viernes, 27 de marzo de 2020

MIRANDO POR EL ESPEJO RETROVISOR DE LA VIDA DE RICARDO VISUS "CAÍTO" (Cap.7º)


"EN ESTADOS UNIDOS SE PUEDE VIVIR DE LA MÚSICA FÁCILMENTE. ES UNA MATERIA INCLUSO CON RANGO DE CARRERA UNIVERSITARIA"

"PROBAR FORTUNA CON LA MÚSICA ES BONITO, PERO MUY INCIERTO"
"Ahora canto con las limitaciones de la edad"



CUANDO LLEGÓ LA TELEVISIÓN A CARCASTILLO, SU PUEBLO

Repasar la historia de la televisión es abrir una puerta a la nostalgia. Un recorrido por los archivos y por los recuerdos de algunos televidentes veteranos permite rescatar las veladas bulliciosas de Gran Parada o los episodios inquietantes de El Virginiano o el humor en blanco y negro de Tip y Coll, pero las imágenes son además un pasaporte para viajar en el tiempo, hacia los programas que ilustraron una infancia quizá feliz o una juventud donde siempre triunfaban los buenos.No es fácil determinar cuándo llegó a Pamplona el primer televisor.

«Una radio que se ve»

En muchos pueblos, la llegada del televisor fue un auténtico acontecimiento.
En Carcastillo, uno de los primeros televisores lo adquirió Venancio Antoñanzas, que orientó la antena hacia el repetidor de La Muela, en Zaragoza. La conexión inicial fue seguida con expectación por buena parte de los 2.500 vecinos de la localidad. Ricardo Visus, que había empezado a cantar en el coro parroquial y que con el tiempo sería un célebre tenor, era sobrino de Venancio y recuerda bien todo aquello: «Fue un gran espectáculo. Se oían conversaciones que parecían chistes. "Han puesto televisión", le decía un señor a otro. "¿Y eso qué es?", preguntaba el segundo. "Como una radio, pero que se ve", explicaba el primero».




Dentro del popurrí de aficionados taurinos que concurren al apartado de la plaza de toros de Pamplona por San Fermín, la nota cultural estuvo protagonizada por la visita de dos tenores navarros, José Luis Sola y Ricardo Visus. Sola, pamplonés de 30 años, exteriorizó su admiración por las fiestas, aunque precisó que por motivos profesionales debe cuidarse más que el resto. 'Para proteger la voz intento vivir la fiesta de otra manera. Evito trasnochar y tomar bebidas frías. Tengo que cuidar mi instrumento y por eso la noche es complicada', reveló resignado.
Su compañero de profesión, en cambio, ya no tiene ese problema. Jubilado tras 40 años de carrera profesional, Ricardo Visus, oriundo de Carcastillo, reniega ya del jolgorio nocturno. "Los Sanfermines son unas fiestas muy alegres y fenomenales, pero ahora me gusta la tranquilidad. Aunque alguna noche también me gusta trasnochar".

"Algunos Visus son unos artistas. El tío Caito, el que  más" (Paula)


"Como en toda gran familia, en la nuestra hay de todo, pero si de algo nos sentimos orgullosos es de tener un tío Tenor: el tío Caito", comenta su sobrina. "El otro día rebuscaba vídeos por Youtube y me encontré con estas dos perlas de algún seguidor suyo y aunque creo que todos lo hemos escuchado cantar, quiero dejar estos dos enlaces para que los más jóvenes las puedan disfrutar y a todos los que quieran puedan volver a oír", apostilló el tío Caito.
MONASTERIO DE LA OLIVA A DOS KILÓMETROS DE CARCASTILLO


ANTIGUO ALUMNO SALESIANO INTERNO

El notable tenor de Carcastillo y antiguo alumno de estas Escuelas Pofesionales Salesianas, Ricardo Visus, que se encontraba estudiando en Milán, había sido contratado para cantar ese año en Sevilla los solos del "Miserere" de nuestro inmortal compositor Hilarión Eslava.
La revista "Don Bosco en Navarra" se alegraba de la noticia del excelente cantante navarro y antiguo alumno, pensionado por nuestra Excma. Diputación Foral y le deseaba en el comienzo de su carrera artistica, un gran éxito.



BALANCE DE SU LARGA VIDA


«Para vivir de la música no puedes quedarte esperando. Hay que salir a triunfar». Ésta es la lección vital de Ricardo Visus Antoñanzas, natural de Carcastillo. Tiene 75 años y,desde los 20, ha vivido siempre de la música. Estudió en los conservatorios de Pamplona, Madrid, Milán y Vercelli. Es tenor, y ha ofrecido recitales como solista de ópera y oratorio en España, Italia, Argentina, Brasil, Estados Unidos, etc. Además, durante 24 años ha sido profesor de canto y director de ópera en la Universidad de Mooread en Minessota, Estados Unidos.

GOZA DE UNA VITALIDAD ASOMBROSA

—¿Cuáles fueron tus primeros contactos con la música?
—Empecé de muy pequeño en Carcastillo, dentro del coro parroquial que dirigía el cura Antonio Bergera. Era un gran organista, y fue de los que más me animó a dedicarme a la música, ya que era lo que me gustaba. En casa también me apoyaron en este camino.
—¿Y después?
-Ya, con unos 20 años, entré al conservatorio de Pamplona, cuando estaba todavía en la plaza del Vínculo.
— ¿Cómo era la vida entonces para alguien que se quería dedicar a la música?
-Era mejor que ahora, pero también dificilísima. No había oportunidades y el 90% nos teníamos que ir fuera de Navarra e, incluso, de España.
— ¿Tuviste alguna oportunidad importante en Navarra?
—Bueno, estando Juan Eraso como director del Orfeón de Pamplona, hice una audición para él y me cogió. Estuve 6 meses en esta agrupación, y con ellos canté mi primer solo: fue el 29 de noviembre de 1958, por San Saturnino, con la Misa de Perosi.

CON LA BECA DE CARCASTILLO A MILÁN

—Luego estudiaste en Milán.
—Así es. Fui de los primeros becados por la diputación para estudiar canto allí. Estuve dos años. La beca era entonces mucho mayor que ahora.
—¿Tuviste la oportunidad en esos primeros años de ir de gira por España?
—Claro. Cuando estuve en Madrid, canté por toda España dentro de la Compañía Lírica Nacional. También colaboré con la orquesta de Radio Nacional.
—¿Y cómo acaba un músico de Carcastillo impartiendo clases en Estados Unidos?
—Un conocido mío trabajaba en la Universidad de Minessota. Le pidieron un tenor y se acordó de mí. Viajé allí en calidad de Artista en Residencia, con la obligación de dar clase y dar conciertos. Fue en 1967, y no lo dudé un momento. Aquí estaban las cosas muy mal.

LA MÚSICA, LENGUAJE  INTERNACIONAL

—¿Algún problema con el idioma?
— Bueno, el inglés lo aprendí realmente allí. Aquí sólo di clases dos semanas. Pero me defendí con el lenguaje internacional, la música.
—¿Cuánto tiempo estuvste allí?
—Dos años. Luego volví a cantar a España durante 3 años, y pasé otros 5 meses en Argentina. Pero luego, ya en 1972, la Universidad de Minessota me volvió a reclamar.
Ya estaba entonces casado y con una hija, así que nos fuimos allá toda la familia. Permanecimos hasta 1996, tanto en Minessota como en Washington.
— ¿Se podía vivir en Estados Unidos de la música?
—Muy fácilmente. En España, ni ayer ni hoy. Aquí resulta un bache importante la formación musical  fuera de las escuelas. En Estados Unidos, la música es una materia lectiva muy potente, y en todos los centros hay bandas y coros. Así, se necesita mucho profesorado. Además, las universidades ofertan carreras de Música. Aquí se aparta  a escuelas de música y conservatorios, y pierde fuerza.

LA CABRA TIRA AL MONTE, DICE EL REFRÁN

—Vuelta a España para jubilarse.
—Sí, pero no resultó fácil. Vivía de un hobby, y ahora lo mantengo. Eso sí, con la libertad de seguir o acabar cuando quiera. Con la música, si te gusta, no puedes parar. Por eso mantengo una pequeña escuela de canto en la calle Buenaventura Iñiguez  del barrio de  Iturrama de Pamplona.
—¿Conservas la voz? 
-Hombre, yo creo que sí, pero los años no perdonan. Ahora canto con las limitaciones de la edad, sólo con amigos o en la iglesia.
—¿Has cantado mucho a lo largo de su vida en Carcastillo?
—Sí, desde niño. Sé que aquí tengo el éxito asegurado. De hecho, cuando pude vine a dar un recital con el coro y la banda de la Universidad de Minessota, todo un lujo para mi pueblo.
— Dale un consejo a un joven que quiera vivir de la música.
—Para ir en serio, doy siempre primero un consejo al padre: que le deje estudiar sólo música, no como un aprendizaje secundario junto a una carrera de la universidad. Y para el chaval, que no espere a que le llegue una oportunidad. Que salga a buscarla. A lo mejor no vivirá holgado económicamente, pero sí estará satisfecho.

MIENTRAS EL CUERPO AGUSANTE

— ¿Estás satisfecho de haber podido vivir de tu hobby?
—Por supuesto. Aún hoy, jubilado, sigo haciéndolo dando unas pocas clases y organizando conciertos como el de la Oliva. Además, cantar me ha aportado algunos valores externos a mi vida, como la seguridad. Hay quien no sabe de la dificultad que supone subir al escenario. Pero hacerlo te da una seguridad tremenda.
—Dicen que la vida del músico resulta desordenada.
—Es cierto. Por ejemplo, uno de mis actuales alumnos viene a recibir clases desde Portugal. Tiene mérito. Pero un músico profesional debe entender que no está sujeto a ningún horario ni a una cierta seguridad. Probar una fortuna así es bonito, pero incierto. Y hay que salir a pelearlo.

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DONACION DE SU LEGADO ARTÍSTICO AL ARCHIVO GENERAL DE NAVARRA 


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