domingo, 27 de marzo de 2016

SON LEYENDA, JULIÁN RETEGUI, CON ONCE TXAPELAS, EL PELOTARI MÁS GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS



La pelota vasca, espectacular y destacado deporte, tiene como leyenda viva a Julián Retegi, más conocido como Retegi II, el más laureado de la historia.


¿Quién era?: Un pelotari navarro de los 70, los 80 y los 90.
¿Por qué se le recuerda?: Por ser considerado casi unánimemente como el mejor pelotari de todos los tiempos (sólo Atano III se le acerca a disputar tal honor). Desde luego es el más laureado.
¿Qué fue de él?: Se retiró en 2001. Tras ser director deportivo de Asegarce, famosa empresa vizcaína dedicada a la promoción de la pelota y los pelotaris, ahora forma parte de Eusko Basque, una empresa también dedicada a la promoción de este deporte.
¿Sabías qué?: Julián Retegi procede de una prestigiosa familia de pelotaris de Erasun (Navarra). El tío de Julián, Juan Ignacio Retegui (Retegui I) fue el primer navarro en ganar el campeonato manomanista en 1969. Luego hubo otros. En la actualidad, su hijo Julen es uno de los más destacados pelotaris del panorama de promessas. A pesar de que debería llamarse Retegui VII, el joven Julen eligió como nombre artístico Retegi Bi (Retegui dos, en vasco).
Se le conocía como El Mago de Erasun.
De joven trabajó en una cantera y fue leñador.
Ostenta el récord de 11 campeonatos manomanistas. De ellos, nueve fueron seguidos (entre 1980 y 1988).
Cuando jugaba por parejas, hacía de delantero (más cerca de la pared).
Se retiró con 47 años de edad.





Su partido más legendario fue la final del Cuatro y Medio (modalidad conocida como la jaula y que se caracteriza porque se considera fuera toda pelota que bote más allá de la línea marcada por el cuatro y medio) de 1997, cuando con 43 años de edad, se enfrentó al riojano Titín III en el que para los entendidos, fue el mejor partido de las últimas décadas. Se disputó en el Frontón Ogueta de Vitoria y Retegui ganó 22-21, tras remontar un 17-21 en contra. Hay hasta un libro sobre ese encuentro.
Formó pareja con otros grandes como Errandonea o Rubén Beloki.
Cuatro de sus once txapelas las ganó tras derrotar al también navarro Galarza III.
Hasta 2008 era también el pelotari con más victorias en finales de Cuatro y Medio. Ese año le igualó, con cuatro txapelas, el navarro Olaizola II.





Biografía, palmarés, estadísticas: Julián Retegui Barbería nació el 10 de octubre de 1954 en Erasun, Navarra. Cuenta, pues con 62 años de edad actualmente. Debutó en 1974. Ganó 11 finales del manomanista, cinco en parejas y cuatro en Cuatro y Medio.


26 AÑOS COMO PROFESIONAL



El 20 de septiembre de 2001, Julián Retegui disputó su último partido como profesional en el frontón Adarraga de Logroño. Doce años después repasa su vida, sus logros en el frontón y la actualidad pelotazale un 19 de septiembre de 2013.

¿Recuerdas cuándo fue tu último partido como profesional? 
Fue en la Feria de San Mateo en Logroño. Iba a cumplir 47 años, me faltaban 15 días.

¿Y el primero? 
Fue el 14 de julio de 1974. Del día de mi debut me acuerdo porque me han recordado muchas veces que a la hora de elegir, a la hora de sacar, mi compañero era muy veterano y no le obedecí. Saqué una pelota que me gustaba a mí. Eso fue una anécdota muy importante para un debutante.

Si no hubieses sido pelotari, ¿qué te habría gustado ser?
Nunca me he parado a pensar, pero sí que me hubiera gustado ser una gran empresario. No me ha dado para eso. Estuve 26 años como profesional. Me retiré a los 47 años y para ser empresario ya tienes que empezar un poco de joven. Me hubiera gustado tener mi propia empresa.




¿El pelotari nace o se hace?
Si uno no nace para cualquier cosa, no hay forma de hacerse. Creo que yo nací pelotari, pero acerté al seguir jugando a pelota, que es lo que me ha dado todo lo que he tenido.
Has jugado en diversos frontones de diferentes pueblos y ciudades, ¿dónde te has sentido más ovacionado y más querido?
En Vergara y en Eibar, y luego más tarde en el Labrit. Pero donde más me han ovacionado y más exigencias he tenido fue en Eibar y en Vergara. 

Y de todas las txapelas que tienes, ¿a cuál le das mayor importancia? ¿Por qué?
Hay una txapela que no es tan famosa como la que se gana en primera categoría, pero es a la que más importancia le he dado siempre: la del campeonato de individual de segunda, que fue el trampolín que me lanzó a primera. Hoy en día no se le da tanta importancia, porque el mundo de la pelota ha cambiado. En mi época, cuando debuté, era importantísimo ser campeón de segunda porque así ya eras de primera. 




¿Eres consciente de que en tu vida como profesional te han ovacionado multitud de pelotazales? 
Sin duda. Cuando yo me jubilé hice cinco homenajes de despedida en cinco comunidades y todos ellos se llenaron. Con eso ya lo digo todo. Me sentí muy querido.
Tus mejores recuerdos en la pelota son...
Quizás no sean los campeonatos, sino de cuando yo empecé a jugar, que fue todo de color de rosas para mí porque yo jugaba más y más. Tengo los recuerdos de cuando jugaba con mi hermano contra tres. Aquellos partidos que jugaba contra Galarza. Esos son los recuerdos que me quedan, aunque los títulos están ahí.

¿Crees que el tipo de material de la actualidad ha cambiado considerablemente respecto al material de antaño? ¿Por qué?
Totalmente. Cuando yo empecé a jugar en 1974, las pelotas eran más exigentes que ahora. No tienen nada que ver.  Las empresas deberían buscar un material adecuado, más exigente, y decirles a los pelotaris que tú aquí no puedes jugar porque podemos elegir. 











¿Ha evolucionado tanto la forma de jugar de los pelotaris respecto a lo que jugaban antaño? 
Para nada. Todo lo que se está viendo ahora se veía antes. Todo lo que yo hice también hacían los de antes. Esto es una especie de marketing de este sistema moderno que tenemos para todo. Dicen que juegan mucho de aire, que juegan de forma rápida. Antes mi tío (Retegui I) daba espectáculo y para nada ha evolucionado la forma de jugar. 

¿Tu frontón ideal existe o habría que crearlo? ¿Cómo sería? 
Hay tres que me gustan y creo que son frontones prácticamente perfectos. Son el municipal de Vergara, el Atano III de San Sebastián y, como coqueto y bonito, el Labrit. Son bonitos para ver y para jugar. 

El miedo, los miedos... ¿cómo los sitúas en el mundo de la pelota?
Es bonito decir que no le tienes miedo a nada, sobre todo a los contrarios. Yo siempre he dicho que miedo y respeto son primos-hermanos.

¿Qué cambiarías de la forma de jugar a pelota de tu hijo Julen? 
Julen lo que tiene que hacer es desarrollar su juego a tope. Cada uno tiene sus virtudes y estilo.




¿Guardáis buena relación con la prensa?
El clima de la pelota siempre ha sido muy bueno. Siempre hay sus polémicas a la hora de sacar el material, pero es parte del espectáculo. Tampoco está mal. 

Si escribieras un libro, ¿por qué lo harías? 
Hay un libro que seguramente no terminaré, porque uno no termina lo que quiere en este mundo. Me gustaría escribir explicando un poco la vida de la pelota desde cuando empecé a jugar con 20 años y cuando lo dejé con 47 años. Que se quede en la hemerotecas, no para comercializarlo.





Los cinco pelotaris de Julián

Retegui I: Fue el primer gran manomanista que ganó en Navarra y, con seis títulos individuales, un fenómeno que cambió la forma de jugar en el mano a mano por sus voleas y su juego de aire rápido. Su virtud, la genialidad que tenía y la volea.
Ogueta: El ciclón alavés. Un pelotari que conocí, pero ya estaba de capa caída. Tenía la virtud del gancho, que también cambió la forma de jugar a pelota. 
Lajos: Era de otra época, pero es el mejor zaguero que he conocido. Tenía una forma de jugar muy peculiar. Se le achacaba de hacer atxiki, pero su gran virtud era la constancia y que era un ganador nato.
Vergara II: Uno de los mejores delanteros para mí. Su virtud era que los ganchos le salían perfectos, no fallaba nunca. La defensa también. Para hacerle el tanto había que sudar la gota gorda.
Ladis Galarza: Ladis nació pelotari y me amargó mucho durante años en el mano a mano. Su virtud, su forma de jugar innata. Una estrella de la pelota. 





UN APELLIDO ILUSTRE EN LA PELOTA

En esto llegó Julián y mandó parar. Comenzaba la década de los ochenta y este pelotari de Erasun (Navarra) recogía el testigo familiar que cinco años antes había culminado su tío, Ignacio Retegi, retirado de los frontones con seis títulos individuales. Julián Retegui, en pleno esplendor, se adueñó de la década y uno tras otro acaparó los campeonatos manomanistas celebrados entre 1980 y 1988. Los títulos de 1990 y 1993, unidos a los obtenidos en el campeonato de cuatro y medio (frontón pequeño) y mano parejas prácticamente monopolizan el palmarés de los frontones y configuran el perfil del mejor pelotari de todos los tiempos, en desigual disputa con el mítico Gallastegui. Cinco años antes de su retirada, con 42 tacos a sus espaldas, Retegi II escribió su última gesta adjudicándose la final del campeonato de parejas junto a Oscar Lasa y frente a su pupilo Pátxi Eugui y Zezeaga, dos pelotaris de rompe y rasga. En el frontón Atano III de Donostia, Retegui desafió las reglas del tiempo y a los 42 años exhibió toda su sabiduría para derribar a dos pelotaris rocosos.



Los frontones son generosos con la edad. Los pelotaris que trabajan con herramienta (pala, paleta, cesta) traspasan con facilidad la frontera de los cuarenta. Cuando las manos son las únicas herramientas el acceso al santuario es más limitado. Retegui traspasó la puerta aunque tres años antes había renunciado al campeonato individual dejando abierto el portón de la sucesión.


UN PRODUCTO TÍPICO NAVARRO

Retegui II es un producto típicamente navarro, no en vano la comunidad foral es hoy en día el reino de la pelota. Se diría que es una mezcla de Induráin y Bakero: tiene la habilidad del ciclista para leer el partido y la casta del futbolista para llevarlo a efecto. A la clásica pegada de los pelotaris navarros le ha añadido Julián Retegui la alegría de los delanteros zascandiles y una agilidad de ideas sólo comparable a la que exhiben sus piernas a pesar de tres operaciones en las rodillas. El destino le enfrentó en el último campeonato a su pupilo Patxi Eugui, un joven de Aoiz que a los 25 años se llevó el campeonato individual con Julián Retegi de botillero (consejero). El gran campeón obtenía así una nueva modalidad de triunfo, la que se dilucida entre el frontón y la grada.


Entrevista hecha un año antes de su retirada 

«Me gusta todo lo que prepara mi mujer»

«El pollo de caserío que cocinaban mis tías y mi abuela sí que sabía a pollo», asegura el famoso pelotari, al que le encanta el chuletón y las ancas de rana al ajillo




Es la leyenda viva del mundo pelotazale, un portentoso deportista que es capaz de estar al máximo nivel competitivo con 46 años. Retegui II es todavía hoy por hoy uno de los pocos pelotaris que llena frontones con su sola presencia. La entrega y el pundonor en la cancha son, según los entendidos, sus señas de identidad. En cuestiones de alimentación le encanta el ajo, come más carne que pescado y cuida su dieta con muchas verduras y fruta 

Los aficionados a la pelota dicen que es una suerte poder verte todavía en el frontón
-Lo sé y es halagador que digan eso. Pero también soy consciente de que a mi edad no es fácil rendir a muy buen nivel. Me gustaría darles más satisfacciones, pero ahora no estoy a tope y tengo unas molestias físicas que espero remitan para poder hacer una buena campaña este verano, antes de pensar en mi retirada definitiva.





Han sido muchos años en los frontones y lo has ganado casi todo. ¿Con qué recuerdo te quedas ?

-Cuando empecé a aficionarme a la pelota era un chaval y no me imaginaba de ninguna manera que llegaría a donde he llegado. Han sido muchas las alegrías y los triunfos, pero de todos ellos me quedo con el primer torneo que gané, en 1975, el Campeonato Manomanista de Segunda. Hacía tan sólo unos pocos meses que había debutado como profesional y el primer sorprendido fui yo.

Tus hijos siguen tus pasos en la pelota. ¿Qué opinas de esa afición?-Como padre tengo que decir que estoy contento de que se dediquen a la pelota. Desde pequeños han vivido en el ambiente y están ilusionados. Cuentan con todo mi apoyo, por supuesto. El mayor, con 16 años, apunta buenas maneras. El pequeño también va bien, aunque es pronto para saberlo. Saben que hay que sacrificarse mucho y que el apellido puede ser un lastre, ya que será inevitable que les comparen conmigo.




¿Te gusta la cocina?-Sí, pero salvo raras excepciones en que cocino yo, quien se ocupa en mi casa es mi señora, que lo hace estupendamente. Me gusta cualquier cosa que ella prepare .

O sea, que alguna vez te animas y te pones el delantal.
-Son pocas las veces que hago algo. Suelo preparar alguna ensalada, huevos fritos, alguna sopa, freír algún filete y, eso sí, los hongos son mi especialidad. Suelo cogerlos en el monte y luego los cocino, bien troceados a cuchillo, con aceite y ajo picado a fuego vivo hasta que se evapora el agua que contienen. Entonces les echo la sal y los huevos. Hay que revolver con una cuchara de madera constantemente.

Un aroma.-El olor que desprende el perejil fresco.

Tu menú preferido.-Ensalada y chuletón. También pudiera ser una buena mariscada. De postre, fruta.



Un recuerdo gastronómico de tu niñez.-El pollo de caserío que preparaban mis tías y mi abuela. Aquello sí sabía a pollo.

Tu plato favorito.-Las ancas de rana fritas al ajillo.

¿Tortilla de patatas o pizza?-Sin duda, tortilla de patatas.

Un plato típico navarro.-Las truchas a la navarra con jamón .

¿Te gusta el vino?-Sí, me gusta beber vino. No tomo mucho, pues no es muy compatible con mi dieta, pero me gusta y últimamente me estoy aficionando a los vinos de Navarra. No solamente rosados, sino también los tintos, que los han mejorado mucho.

Y de postre.-Siempre frutas, me gustan todas. Tomo mucho kiwi, plátano, manzana y naranja.Tambien yogures y tarta de queso.

¿Come bocadillos?-Ahora no como casi, pero hasta los 17 años comí montones.

¿Y pintxos?-Desde luego. Es una tentación ver una barra repleta de tapas. En mi caso, aunque como alguna vez, no es muy habitual .


A SU GUSTO

Le gusta: 
ensalada, pasta, habas, menestra y legumbres.
No le gusta: berza o coliflor.
Pescados: 
salmonetes fritos y merluza en salsa verde.
Vinos: 
chuletón, cordero y cochinillo asados.


RETEGU II CUELGA LOS 

GUANTES  A LOS 47 AÑOS
El gran campeón no ha tenido una única despedida. Tras tantos años arropado por su público, Retegui respondió a los aficionados como no podía ser de otra forma: jugando un partido en cada una de las provincias de Hegoalde y en La Rioja, una comunidad en la que también ha desatado pasiones y en la que disputó su último encuentro coincidiendo con las fiestas patronales de Logroño. El delantero navarro debutó como profesional en 1974 en el Frontón Zinema de Zarautz. Pronto demostró que estaba llamado a firmar grandes éxitos. La potencia de sus piernas le permitían desplazarse con gran rapidez por la cancha y estar colocado de forma perfecta para recibir la pelota y aprovechar todo su cuerpo para ejecutar el golpe. Sus manos, además, ejecutaban toques perfectos, con gran potencia y buena trayectoria, sacaba a la perfección y tenía unos reflejos increíbles. Sus inmejorables condiciones dieron sus frutos cuando a ellos se sumó la experiencia en la competición. En 1980 conseguía su primer triunfo en el Manomanista de Primera, éxito que repitió posteriormente en otras diez ocasiones. Retegui pasó de ser un deportista a convertirse en un mito, en un espejo en el que se miraban todos los jóvenes que querían hacer carrera en el mundo de la pelota. Ganador nato, el delantero de Erasun no se dio por vencido cuando las lesiones se cruzaron en su camino. Estuvo 19 meses en el dique seco debido, en un primer momento, a una dolencia en el bíceps de su brazo derecho. Cuando se encontraba en período de recuperación, estuvo a punto de perder el dedo gordo de un pie por un accidente de caza, lo que retrasó su retorno a las canchas. Otro, con 45 años, tal vez hubiese adelantado su retirada, pero Retegui quería marcharse por todo lo alto, despidiéndose de su público desde el frontón. Reapareció en junio de 2000 en Mondragón y, durante más de un año, volvió a llenar todas las canchas en las que actuaba, dejando constancia de que seguía siendo todo un atleta. Con mucha tristeza, pero con la satisfacción de haber sido todo en el mundo de la pelota, Julián Retegui dijo adiós a la competición. Con su marcha se cierra una de las páginas más brillantes en la historia de este deporte.  Partidos Jugados: 1444. Palmarés: Campeón Manomanista en 1980, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987,1988, 1990 y 1993. Campeón del Cuatro y Medio: 1989, 1990, 1991 y 1997. Campeón España Parejas: 1987, 1989, 1990, 1995 y 1997. Campeón Euskadi Parejas: 1997. Subcampeón Manomanista: 1989, 1991 y 1992. Subcampeón España Parejas: 1988 y 1994. Julián Retegi conserva las 28 pelotas que utilizó en las 14 finales del Manomanista en las que tomó parte. Además de guardarlas como recuerdo de esos momentos, las ha utilizado para estudiar la evolución del material a lo largo de los años. 





Julián Retegui y Fernando Arreche, 
botilleros de sus hijos Julen e Iker

Julián Retegi, con once títulos en su haber,  es el pelotari más laureado de la historia del Manomanista. Comenzó a hacerse cargo de los destinos deportivos de su hijo cuando Julen tenía 15 años. «Le cogí el relevo a mi mujer. Hasta esa edad ella se encargaba de llevarle a los partidos y traerle luego a casa», apunta el de Eratsun
Fernando Arretxe, con dos títulos en su zurrón, no ha dejado a su vástago en ningún momento. «Siempre hemos estado juntos, desde que Iker era un crío. Y seguimos estándolo. Es más, entrenamos juntos. Ser el botillero de tu hijo es algo bonito y estoy muy a gusto».
Repasando la historia, Martín Ezcurra ha estado siempre al lado de Julián durante su prolongada carrera, mientras que el de Valcarlos ha tenido a más de un consejero como Martín Alústiza, Salva Vergara, Miguel Santos o José Martín Martinicorena. «Con Martín Ezcurra había una química especial -recuerda Retegui-. Nos entendíamos sólo con mirarnos a los ojos y a eso ahora no se le da importancia. Hablábamos mucho, comentábamos las jugadas. Yo siempre escuchaba».
«Es muy llevadero»
Reconoce Arretxe que «en la silla se sufre bastante, mucho más que cuando estabas en la cancha vestido de blanco, pero es muy llevadero». Para Retegui, «el que realmente sufre es el pelotari, pero tú también lo pasas mal. Tratas de disimularlo, pero a veces no puedes».
Arretxe aclara que «siempre tratas de darle buenos consejos, pero nunca cómo tiene que jugar. Al final quien juega es el pelotari. Yo le digo siempre que dé todo lo que tiene en cada partido. Dicen que es muy parecido a mí».
Retegui considera que «el que tiene que sacar las castañas del fuego es siempre el pelotari, no el botillero. Y no es bueno que haya discusiones entre ambos durante el partido. Si el pelotari no está centrado, por mucho que le digas el partido se te escapa de las manos».





               (PRÓXIMA LEYENDA NACIONAL: RICARDO)

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