sábado, 15 de noviembre de 2014

LA RONDALLA ARMONÍA HONRÓ A SAN HONESTO, COPATRÓN DE LA PEÑA MURTILZARRA DE PAMPLONA



UN AÑO MÁS SAN HONESTO TUVO SU FIESTA. EN ESTA OCASIÓN MISA EN LA CAPILLA DE SAN FERMÍN






Querido amigo Ángel:
 
Por si quieres completar alguna crónica en tu blog, ya sabes que San Honesto de Nimes, Apostol de Navarra, es el gran desconocido y de la misma importancia para Pamplona que San Saturnino y San Fermín. Por eso los de la Peña Mutilzarra lo celebramos por todo lo alto. Aunque su fiesta oficila es el 28 de Noviembre, para que no se pise con San Saturnino la adelantamos una o dos semanas.
 
Este año el progama de actos ha sido:
  • A las 13:15 tuvimos la misa navarra en honor a San Serapio y San Honesto en la capillica de San Fermín. Fue muy emotiva con la participación de vuestra rondalla, que estuvo formidable.
  • A las 14:00 comenzamos una Karrikadantza vermutera por las calles de lo viejo.
  • A las 15:00 celebramos comida de hermandad en los locales de la Peña, alargándose la sobremesa entre canción y canción hasta pasadas las 8 de la tarde.
Muchas gracias por todo y un abrazo,
 
Jaoaquín Baleztena Gurrea




LA PEÑA MUTILZARRA QUIERE QUE EN LA PRÓXIMA EDICIÓN TENGA SU PROPIA PROCESIÓN AL ESTILO DE SAN FERMÍN...
 

 
¿QUIÉN FUE SAN HONESTO?


 
Según cuenta la tradición, allá por el siglo III, en Pamplona –Pompaelo en aquél tiempo-, ciudad romana situada al norte de la provincia de Hispania del Imperio Romano había un senador local más majo que la antiguas pesetas (y más antes sestercios). Casarse hizo con una bella neska llamada Eugenia y tuvieron 3 mueticos, a saber Fausto, Eusebia y Ferminico.
Vino por aquél entonces a Pamplona para anunciar el evangelio un curica (presbítero) con mucho kozkor llamado Honesto. Éste, siendo natural de las Galias, concretamente de Nimes (Francia), abandonó su ciudad natal a Toulouse para conocer a un pedazo de obispo de mucho postín llamado Saturnino, obispo de la sede tolosana. Chapurreando entre occitano y latín, ambos a dos, evangelizaron la zona sur de las Galias y para ampliar el campo Saturnino envió a su discípulo Honesto al otro lado de los Pirineos con el deseo de que los habitantes de esta región que llamaban Hispania conocieran también a Cristo, y va y vino a caer precisamente aquí, en la vieja Iruña, Pompaelo.
Nuestro bizarro curica ni corto ni perezoso se fue a predicar justo en los alrededores del templo de Júpiter, un dios romano (tenía narices el presbítero Honesto).
Un buen día el honrado senador Firmo (político honrado oiga) con su esposa Eugenia y sus coleguis los senadores Faustino y Fortunato, mientras iban de camino al templo de Júpiter a hacer los ritos pertinentes, vieron a un pintoresco forastero con unos capisallos que explicaba al pueblo la figura y la doctrina de Cristo, rechazando el culto a los dioses paganos.




El buen Firmo, impresionado por la prédica del Honesto, le soltó:
-“¿De qué secta o religión eres tú para atreverte a proferir tan grave acusación contra nuestros dioses?”
Respondió Honesto con dos narices:
-“Soy de la ciudad de Nimes, hijo de Emelio y Honesta. En cuanto a la religión a la que pertenezco, continuamente lo proclamo en público. Soy cristiano, instruido en la fe católica, y pertenezco al orden de los presbíteros, discípulo del obispo Saturnino y su hijo por el bautismo…- y le soltó un sermón en el mejor sentido de la palabra, tan convincente que Firmo le pidió conocer a ese Saturnino que parecía que era el baranda.



Sin más dilación Honesto, arremangandose las vestimentas, volvió rápidamente a Toulouse para informar a Saturnino de las óptimas disposiciones en las que había dejado al senador Firmo en Pamplona. Y Saturnino, que era otro echau palante se planto aquí en un plis plas. No perdieron el tiempo porque Saturnino y Honesto, Honesto y Saturnino convirtieron a un montón de mara, entre ellos a los tres senadores justos –Firmo, Faustino y Fortunato- y sus familias. Así, Eugenia, nuestro Fermínico, Fausto y Eusebia recibieron el bautismo.




No obstante algunos opinan que el hijo del senador, Fermínico, fue bautizado por san Honesto. Esto fue ahí, donde el pocico San Cernín.
Hecho el recau, Saturnino se volvió a atender a su grey tolosana, dejando al osado Honesto en Pamplona para que consolidara la comunidad cristiana recién inaugurada.
Nuestro curica se dedicó a formar a Ferminico que era muy despierto y aprendía muy bien tanto las letras humanas como la doctrina cristiana. Bajo la dirección del santo presbítero, Fermín hizo grandes progresos tanto en la virtud como en las ciencias.




Viendo Honesto el filón del mutil Fermín, que era de tanto kozkor como él, lo hizo su ayudante (catequista más o menos) y se recorrían tipi tapa todas las aldeas que rodeaban Pamplona así como por las calles de la ciudad venga predicar y bautizar. Algún analfabruto ya les tiró algún que otro ruejo (como ahora a su hornacina), pero ellos a la limón seguían erre que erre. Cuando Honesto lo consideró maduro, lo envió a Toulouse para que el obispo Honorato, sucesor de Saturnino, lo ordenase sacerdote. Fermín volvió a Pamplona ya como curica y ayudante oficial (coadjutor más o menos) de Honesto.




Contaba Fermín veinticuatro años cuando Honesto, viendo las cualidades de su discípulo, lo envió de nuevo a Honorato para que lo ordenase obispo (que humildico Honesto, que era el que le había formado). El obispo tolosano, en cuanto vio a Fermín, le hizo el primer obispo de Pamplona y volvió aquí, poniéndose inmediatamente el bueno de Honesto a su servicio.
Tras dejar organizadica la nueva diócesis Fermín partió hacia las Galias y en Amiens lo agarraron los muy brutos de los romanos y le cortaron el pescuezo.
Aquí quedo Honesto siguiendo la labor, en la sombra, siempre en segundo plano, hasta el punto de que casi nadie se acuerda de él. Bien majo el curica Honesto.

Resumen:

SAN HONESTO, SANTO PATRÓN CONTRA LA CORRUPCIÓN

EL SANTO QUE MÁS TRABAJO ESTÁ TENIENDO ESTA TEMPORADA...


San Honesto nació en la ciudad francesa de Nimes, por los alrededores del año 200. Eran los primeros tiempos del cristianismo, cuando la nueva religión sufría una persecución enconada por parte de los emperadores romanos. San Saturnino, obispo de Toulouse, que tomó a su cargo la cristianización del sur de Francia, ordenó presbítero al romano Honesto, y lo mandó a cristianizar las zonas de la actual Navarra. Murió San Honesto en Pamplona.

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