lunes, 11 de mayo de 2015

"JOTAS HERÉTICAS DE NAVARRA", UN LIBRO PROVOCADOR DE JOSÉ MARÍA ESPARZA


EL TAFALLÉS JOSÉ MARÍA ESPARZA ZABALEGUI

 HA REeditADO el LIBRO CON TÍTULO ELOCUENTE Y

  PROVOCADOR "JOTAS HERÉTICAS DE NAVARRA"

Un libro para reír, para cantar algo diferente y para meditar sobre lo que fue y lo que es esta expresión de nuestra cultura popular: La Jota navarra.
José Mari, ¿qué es una jota herética?
- Es una copla cuya letra tiene un mensaje heterodoxo, diferente y provocador. Generalmente tienen un punto de ironía o de sarcasmo, pero también las hay de tonos más serios. Cuenta Iribarren que una vez vino a Corella el famoso Cardenal Benavides, y una rondalla fue a cantarle a donde se hospedaba. El cardenal era un andaluz rocero y además arzobispo de Zaragoza, y les pidió a los mozos que le cantaran una jota alusiva. Ni corto ni perezoso, un joven le soltó ésta:
Que nos dé fruto la tierra
y nos den uvas las vides
y que se vaya a hacer hostias
    el Cardenal Benavides.



LA JOTA NAVARRA AYER EN CORELLA


Recoges más de 800 letras de jotas, desde el siglo XVI hasta nuestros días. ¿Es ya una muestra definitiva?

-Son coplas y jotas, aunque a veces las confundamos. El arte de hacer coplas es muy antiguo, tanto en euskera como en castellano. En el siglo XVIII hubo en Navarra un obispo cacereño (otro obispo, qué le voy a hacer) que se dedicó a “esquilar” demasiado a su rebaño y le cantaban:
Para perpetua memoria
de los siglos venideros
don Lorenzo Igual de Soria
dejó a los pueblos en cueros
En esa misma época, en Artajona, unos mozos eran multados por cantar en euskera coplas socarronas a una viuda, sobre lo triste que estaba por el pobre pájaro que había perdido, etc. ¿Cómo se cantaban estas coplas? No lo sabemos. La jota actual que conocemos no es más que otra forma de cantar coplas, sin duda la más reciente.


LA JOTA NAVARRA HOY EN CADREITA

Llegas a decir que el navarrismo actual ha “vaciado” la jota  de contenido, quitándole espontaneidad, sátira y crítica a lo establecido.
-Cantar coplas siempre tuvo esa doble vertiente: el pueblo se divertía cantando, y muchas veces usaba la copla como arma arrojadiza contra los ricos, los curas, el vecino antipático, la moral imperante, los guardias, las quintas o los políticos. Por ejemplo se cantaba en Tudela:
Barrera vendió las quintas
y Castejón el Peñón
y de Tudela sería
el que vendió al Señor

¿Qué jotas salen hoy día sobre la corrupción política, el paro o la guerra?
-Hace ya 25 años denuncié que la jota navarra se había convertido en una mera letanía por parte de la Navarra oficial, que la tenía encorsetada dentro de lo “políticamente correcto”. Hoy seguimos igual: las Escuelas de Jotas no enseñan, como en el bertsolarismo, el arte de improvisar letras con las que reflejar la realidad que vivimos, sino que se dedican a repetir las anteriores y si se crea alguna es siempre de contenidos píos, pusilánimes e insustanciales. La jota improvisada en un bar o en una cena de amigos, ya casi no se da, aunque en los populares Paloteados riberos sigue viva en cierta forma.
Hay alguna excepción. Hace poco en una ronda de Villafranca oí cantar una jota moderna y herética:
Si te falla la viagra
te daré un consuelo, amigo,
ponte un “piercing” en la cola
y un imán en el ombligo

Pero, insisto, en general, cualquier gobernante corrupto puede acudir a un festival de jotas, confiado en que nadie le va a sacar los colores con una jota alusiva.

¿Qué has pretendido con esta nueva recopilación?
-En primer lugar, ahora que tanto se habla de memoria histórica, recoger unos cientos de coplas que tuvieron su contexto histórico, y que no suelen ser admitidas en las colecciones al uso.
Navarro Villoslada decía que la historia reciente de Navarra se podía contar en coplas, y es cierto. Después, mostrar el lado transgresor y emancipador de la lírica popular. Jotas como las que mostraban el repudio a las quintas:
Me declararon inútil
para servir a la España,
soy mosca que se ha librado
caer en la telaraña

Por último, he querido animar a que la gente siga pariendo y cantando jotas nuevas, en el estilo que sea. Pero eso es lo más difícil. La televisión y la música enlatada nos están ganando la batalla, tanto a los joteros heréticos como a los ortodoxos.




BIOGRAFÍA DEL EDITOR TAFALLÉS

José Mari Esparza estudió en los Salesianos de Pamplona y desde el inicio combinó su actividad laboral con la sociocultural.
En las primeras elecciones municipales del posfranquismo, fue concejal del Ayuntamiento tafallés por las listas de la "Agrupación Electoral Popular".
Desde 1989 dirige la editorial Txalaparta. Ha escrito numerosos artículos, folletos y varios libros, entre los que figuran: Jotas heréticas de Navarra (Tafalla, Altaffaylla, 1988), obra surgida de su relación familiar con la jota, y excelente muestrario de esta expresión popular.

José Mari Esparza presentó en la pasada Feria del Libro de Pamplona la reedición corregida y aumentada de su libro Jotas heréticas de Navarra.


Según explicó el propio autor "esta reedición supone un cambio total en el libro. La primera edición salió hace 26 años y la segunda fue una repetición del mismo. Pero desde entonces he estado recogiendo nuevas jotas y entrevistando a gente de los pueblos y a viejos joteros que todavía quedan... Pero más bien ha sido una situación de pesca, porque si te pones a buscar es muy difícil, tienes que estar en muchos Sanfermines, en muchas fiestas de pueblos y a lo largo de los años vas espigando una cosa de allí y otra de aquí... De esta forma he conseguido añadir 300 jotas más al libro".
Pero que nadie se piense que las jotas a las que hace referencia Esparza son las típicas y habituales que se pueden escuchar ahora. No, las páginas de su libro hunden sus raíces en la esencia de la jota, en su verdadero origen y sentido. "La tesis de este libro es que en Navarra, el navarrerismo oficial ha castrado las posibilidades de la jota. Hay que tener en cuenta que la jota, tal y como se conoce actualmente, tiene muy poco tiempo, ya que las jotas grabadas más antiguas, que datan del año 1924 y que fueron interpretadas por los pajes de Tafalla, son totalmente diferentes. Y es que en sus orígenes se denominaba jota a todas las formas de cantar coplas".
En cuanto al concepto de jota herética ésta es la opinión de Esparza:
 "aquella más insultante, procaz o machista, sino que en este concepto yo incluyo todo tipo de jota que tiene un matiz crítico, reivindicativo, de picadillo entre pueblos, de humor, de crítica social... Pero, fundamentalmente, aquellas que tienen un componente de espontaneidad e improvisación. Y al que hace este tipo de jotas es al que yo denomino jotero. Ya lo decía mi abuelo: 'Nunca es el mejor jotero el canta con más fuerza, jotero es aquel que sabe echar jotas a una berza'. Esa es la gran diferencia. Y ese arte de improvisar se paraliza a partir de Raimundo Lanas, aunque él sí que sacaba jotas nuevas, sobre todo a través del que se las hacía, Ecequiel Endériz. Pero tras el franquismo y en la Navarra ésta que nos ha tocado, lo que han hecho ha sido convertir a los joteros en cantadores de jotas. En todos los concursos veremos que se premia la voz, el acompañamiento, la métrica, el dúo e incluso la vestimenta, pero jamás se premia el contenido. Por contra, tenemos como ejemplo el desarrollo que ha tenido el bertsolarismo mientras que la jota se ha quedado en una mera letanía; algo inconcebible. Navarro Villoslada decía que toda la historia reciente y contemporánea de Navarra se podía seguir escuchando coplas y jotas. Y sin embargo, ahora no vemos ni una sola jota con lo que ha pasado de la Can". En este sentido, el escritor y también editor quiso resaltar que "la mayor parte de las jotas que se repiten, aunque sean bonitas, están descontextualizadas; salieron en un momento determinado y seguimos repitiendo hasta la saciedad anda y pínchame una vena. En resumen, se está matando la jota por no saber desarrollarla. Y esto es así porque la jota y la expresión es libre, y muchos tendrían que escuchar cantidad de cosas que no les gustarían "

1 comentario:

  1. esparcita zabalegui
    vasco malo y retorcido
    aunque me caigas de pena...
    tiene razón el jodido

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