lunes, 11 de junio de 2018

NICO, HERMANO DE IÑAKI WILLIAMS, NACIÓ EN PAMPLONA Y GOLEA EN EL CADETE DEL ATHLETIC




EN JULIO CUMPLIRÁ 16 AÑOS Y VA A MEDIR 1,90

Nico se inició en el Pamplona de fútbol sala, pasó por Osasuna en fútbol 7 durante dos cursos y de ahí a Lezama en Infantiles.

El pequeño de los hermanos Williams ha marcado 15 goles con el Cadete A del Athletic y podrían ser muchos más si no hubiera estado dos meses lesionado.

Nico Williams (Pamplona, 12-7-2002) viene pegando fuerte después de cuatro años enrolado ya en la cantera de Lezama, aunque Iñaki Williams, el 9 ya del primer equipo y uno de los estratégicos del club de Ibaigane, reclama calma. Confía en que su hermano pequeño anteponga otras prioridades al balón, pues aún es cadete. De lo que no hay duda es de que apunta maneras y es también una flecha de delantero con el arco en la mente. “Hay que tener un poco más de cuidado con él. No ha visto todo lo que han pasado mis padres. Tiene que seguir trabajando y estudiar, lo primero es estudiar”, comenta el león, aunque no oculta que le haría “especial ilusión” si en un futuro coinciden juntos en la primera plantilla. Iñaki tiene contrato hasta junio de 2025 con el Athletic.
La familia arropa al chaval, que destaca en el Cadete de Liga Vasca del Athletic que pilota Jon Solaun, quien fuera un centrocampista de brega y entregado en varios clubes de Segunda como el Alavés y entrenador en la estructura de Danok Bat, ejemplo de formación en Bizkaia y Barakaldo. Nico ha atravesado por una lesión de más de dos meses por causas derivadas de su imparable crecimiento físico. Un hueso de la cadera le dio guerra, pero lo ha resuelto y encadena este curso 15 goles. Se prevé que alcance una estatura de 1,90 metros. Junto a él juegan otros jugadores de raza negra como Mbaye Barro, nacido en Zumaia, o Tinbit Manero, vitoriano, lo que deja clara la globalización de una cantera vasca que se va modificando, aunque de manera más acompasada que en otras latitudes. El Athletic también lo nota con casos como ellos, o anteriores como Blanchard o Jonás Ramalho, ahora en el Girona.



Los Williams, que ahora residen en un moderno apartamento en el centro de Bilbao, saben lo que es pasarla 'canutas'. Exiliados de Liberia a Ghana por la guerra, Félix Williams y María Arthuer, el matrimonio que tuvo después a los dos futbolistas, se conocieron en un campo de refugiados cerca de Accra y huyeron a Europa hace dos décadas. El destino laboral les trasladó a Barakaldo, donde vivieron un año y nació Iñaki. El padre trabajó además en Londres y se afincaron en Navarra, donde trabajaron en el campo, primero, y después en la capital. Ya ubicados en la capital, Iñaki militó en el Club Natación, convenido de Osasuna, y después en el CD Pamplona, ya ligado al Athletic, lo que le catapultó a Lezama. Su estela la ha seguido Nico, que también ingresó en las inferiores rojiblancas y al que también llaman ‘Willi’ los compañeros del equipo.
Nico se inició en el Pamplona en fútbol sala, pasó por Osasuna en fútbol 7 durante dos cursos y de ahí a Lezama en Infantiles, siempre a la estela de su hermano mayor. Siempre de delantero arriba y en banda alguna vez, Nico responde más al perfil de nueve. Es rápido, pero técnicamente mejor que Iñaki a su edad. Maneja bien la izquierda y la derecha, es un jugador de pensar, que no basa todo su repertorio en la velocidad de movimientos. Ahora estudia en un colegio privado, aunque se decanta más por el fútbol. Es un chaval tranquilo, buen compañero, que no alardea de nada. Asume como puede que es el hermano de Iñaki.



En verano, Nico seguirá quemando etapas y pasará al Juvenil Nacional rojiblanco. Cuentan los que más le han visto  que atesora talento, que tira desmarques de calidad y que respecto a las áreas de mejora debe incrementar el sacrifico sin balón, cuando el contrario aprieta. Justo la cualidad que catapultó a Iñaki, la que le pulió su técnica en sus primeras sesiones en la factoría rojiblanca a base de meter horas y tener los ojos bien abiertos. Iñaki ya se ha independizado de sus padres, aunque vive muy cerca de su piso en Bilbao. Suelen comer los cuatro juntos y ahí Iñaki recuerda a Nico que la gloria no es fácil, que el gol cuesta (siete este curso en LaLiga tras su lanzamiento picado en el Bernabéu que batió a Keylor Navas). La sucesión se va gestando, aunque a fuego lento. La endiablada velocidad le permite no obstante a Nico atesorar un don que no se puede enseñar. Un talento innato que puede juntar a los dos Williams en cuatro años en Primera División.

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