domingo, 9 de febrero de 2014

MANO A MANO CON RICARDO VISUS (Cap. 5º)



SENCILLO, ELEGANTE Y HUMANO

Después de haber escudriñado en los anales nacionales e internacionales sobre las andanzas del gran tenor navarro de Carcastillo nos queda sólo en los siguientes capítulos ofrecer nuestros encuentros mano a mano, que hemos mantenido en su refugio musical de Pamplona, en la calle Buenaventura Íñiguez donde tiene su academia de canto que llama "Cantati" y donde pasa sus buenos ratos con los amigos de su época, que no le dejan ni a sol ni a sombra. Precisamente el día que le visitamos estaba haciendo unas migas al estilo de Ujué, que estaban sabrosísimas, bien regadas por un vino reserva que tiene en una cuba muy original. Y allí estaba su íntimo compañero de fatigas y de la Junta Directiva de AGAO el enciclopédico Benjamín Lazcano, que sabe más de la biografía de Ricardo Visus que el propio tenor...


Tenemos que adelantar de salida que pasamos una mañana feliz pues Ricardo Visus es la sencillez personificada, elegante y humano, muy atento en todo momento y creando un ambiente de confianza y cordialidad con la música de fondo en todo momento, desgranando siempre simpáticas anécdotas y sucedidos por lo largo y ancho del mundo, pues a sus 82 años es un libro abierto donde pueden inspirarse todos los jóvenes que quieran abrirse camino en el difícil arte del "bel canto", que el maestro de Carcastillo domina de maravilla pues no en vano se le conoce como el "rey de las medias voces".


MIEMBRO DE LA JUNTA DIRECTIVA DE AGAO




 
 AGAO estrenó el pasado otoño junta directiva, formada por nuevas incorporaciones así como por antiguos miembros fundadores. Es una junta plural, muy conocedora del mundo de la ópera y volcada con el objetivo de promocionar la lírica en Navarra. La junta está presidida por Ignacio Moriones y tiene como vicepresidentes a Nicolás García y Xavier Elio, como secretario a Iñaki Archanco, y como vocales a Miguel Ángel Oneca, José María Zarranz, José León Taberna, Ricardo Visus, Vicente García de la Puerta, Juan Carlos Calatayud y Benjamín Lazcano. Esta nueva junta directiva se propone -y ya está en ello- crear en un futuro próximo una temporada de ópera conjunta en Navarra, algo que la AGAO lleva buscando mucho tiempo y en lo que se está avanzando mucho. La colaboración con otras entidades de amigos de la ópera de fuera de Navarra, en la búsqueda de sinergias que permitan abaratar costes de producción, es otro de los retos principales que se marca la entidad.

En cuanto a los nuevos espectáculos se han diseñado para resultar muy atractivos, fomentar la afición y para gustar tanto al público más conocedor como al que va a la ópera por primera vez, en aras a quitar de la ópera ese halo elitista que tradicionalmente ha tenido. En este sentido, se seguirá trabajando con colegios y universidades, así como con entidades sociales a través de convenios de colaboración con la Once, Anfas, Tasubinsa o la Casa de Misericordia, entre otras.




UN FENÓMENO SOCIAL DE LARGO RECORRIDO




Ya me advierte Benjamín, que anda a caballo entre los frontones y los escenarios, que estoy ante un fenómeno social, con larga trayectoria a sus espaldas.
-Yo te conocía de la radio y de la televisión, me apunta como creando un clima amistoso en la tertulia que estábamos empezando mientras daba vueltas a las migas y me ponía discos de su florida juventud. 
-Tu entrada en el mundo de la música, tal vez fue por casualidad?
-Pues no, el estar en el seminario fue la causa, porque era un vivero de músicos. Yo cantaba en la Schola Cantorum y en un Ochote de la escolanía. Cantábamos por todas partes. Así estuve tres años pero ya no aguanté más. Entré en el seminario en el año 1941 pero el seminario no entró en mí. Mi vocación de cantante me viene del útero de mi madre. Yo salí cantando.
-Explícate eso de que naciste cantando...
-Mi madre me tuvo en el monte a 8 kilómetros de Carcastillo en una casa de campo de labradores entre cordericos, potros y gallinas. En plena naturaleza y cantando los pájaros y animalicos del pesebre por mi llegada.




EN LA BANDA DE LOS SALESIANOS DE DON ALE

Su inclusión en el Coro Parroquial del pueblo, que dirigía el cura organista Don Antonio Bergera  fue determinante en su carrera.
-Es el que más me animó a dedicarme a la música, que además era lo que me gustaba.
-La banda de música de Don Ale en Salesianos, donde estuvo interno, cuya fotografía adjuntamos la recuerda con cariño, pues su director era una institución en Pamlona y alredores. No faltaba nunca en las fiestas de La Hermandad de Huarte porque así lo quería Don Moisés Barado, organista de la villa cebollera. Ricardo, un chaval, tocaba el clarinete.
-En la procesión solemne de Huarte tocábamos siempre el mismo pasodoble "Homenaje a Guerrica".

-En casa se planteó un problema con los dos hijos.
-Había trabajo par los dos en el campo y yo andaba con un camión también. Pero la madre me apoyó para que siguiera la carrera musical .
-Ricardo cantaba en la iglesia y en las bodas tanto en Carcastillo como en los pueblos de alrededor. Así que un buen día...
-Estando Juan Eraso, director del Orfeón Pamplonés, me escuchó y le gustó. Recuerdo que, acompañado del piano canté el "Ave María" de Gounod. Al teRminar me pregunta: "Chaval, ¿quieres venir al Orfeón?".  Le hice un gesto afirmativo y me salta. "Pues ya estás". Iba con la moto y así estuve seis meses. Empecé a cantar los solos de la Misa de Perosi. Fue un 29 de noviembre de 1958 con motivo de la Fiesta de San Saturnino. Al otro día mi madre compró el periódico para ver lo que ponía y decía: "Cantó dos solos el orfeonista de Carcastillo". Para entonces ya había empezado a dar clases de canto en el Conservatorio de Pamplona cuando estaba todavía en la Plaza del Vínculo.




PARA TRIUNFAR HAY QUE SALIR FUERA

Con 26 años de edad se lanzó a la aventura. Por medio de un amigo que conocía a Ángeles Chamorro se presentó en Madrid.
-Mi madre ya me daba 6.000 pesetas todos los meses para pagar el Consevatorio y la pensión. Mi idea era ir a Milán. Y me lancé por la Beca Juan March que se concedía a Bellas Artes pero no estaba contemplada la música y por no tener no tenían ni piano. Me empeñé y conseguí que me oyera D. Alejandro Bérgamo, Director de la Fundación. Yo llevé mi acordeón que había aprendido a tocar de oído y le canté "O sole mío". Le gustó tanto que citó a los cinco del tribunal en el Valle de los Caídos  y, tras la comida, les canté "El Caserío", sabiendo que estaba entre los cinco del tribunal su autor Jesús Guridi. Tuve tanto éxito  que conseguí esa importante beca en competencia con un  arquitecto, un abogado, un escritor...Nos unió una amistad tremenda, que me ha servido mucho  para toda la vida.




Pero de esta importante beca como de la de Diputación en tiempos de Amadeo Marco hablaremos con detalle en el siguiente capítulo.

                                                                     (CONTINUARÁ)

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