara por Osasuna aunque estaba en Tercera. Luego ascendimos...”, recuerda.
“Luego empezó como técnico, estaba en los juveniles y en la secretaría
técnica, con Fernando Murguía. Eran otros tiempos, porque se entrenaba en el
Sadarcillo, que los domingos era el sitio de aparcamiento para los socios”.
Zabalza tiene muy claro que con Ezcurra se asentaron las bases del Osasuna
actual, que enseñaba Tajonar como gran elemento patrimonial y su política de
cantera como estandarte, y que, en consecuencia, debe ser considerado como el
hombre más importante en la historia del osasunismo. “El poco dinero que tenía,
lo utilizó en hacer Tajonar y no en hacer fichajes”, continuaba su
recordatorio. “Es el hombre más importante en la historia de Osasuna porque el
club lo colocó en su momento a la altura del Real Madrid, Barcelona y Athletic,
los únicos clubes que son sociedades deportivas, y eso lo dice todo. Osasuna difícilmente
puede ganar títulos, pero con una gestión intachable se han conseguido cosas
como ésta”.
“En vez de gastar en
fichajes, él prefería pensar en el club y en los jugadores de aquí”,
continuaba. “Por eso, hizo Tajonar y también compró un par de pisos en Pamplona
para que los chavales que venían a Osasuna pudiesen estar en casas. Ezcurra era
un hombre al que le gustaban que le dieran ideas, a mí me preguntaba por Lezama
y otras cosas. Lo recuerdo como una persona intachable, un amigo, que fue capaz
de llevar un club como una familia”.
¿Qué fue de... Pedro Mari Zabalza?
El
navarro, jugador del Barça entre 1967 y 1973, fue uno de los primeros
accionistas de NH Hoteles y fundador de la cadena HG
Entrenador
del mejor Osasuna de la historia, también fue seleccionador navarro y ahora
vive desvinculado del fútbol
"Si
nos confiamos, somos muy malos”.
La frase de Pedro Mari Zabalza (Pamplona, 13-4-1944) cuando era el entrenador
del mejor Osasuna de la historia cuajó en Pamplona y a día de hoy, sigue
instalada en el imaginario colectivo de la afición como si fuera el lema del
club. Fue solo una de las aportaciones de Zabalza a Osasuna, el club de su vida
a pesar de sus seis años como centrocampista del Barça (1967-73).
Su currículum deportivo abarca una amplia carrera como jugador (antes del Barça
jugó en Osasuna y después, en el Athletic) y como entrenador (Osasuna y Rayo),
pero su trayectoria como empresario, menos conocida, es igual de exitosa: lejos
de las fronteras de Pamplona pocos saben que Zabalza, hijo de un pastor del
barrio de la Rochapea, fue uno de los
primeros socios de la cadena de hoteles NH.
La fundó otro navarro, Antonio Catalán, buen amigo de Zabalza.
“En su momento, me
propuso entrar en el negocio y acepté”,
rememora Zabalza. Todo empezó con el hotel Ciudad de Pamplona, a finales de los
setenta. La empresa creció hasta convertirse en una multinacional con presencia
en varios países: Zabalza compaginó su cargo como entrenador de Osasuna con su
trabajo en la empresa hotelera.
Estuvo más de una década como accionista de NH,
convirtiendo el negocio hotelero en una parte más de su vida, hasta el punto de
que sus hijos también se dedican a los hoteles. Concluida su etapa en NH
(Antonio Catalán vendió la empresa en 1997), Zabalza dio un paso adelante sin
abandonar los hoteles. “Junto a unos amigos,
ex jugadores como Palau, Franch o Zaldúa, pusimos en marcha HG Hoteles”, explica. Ahora tienen presencia, sobre todo, en las
islas y en zonas de esquí como La Molina, Cerler, o Sierra Nevada.
A sus 73 años, el espíritu emprendedor de Zabalza no
se apaga: también supervisa una parte de la gestión de las bodegas Marco Real,
en Olite (Navarra).
El tiempo de ocio también está más que cubierto. “Bajo
a ver a Osasuna, cuido de los nietos y juego al pádel”, explica con la misma
serenidad con la que se expresaba cuando entrenaba, no en vano en Tajonar le
llamaban ‘el Profesor’
TRES AÑOS, TRES PRESIDENTES
Zabalza llegó al Barça en 1967. “En los tres primeros
años tuve tres presidentes; Llaudet, De Carreras y Montal, debe de ser un
récord, ¿no?”, recuerda desde Pamplona. Fue un centrocampista técnico, más
asistente que goleador, que abandonó el Barça cuando aún le faltaba un año de
contrato, poco antes de la llegada de Cruyff. “Lástima porque si me hubiera quedado, habría ganado
una Liga”.
Desde que dejó de entrenar en 1997 ha vivido desvinculado del fútbol, a excepción de una breve reaparición como seleccionador de Navarra. No se ha prodigado como comentarista de televisión, radio o prensa, pero suele acudir a las reuniones de ex jugadores de Osasuna y a las ‘folgas’ del Barça, las reuniones anuales.
«Al final te sientes impotente en el
banquillo»
El nombre de Pedro Mari Zabalza estará unido para siempre al de Osasuna. El ex técnico rojillo llevó al equipo a escribir algunas de las mejores páginas de su historia entre finales de los años ochenta y comienzo de los noventa. Después de aquel ciclo llegó su destitución y el descenso a Segunda Dvisión en la temporada 93-94. A pesar del negro precedente, Zabalza no ve similitudes entra aquella situación y la actual. «No, yo creo que este año es diferente. Yo tuve muchos más altibajos porque se me iban varios jugadores cada año, se traspasaban. Pero esta temporada no hay ningún motivo para eso.
Apuestas coherentes
Zabalza reconoce que la situación es difícil, pero pide tranquilidad. «Está complicada la cosa porque cuando no ganas la clasificación es preocupante, pero estamos empezando y hay que tener tranquilidad y esperar que los jugadores reaccionen, ése es el secreto».
En ese sentido, el técnico que llevó a Osasuna a conseguir por primera vez un cuarto puesto en Liga espera que la afición no convierta el Sadar en un estadio hostil hacia su propio equipo si las cosas no empiezan a salir bien. «No sé. El vestuario de Osasuna siempre ha sido una base fundamental. Lo que creo es que en estas ocasiones el apoyo del público es fundamental. De cara al futuro hay que tener paciencia. No se pueden perder los papeles porque luego cuesta levantar eso. El jugador se tiene que sentir arropado y, si no le salen las cosas por diferentes motivos, porque no está en su mejor momento, necesita el apoyo del público más que nunca».
Para Zabalza no es el técnico, sino los jugadores los que tienen que cambiar de actitud y enfrentarse de cara a la adversidad. Estos jugadores han demostrado que tienen un gran nivel y el secreto está en recuperarlo y ellos son los que más tienen que poner. El entrenador poco puede hacer, al final te sientes impotente en el banquillo. Son los jugadores los que tienen que coger la forma».
El nombre de Pedro Mari Zabalza estará unido para siempre al de Osasuna. El ex técnico rojillo llevó al equipo a escribir algunas de las mejores páginas de su historia entre finales de los años ochenta y comienzo de los noventa. Después de aquel ciclo llegó su destitución y el descenso a Segunda Dvisión en la temporada 93-94. A pesar del negro precedente, Zabalza no ve similitudes entra aquella situación y la actual. «No, yo creo que este año es diferente. Yo tuve muchos más altibajos porque se me iban varios jugadores cada año, se traspasaban. Pero esta temporada no hay ningún motivo para eso.
Apuestas coherentes
Zabalza reconoce que la situación es difícil, pero pide tranquilidad. «Está complicada la cosa porque cuando no ganas la clasificación es preocupante, pero estamos empezando y hay que tener tranquilidad y esperar que los jugadores reaccionen, ése es el secreto».
En ese sentido, el técnico que llevó a Osasuna a conseguir por primera vez un cuarto puesto en Liga espera que la afición no convierta el Sadar en un estadio hostil hacia su propio equipo si las cosas no empiezan a salir bien. «No sé. El vestuario de Osasuna siempre ha sido una base fundamental. Lo que creo es que en estas ocasiones el apoyo del público es fundamental. De cara al futuro hay que tener paciencia. No se pueden perder los papeles porque luego cuesta levantar eso. El jugador se tiene que sentir arropado y, si no le salen las cosas por diferentes motivos, porque no está en su mejor momento, necesita el apoyo del público más que nunca».
Para Zabalza no es el técnico, sino los jugadores los que tienen que cambiar de actitud y enfrentarse de cara a la adversidad. Estos jugadores han demostrado que tienen un gran nivel y el secreto está en recuperarlo y ellos son los que más tienen que poner. El entrenador poco puede hacer, al final te sientes impotente en el banquillo. Son los jugadores los que tienen que coger la forma».
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