EN JULIO CUMPLIRÁ 16 AÑOS Y VA A MEDIR 1,90
Nico se inició en el Pamplona de fútbol sala, pasó por Osasuna en fútbol 7 durante dos cursos y de ahí a Lezama en Infantiles.
El pequeño de los hermanos Williams ha marcado 15 goles con el Cadete A del
Athletic y podrían ser muchos más si no hubiera estado dos meses lesionado.
Nico Williams (Pamplona, 12-7-2002) viene pegando
fuerte después de cuatro años enrolado ya en la cantera de Lezama, aunque Iñaki
Williams, el 9 ya del primer equipo y uno de los estratégicos del club de
Ibaigane, reclama calma. Confía en que su hermano pequeño anteponga otras
prioridades al balón, pues aún es cadete. De lo que no hay duda es de que
apunta maneras y es también una flecha de delantero con el arco en la
mente. “Hay que tener un poco más de cuidado
con él. No ha visto todo lo que han pasado mis padres. Tiene que seguir
trabajando y estudiar, lo primero es estudiar”, comenta el león,
aunque no oculta que le haría “especial ilusión” si en un futuro coinciden
juntos en la primera plantilla. Iñaki tiene contrato hasta
junio de 2025 con el Athletic.
La familia arropa al chaval, que destaca en el Cadete
de Liga Vasca del Athletic que pilota Jon Solaun, quien fuera un
centrocampista de brega y entregado en varios clubes de Segunda como el Alavés
y entrenador en la estructura de Danok Bat, ejemplo de formación en Bizkaia y
Barakaldo. Nico ha atravesado por una lesión de más
de dos meses por causas derivadas de su imparable crecimiento físico. Un hueso de la
cadera le dio guerra, pero lo ha resuelto y encadena este curso 15 goles. Se prevé que alcance una estatura de 1,90 metros. Junto a él juegan
otros jugadores de raza negra como Mbaye Barro, nacido en Zumaia, o Tinbit
Manero, vitoriano, lo que deja clara la globalización de una cantera vasca que
se va modificando, aunque de manera más acompasada que en otras latitudes. El
Athletic también lo nota con casos como ellos, o anteriores como Blanchard o
Jonás Ramalho, ahora en el Girona.
Los
Williams, que ahora residen en un moderno apartamento en el centro de Bilbao,
saben lo que es pasarla 'canutas'. Exiliados de Liberia a Ghana
por la guerra, Félix Williams y María Arthuer, el matrimonio que tuvo después a
los dos futbolistas, se conocieron en un campo de
refugiados cerca de Accra y huyeron a Europa hace dos décadas.
El destino laboral les trasladó a Barakaldo, donde vivieron un año y nació
Iñaki. El padre trabajó además en Londres y se afincaron en Navarra, donde
trabajaron en el campo, primero, y después en la capital. Ya ubicados en la
capital, Iñaki militó en el Club Natación, convenido de Osasuna, y después en
el CD Pamplona, ya ligado al Athletic, lo que le catapultó a Lezama. Su estela
la ha seguido Nico, que también ingresó en las inferiores rojiblancas y al que
también llaman ‘Willi’ los compañeros del equipo.
Nico
se inició en el Pamplona en fútbol sala, pasó por Osasuna en
fútbol 7 durante dos cursos y de ahí a Lezama en Infantiles, siempre a la
estela de su hermano mayor. Siempre de delantero arriba y en banda alguna vez, Nico
responde más al perfil de nueve. Es rápido, pero técnicamente mejor que Iñaki a
su edad. Maneja bien la izquierda y la derecha, es un jugador
de pensar, que no basa todo su repertorio en la velocidad de movimientos. Ahora
estudia en un colegio privado, aunque se decanta más por el fútbol. Es un
chaval tranquilo, buen compañero, que no alardea de nada. Asume
como puede que es el hermano de Iñaki.
En verano, Nico seguirá quemando etapas y pasará al Juvenil Nacional
rojiblanco. Cuentan los que más le han visto que atesora talento, que tira desmarques de calidad y que respecto a las
áreas de mejora debe incrementar el sacrifico sin balón, cuando el contrario
aprieta. Justo la cualidad que catapultó a Iñaki, la que le pulió
su técnica en sus primeras sesiones en la factoría rojiblanca a base de meter
horas y tener los ojos bien abiertos. Iñaki ya se ha
independizado de sus padres, aunque vive muy cerca de su piso en Bilbao. Suelen comer los cuatro juntos y ahí Iñaki recuerda a Nico que la gloria no
es fácil, que el gol cuesta (siete este curso en LaLiga tras su lanzamiento
picado en el Bernabéu que batió a Keylor Navas). La sucesión se va gestando,
aunque a fuego lento. La endiablada velocidad le permite no obstante a Nico
atesorar un don que no se puede enseñar. Un talento innato que puede juntar a
los dos Williams en cuatro años en Primera División.
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