martes, 23 de octubre de 2018

MANO A MANO CON TXUMARI, EL CASTAÑERO DE CONDE OLIVETO



En Pamplona cuando llega el otoño en las esquinas de nuestras calles aparecen los castañeros. Las ricas castañas recogidas en nuestros bosques de Quinto Real y sobre todo traídas de Galicia y de León, inundan nuestras tiendas y los sacos de nuestros castañeros. Hay varias formas de comerlas: crudas, cocidas, asadas y cocinadas en pudin, pasteles, cremas…Hay que reconocer que comerse un cucurucho de castañas por las calles de Pamplona en otoño y llovizneando , no tiene precio .



LOS CASTAÑEROS EN PAMPLONA

La mayor parte de los puestos de venta de castañas asadas se concentra en distintos puntos del Casco Viejo y el Ensanche de Pamplona. Así, pueden encontrarse castañeros en los siguientes puntos de la ciudad: Calle Comedias, Plaza San Nicolás, Chaflán de la calle Estafeta con la calle Duque de Ahumada, Plaza San Francisco, Plazuela San Saturnino . Plaza Merindades, Esquina de la Avenida de San Ignacio con Cortes de Navarra, Calle Descalzos, Plaza de la Cruz, Parque de Antoniutti, Esquina de Yanguas y Miranda con calle Conde Oliveto (donde está nuestro amigo Txumari) y Chaflán de la avenida Zaragoza con avenida Galicia.
En Pamplona son muy famosos los castañeros de San Nicolás , del Carlos III , de Comedias y de Conde Oliveto. Son grandes hombres que aguantan todo el  lluvioso otoño y el frío invierno , vendiendo sus castañas y dándonos unas grandes sonrisas.



TXUMARI, EL CASTAÑERO DE ULZAMA

Tiene 52 años y lleva 4 en el puesto de Conde Oliveto más otros diez en otros puntos. Al que mas conocen es a Joseba de San Ignacio porque está junto a los colegios. Txumari Borda es de Villava pero vive en Arraitz (Ulzama). Su temporada de castañero empezó hace unos días y terminará después de Navidad. Es un gran aficionado a la forja pero cuando llega la segunda quincena de octubre le gusta sacarle las castañas del fuego a su esposa Edelweiss para que siga practicando su deporte favorito, el "bel canto", de la que es su más ferviente admirador.
Txumari es un devorador de cultura y muy filósofo, que da gusto hablar con él de cualquier tema.

-La castaña que llega a Pamplona viene de Galicia y León principalmene, pero también de Cáceres, de Portugal...ya clasificada de un calibre determinado.
-¿Aguna variación este año?
-Seguimos con el mismo precio: 1,50 la media docena y  2,80 la docena pero yo las estoy comprando más caras.
-¿Qué vienes a vender al dia?
-Entre diez y quince kilos. La castaña antes era un alimento básico, se dejó un tiempo y ahora vuelve a estar de actualidad en la cocina moderna.
¿Por la Ulzama se ven muchas castañas?
-No muchas. Suelen ir a coger a la zona de Lanz y Olcoz.
-Pasas el invierno entre música y castañas como marido de la cantante Edeleweiss y padre de Nayra, que toca la trikitixa, y la pequeña Aridane, que anda a vueltas con la flauta travesera.
-Ahí andamos menos el domingo y lunes que me tomo un descanso. A mí me gusta cómo canta Edelweiss pero le digo que se tiene que tomar la música con más tranquilidad, que es un mundo muy complicado y parece que ya me ha hecho caso.
Dejamos a Txumari atendiendo a los que vienen de los pueblos a la estación de autobuses y a los viandantes de la vieja Iruña repartiendo castañas y sonrisas. 




UN RICO PRODUCTO DE TEMPORADA
La dulce y sabrosa castaña es uno de los regalos que depara el otoño. Además de abundante energía, aporta nutrientes que contribuyen a reforzar la salud y que invitan a darle más protagonismo en la mesa durante su época natural.
La castaña representa por sí mima el otoño. La forma más popular de comerla es dejándose guiar por el inconfundible aroma que desprenden los puestos de castañas asadas, que dan ambiente a las ciudades hasta bien entrado febrero.




Jenofonte llamó al castaño el "árbol del pan", convencido de que era un alimento básico de nuestra dieta.
Hoy sabemos, además, que ese nombre está más que justificado, pues aunque la castaña se considera un fruto seco, por su composición nutricional está más cerca de los cereales.
Sus abundantes hidratos de carbono son en su mayor parte almidones. Esto hace que las castañas posean un índice glucémico medio bajo (entre 26 y 65, según las tablas que se consulten).
En otras palabras, aumentan el nivel de glucosa sanguíneo de forma lenta y sostenida, lo que resulta útil cuando se requiere un aporte de energía continuado, como suele ser habitual en niños y deportistas.
Esto también la hace interesante en dietas de control de peso, pues al tener un efecto saciante más duradero ayuda a evitar el picoteo entre horas.
Las personas diabéticas pueden consumirlas moderadamente, pues además contienen un aminoácido, la arginina, que contribuye a que la insulina trabaje de manera más efectiva y mejora la circulación sanguínea.



La castaña ha pasado de ser comida de gente humilde a las recetas de los grandes chefs.
Hoy día se pueden encontrar frescas, cocidas al natural y peladas en lata, al vacío y, aunque es menos común, también congeladas.
Y productos elaborados con ellas como mermelada, puré, relleno de aves y, cómo no, los marrón glacé: castañas confitadas en almíbar y clara de huevo.
También sobreviven, aunque cada vez son más raras de encontrar, las castañas secas, llamadas pilongas, que deben ponerse en remojo antes de utilizarlas. Eran la forma tradicional de conservarlas todo el invierno.




Nuestra forma típica de comerlas es asadas en las brasas o el horno, para lo cual debe hacérseles una incisión en la cara convexa. Luego se asan de 20 a 40 minutos a 180 ºC dependiendo de lo secas que estén y lo grandes que sean.
Si se hacen a la brasa o en sartén deben moverse a menudo para que no se quemen.


ASÍ DICE EL FOLIO QUE EXHIBE TXUMARI:

LO DE CANTAR EN UN CORO DEBERÍA ESTAR EN LA LISTA DE COS A HACER EN LA VIDA, COMO PLANTAR UN ÁRBOL O ESCRIBIR UN LIRRO.

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