miércoles, 14 de diciembre de 2016

LA PRIMERA FINAL MANOMANISTA ENTRE LOS NAVARROS RETEGUI I-LAJOS EN EL FRONTÓN ANOETA DE SAN SEBASTIÁN (Cap.3º)


EL PELOTARI, REFERENTE DE UN PUEBLO

Decir Pelotari es referirse a todo un pueblo. Porque este juego o deporte refleja en sus formas y en la artesanía de sus elementos gran parte de la psicología popular. Su piel está curtida por tradiciones, culturas y creencias milenarias tan profundamente y arraigadas que muchos jugadores desconocen el porqué, pero algo les mueve a practicarlo más que otros deportes  importados de moda.  Algo que les identifica e inconscientemente les devuelve al tiempo del cazador y el pastor.



Emigrantes y misioneros extendieron en el siglo XIV este juego por el mundo. En Manila, Shangai, Miami o Alejandría los blancos uniformes han emocionado al público  con su fuerza y su destreza.
Pero a veces la memoria del pueblo se pierde y nadie recuerda el Palacio de Louvre de París o el  Paseo de Sarasate en Pamplona como escenarios de grandes partidos de pelota. La amnesia entierra frontones como el donado  por uno de los tenores más grande de todos los tiempos, el navarro Julián Gayarre, a su pueblo del Roncal.
Los jugadores siguen vistiendo el uniforme blanco y se distinguen  de los contrincantes con fajas rojas y azules. El pelotari refleja el sentido de igualdad que ha caracterizado siempre a su pueblo, en el que ricos y pobres, señores y vasallos olvidaban en el partido sus diferencias bajo el mismo atuendo y las mismas reglas para todos.


El color blanco es signo de fiesta, de alegría. El rojo de las fajas representa la fuerza segura de sí misma que no se dejará apagar por el azul como el hierro incandescente por el agua.
La religión y la gastronomía, acompañaban desde siempre los partidos de pelota. Los domingos, después de la Misa Mayor  y animado por las fuertes apuestas de dinero en las grandes ocasiones, todo el pueblo acudía al partido. Los jugadores,  antes de empezar, se encomendaban a sus patronos, San Miguel o San Francisco Javier.

La campana del mediodía interrumpía  el juego y espectadores y pelotaris , en medio de un hondo silencio, rezaban en pie el Angelus. Terminado el partido regresaban a sus casas a celebrar el triunfo con un banquete que concluía con una cuajada.


RETEGUI I, DEL CONVENTO DE MARISTAS AL LABRIT

El pelotari navarro Juan Ignacio Retegui, Retegui I, dejó la pelota profesional a los 42 años. Había perdido dos dedos de la mano izquierda en un accidente. La mutilación en su zurda de oro, con la que revolucionó el juego del mano a mano, le obligó a la retirada. Atrás quedaban seis títulos de campeón de España manomanista, récord que comparte con el vizcaíno Hilario Azcárate y con Julián Retegui, Retegui II, su sobrino. En la pelota profesional de mano individual se habla del antes y después de Retegui I. 


Retegui I se amputó los dedos índice y corazón de la mano izquierda a la altura de los nudillos: "Estaba en la cocina de mi casa, en el pueblo de Igoa. Mí mujer sacó una pierna de oveja, de la nevera, para cortarla: 'Deja, Encarna. Lo haré yo'. Cogí un hacha nueva, que había comprado pocos días antes, y al ir a dar el primer golpe, el mango se enganchó en mi camisa y el filo me fue a la mano que tenía apoyada. Los dos dedos cayeron al suelo y sentí más impresión que dolor, más susto y congoja que otra cosa. Pensé de inmediato en la pelota, y creo que grité varias veces: '¡Qué he hecho yo!". Retegui I fue seminarista de la Congregación Maristas y llegó llevar sotana y emitir votos. A s 18 año se salió del convento para estudiar magisterio, que no llegó a ejercer. Fue protagonista de 2.000 partidos, sin contar los del campeonato, a una media superior a los 90 partidos durante 21 años.




Es el menor de 15 hermanos. Su padre murió joven, tras haberse herido en una pierna con un hacha cuando talaba árboles. La herida se infectó, no había penicilina y los 15 Reteguis se quedaron huérfanos en Erasun, pueblo de la montaña navarra con prados, montes, ganado y bosques. Era la primavera de 1943, cuando el que luego sería figura de la pelota tenía un año de edad.

"Siempre quise ser pelotari. Jugaba a mano con cualquier cosa redonda y en cualquier pared de mi pueblo. A los cinco años me rompí el brazo derecho intentando coger unas castañas -que no eran nuestras. El médico me prohibió todo ejercicio, pero yo jugaba con el brazo escayolado: le pegaba con la izquierda".

"Para las demás actividades soy ambidextro o derecho totalmente. Para jugar a la pelota soy zurdo, y siempre he creído que fue por aquella fractura". Retegui I estudió para fraile, de los 10 a los 18 años, en los maristas de Álava y Córdoba. Lo dejó cuando iba a hacer los votos definitivos: "Me daba vergüenza confesar que no tenía auténtica vocación. Me gustaba la vida de fuera y, sobre todo, la pelota. Lo dejé a tiempo".
El padre de Juan Ignacio jugaba a pelota. Han jugado sus hermanos, sus tíos y sus sobrinos, éstos en primera categoría profesional, sobre todo Julián Retegui.
y tiene edad para ganar tres o cuatro txapelas más. Lo digo porque es cierto, no porque sea mi sobrino".

Con Retegui cambió la pelota. "Hasta salir yo se jugaba al bote. Yo comencé a jugar de aire (sin dejar botar la pelota), dándole de volea. Y se escribió entonces que ningún pelotari zurdo había sido campeón manomanista. "Es el mejor con mucho". 



MAYO DE 1970, INICIO DE LA DÉCADA PRODIGIOSA

Primera final a la que acceden dos navarros, eternos rival después  durante veinte anos. Julián Lajos llegó al frontón Anoeta directamenre vestido de pelotari. El primer saque correspondió a Retegui I que consiguió con el disparo inicial seis tantos (2, 4, 6, 18, 20 y 22) y una falta cometida por Lajos en el tanto 5,  por dos faltas de Retegui I, los tantos 4 y 6. El partido tuvo una duración de 58 minutos. actuando de botilleros Martín Ezcurra (Retegui I) y Alfonso Echeverría (Lajos) que en todo momento estuvieron correctos en su cometido.
El resultado final fue de 22-12 favorable a Retegui I con esta marcha del marcador siempre favorable al vencedor: 4-0, -1, 6-1, 7-2, 8-5, 9-6. 9-8, 12-8, 12-9, 13-9, 13-11, 16-11, 16-12 y 22-12.



LA CRÍTICA VASCA ESPECIALIZADA OPINA

"AITONA": "GRAN TRIUNFO DE LA PELOTA NAVARRA.
Retegui I ha confirmado dignamente su título. Fresco y sonriente opinó que Lajos  había jugado bien y corrido mucho. Es cierto que Lajos alcanzó varias dejadas logrando incluso el tanto con el remate sesgado con la izquierda al ancho bien cruzado. Desarrolló un juego más eficaz a bote y de aire. Paró mucha pelota de volea. Retegui I estaba físicamente muy bien preparado.

FERNANDO CASTRO: "LAJOS NO ESTABA EN CONDICIONES FÍSICAS Y  NO DEBIÓ JUGAR"
Retegui I  ganó sus segunda "txapela" ante un Lajos  que salió a la cancha en deficientes condiciones físicas. No vamos a analizar ni mucho menos criticar si Lajos hizo bien en saltar a la cancha de Anoeta. en un partido de la transcendencia de una final habiendo confesado antes del encuentro que no estaba en buenas condiciones ni de por qué el Comité de Competición  denegó a Lajos el aplazamiento solicitado. Esto no ha ocurrido en la historia de la pelota nunca.
Esta vez no sirvió de nada el "garrote" de Julián Lajos, que no pudo exhibir en Anoeta su violenta pegada y sus cortadas mortales. El de Larráinzar no pudo con el juego de Retegui I por su falta de fuerzas, consecuencia de la enfermedad recientemente sufrida.

                                          (CONTINUARÁ)

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