Igor Peral, Rinaldo Zhok y Jesús Echeverría |
DE LA CATEDRAL AL BALUARTE
“El gran Miserere” de Hilarión Eslava es una obra que se representó en la seo
de la vieja Iruña desde el principio de la década de los 70 hasta mediados de
los noventa. El año pasado, la Federación de Coros de Navarra se lanzó al
rescate y, tras estrenarla en el Auditorio de Zaragoza (lleno absoluto, más de
2.000 personas), presentó a los pamploneses la exquisita y erudita versión del
director Jesús Echeverría y la sabiduría de José Antonio Huarte, director del
coro. La cita será el lunes 21 de marzo en Baluarte a las 20.00 horas. Entradas
a 10 euros.
se ha recuperado una tradición
La Federación de Coros,
lo que ha pretendido como primer objetivo
es recuperar una tradición, que se dejó de hacer, no se sabe por qué.
Eso sí, hay que destacar el trabajo ímprobo de Jesús Echeverría, ya que el
material que había era infame para poder hacer una edición crítica, que
esperemos que se publique próximamente, así como la grabación audiovisual que
se realizó en el concierto de Zaragoza. El segundo objetivo ha sido poner en
valor a los músicos navarros actuales, que no están trabajando de una forma
digna en su tierra; de hecho, se les reconoce más fuera que aquí, como es el
caso de Jesús Echeverría, que ha estado casi 15 años sin dirigir en su ciudad,
o el de las dos solistas. Y con cantantes navarros como es el caso del tenor
Igor Peral, que sustituye en esta ocasión a Thomas Bettinger. En tercer lugar,
el hecho de que la gente de los coros que se ha sumado a este proyecto aprende
muchísimo, tanto con José Antonio como con Jesús, y luego puede trasladar esas
enseñanzas a sus coros”.
Intenta reproducir
mediante un laborioso trabajo de investigación la composición original de
Eslava. “Esta obra se lleva interpretando en Sevilla desde 1837, lo que sucede
es que esa versión que se viene haciendo en la capital andaluza ha cogido
muchísimos vicios, tanto por problemas de estructura como de orquestación. Por
ejemplo, había años en los que no se podía contar con un instrumento y se
sustituía por otro, y ése se quedó para siempre. Por eso, lo que ha intentado
hacer Echeverría es coger el original y trasladarlo a una partitura
absolutamente fidedigna para hacer esta versión tal y como en su día la pensó
Eslava. El trabajo ha sido difícil porque no contaba con un manuscrito del
propio Eslava, ya que la partitura original, que está en Sevilla, ha tenido
tantos directores por encima que ya no se sabe qué es original de Eslava. La
que nos queda aquí, en la catedral de Pamplona es de un copista, y éste pudo
cometer errores o incluso poner algo de su creación, así que, para elaborar la
actual, también ha utilizado la que se encuentra en la Biblioteca Nacional, que
es anterior a la de Pamplona y está limpia, y una versión de piano de 1835. Con
estos tres materiales ha ido organizando y eligiendo el material que conforma
la partitura que presentaron el año pasado.
Por otra parte, José
Antonio Huarte resalta tanto la importancia de la obra como la talla de su
autor. “El Miserere de Eslava es una gran obra, con
influencias italianas, algo normal en aquella época. Al margen de esto, sus problemas radican en que tiene pasajes
difíciles de cantar y otros son difíciles en afinación e incluso de
dirección... Pero, una vez que se estrenó en Sevilla, tal fue su éxito que
muchas catedrales pidieron ese Miserere para poder interpretarlo en sus
respectivas seos”. A este respecto, Echeverría recalca que la fama de esta obra
“vino dada porque Sevilla, en Semana Santa, es un hervidero de gente, lo que
primero le propició una fama regional que luego se trasladó al resto de España
a través de la Iglesia, no tanto por la parte civil.
Lo curioso es que, con el paso de los años, el propio Eslava quiso quitar este Miserere porque no era muy acorde con la música que requiere la Semana Santa, más triste, y para la que incluso se prohibía que hubiera órgano o instrumentos, solo debía interpretarse a capella. Y la obra de Eslava es, en cierto modo, banal, en cuanto a la sensación operística que tiene... Pero no pudo conseguirlo porque se había instalado ya como un acto social en Sevilla”. Al margen de ese cariz tradicional, la obra destaca por su innegable calidad, aunque también tuvo sus enemigos. “Se trata de una pieza extemporal, no pertenece al lugar para el que fue creada, en el sentido de que fue creada para Semana Santa y lo que suena no es a Semana Santa. El culpable de que se denostara fue Felipe Pedrell, quien habló muy mal de la obra de Eslava en general y del Miserere en particular, ya que, para él, desmerecía con su influencia italiana la música eclesiástica española. Pero hay que decir que la música es bellísima, las melodías son líricas, con una belleza extraordinaria, y también tiene dolor, tristeza y profundidad; de hecho, la obra está compuesta en modo menor y solo dos o tres números en mayor. En la actual versión, Echeverría, además, ha intentado evitar esa sensación trivial o frívola de la ópera, traduciéndose en una música amable pero sin exagerar, con lo que se consigue una obra dramática, que es lo que requiere. Por otra parte, aunque en su día las voces femeninas las hacían niños, puesto que la mujer tenía prohibido participar, ha optado por recuperar las dos voces femeninas solistas, bajo la premisa ya mencionada de intentar dar salida a los nuevos valores navarros.
Lo curioso es que, con el paso de los años, el propio Eslava quiso quitar este Miserere porque no era muy acorde con la música que requiere la Semana Santa, más triste, y para la que incluso se prohibía que hubiera órgano o instrumentos, solo debía interpretarse a capella. Y la obra de Eslava es, en cierto modo, banal, en cuanto a la sensación operística que tiene... Pero no pudo conseguirlo porque se había instalado ya como un acto social en Sevilla”. Al margen de ese cariz tradicional, la obra destaca por su innegable calidad, aunque también tuvo sus enemigos. “Se trata de una pieza extemporal, no pertenece al lugar para el que fue creada, en el sentido de que fue creada para Semana Santa y lo que suena no es a Semana Santa. El culpable de que se denostara fue Felipe Pedrell, quien habló muy mal de la obra de Eslava en general y del Miserere en particular, ya que, para él, desmerecía con su influencia italiana la música eclesiástica española. Pero hay que decir que la música es bellísima, las melodías son líricas, con una belleza extraordinaria, y también tiene dolor, tristeza y profundidad; de hecho, la obra está compuesta en modo menor y solo dos o tres números en mayor. En la actual versión, Echeverría, además, ha intentado evitar esa sensación trivial o frívola de la ópera, traduciéndose en una música amable pero sin exagerar, con lo que se consigue una obra dramática, que es lo que requiere. Por otra parte, aunque en su día las voces femeninas las hacían niños, puesto que la mujer tenía prohibido participar, ha optado por recuperar las dos voces femeninas solistas, bajo la premisa ya mencionada de intentar dar salida a los nuevos valores navarros.
LA GRAN OBRA DE HILARIÓN ESLAVA
Elenco. La obra de Eslava será interpretada por
el coro de la Federación de Coros de Navarra (130 voces), la Orquesta Sinfónica
Goya y los solistas Igor Peral (tenor), David Ortega (bajo), Andrea Jiménez
(soprano), Noemí Irisarri (soprano) y Hugo Bolívar (contratenor). Jesús
Echeverría dirige a la orquesta mientras que José Antonio Huarte hace lo propio
con el coro.
Hilarión Eslava. Nacido
en Burlada, el 21 de octubre de 1807, murió en Madrid el 23 de julio de 1878.
Compositor y musicólogo, fue niño del coro y vilolinista de la catedral de
Pamplona. En 1828 logra el cargo maestro de capilla de la catedral de Burgos,
para posteriormente trasladarse a Sevilla, donde se ordena sacerdote y ejerce
como maestro de la Real Capilla. En 1844 viaja a Madrid, también como maestro
de la Capilla Real de Madrid. En 1854 es nombrado profesor de composición del
Conservatorio de Madrid, centro que, once años después, pasaría a dirigir.
Entre sus obras se encuentran tres óperas (Il solitario, Las treguas de Tolemaida y Pietro il Crudele) además
varias piezas sinfónicas y 140 composiciones religiosas.
EL ENSAYO CON IGOR PERAL
-Querido Ángel: hoy tengo ensayo con Igor Peral del
“Miserere" de Eslava. Si te apetece venir estaremos en la Escuela de Canto Ahots, que está en la calle Río Ega.
Es a las 4 de la tarde. Siempre es un placer verte y charlar contigo aunque sea
unos minutos.
-Allí estaré con mi cámara fotográfica. Precisamente el
piano Kawai con el que vais a ensayar es mío,
cedido gentilmente a mi amiga Cristina Sevillano para su escuela.
Dicho y hecho. Recién llegado de Tudela de actuar junto a
Rafael González y Marcos Sáenz de Pipaón en la Residencia Geriátrica de San
Juan de Dios en el barrio de Lourdes de la capital ribera, que celebraba la fiesta de su patrón hice escala en el barrio de
La Milagrosa de Pamplona y durante dos horas no me perdí detalle del ensayo de
“Maelo” Echeverría con el tenor Igor Peral con Rinaldo Zhok al piano y Carlos
Gorritxo, Presidente de la Federación de Coros de Navarra, como único
espectador.
EL TENOR NAVARRO PASÓ LA PRUEBA
Igor Peral demostró que había estudiado su papel a conciencia. El ensayo fue como pasar un
examen con alta nota porque sólo quedaba matizar, dar la impronta que quiere el
director. Y vaya que sí lo hizo “Maelo”. Le transmitió que cantara sin hacer
ópera, con sentimiento, interpretando la letra con dulzura siempre, a veces en
tono desgarrador, respetando los silencios, que también son música, sin los
“vicios” que puede traer de la zarzuela o la ópera para trasladar un mensaje de
dolor a veces y de religiosidad siempre. Fueron repasando capítulo por
capítulo, frase por frase, leyendo primero la letra y traduciéndola luego con
música vocal, con muchos matices y exigencias. Jesús Echeverría le felicitó a
Igor por su trabajo y quedó satisfecho del nivel ofrecido la primera toma de
contacto de cara a su presentación el 21 de marzo en Baluarte.
El acompañamiento de Rinaldo Zhok impecable, Es un monstruo
del piano. Le pasé la página y pude apreciar su talla musical a escala
internacional. Para él también tuvo Jesús Echeverría sus momentos, que admitió
de buen grado por ser la versión del director navarro de OliTe que hay que
respetar.
Este año el “Miserere de Eslava” no se lleva a la Catedral sino al
Baluarte por 10 euros, el costo de tres cervezas, como decía Carlos Gorritxo. Valdrá
la pena. Hay un montón de horas de trabajo detrás que hay que valorar. Todo
tendrá su premio, amigo Jesús. Al tiempo. De momento ahí queda tu propósito de
sacar del arcón de los recuerdos a compositores navarros y, si puede ser, también coros y cantantes de la tierra.
Mi aplauso y reconocimiento, querido “Maelo”.
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