viernes, 26 de enero de 2018

JESÚS GUEMBE, DIRECTOR DE LA BANDA DE ZIZUR Y GUITARRÓN DEL MARIACHI LOS CAZAHUATES




Poco de la música parece ajeno a Jesús Guembe Elizalde. Director y uno de los impulsores de la banda de Zizur Mayor, que echó a andar en 2000 de la mano del Ayuntamiento local y un grupo de músicos, dejó la batuta en marzo del año pasado. Lo hizo cuando culminó la reforma del local de ensayo del conjunto. A día de hoy sigue vinculado al grupo. Su instrumento de referencia es la tuba, pero un problema físico le ha apartado un tiempo de él y ahora toca el bajo eléctrico. Se formó con profesores particulares, al margen de la escuela de música, y todavía sigue haciéndolo en cursos de dirección. La música le ha llevado a diferentes países y con la banda ha hecho intercambios con buena parte de Europa. “Pero por encima de los viajes, de lo que más orgulloso estoy es de haber ensayado y tocado piezas de música clásica. Las partes que se adaptaban a nuestro nivel. Hemos tenido esa suerte de hacerlo, de prepararlo y de que saliera”, dice en un repaso a su trayectoria ahora que tan sólo se sienta a ensayar con sus compañeros. A la vez, va recopilando grabaciones de actuaciones pasadas, sigue con los cursos y con la curiosidad que ha marcado su trayectoria. “La vida es breve y hay que vivir con intensidad, aunque esto también te hace sufrir”, reflexiona. Se formó para ser electricista y trabajó en ese gremio hasta que entró en un banco. Mientras trabajaba, se licenció en Derecho porque, dice, “quería tener criterio para mi trabajo”. Fue el paréntesis más largo y alejado de la música. La prejubilación, con 50 años, le dejó “dando palos de ciego”. En su camino se encontró con un grupo de personas que preparaba una banda para Zizur.

¿Cómo llegó a la música?
Desde pequeño estaba ahí. Mi padre cantaba, mis hermanos, que estaban en los frailes, hacían solfeo. Un ambiente musical normal, nada especial. Empecé con profesores particulares, también por internet y cursos de dirección. Antes había bailes en cada pueblo, sitio para que tocáramos todos.
Ha seguido formándose, tanto en la música como en la vida profesional.
Estudie derecho para tener criterio en mi trabajo en la banca. Hice cursos de económica financiera, para estar preparado. Estudio para dominar y divertirme, como en la música. Me ha gustado siempre el trabajo.


La llegada a la banda de Zizur, ¿cómo fue?
Fue algo casual. Un encuentro con el alcalde de entonces y con un gro que quería impulsarla. En la escuela de música y en el patronato de Cultura no estaban tan de acuerdo. Pero lo hicimos. Se formó en 200, durante años hicimos intercambios con otros países...
¿Qué ha sido lo mejor de estos años? ¿Qué balance hace?
La música. La posibilidad e hacerla, de tocar a los clásicos. Han sido 240 obras en 16 años, un repertorio nuevo. Buscado. Y he tenido la fortuna de que los compañeros han seguido. Es verdad que se despreocupan de otras cosas, pero compensa. El balance es satisfactorio.
Pero dejó la batuta.
Porque tengo muchos años y me canso. Por eso lo dejo.
Y sigue vinculado al grupo.
Los que hacemos esto no somos melómanos, sino adictos. Toco aquí y en más grupos. Y fui a varias bandas para aprender lo que hacían.
DNI
Natural de Berbinzana, tiene 68 años, dos hijas y cuatro nietos. Durante años vivió en Zizur Mayor y fue parte del grupo que impulsó la banda municipal junto al Ayuntamiento. Dedicó la mayor parte de su vida laboral a la banca. 
Cristina Aguinaga

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