"El Roncalés", "Canción de la paloma", "O sole mío", "Don Gil de Alcalá", "Dúo de Felipe y Mari Pepa", "Amapola", "Granada", "El guitarrico", Torna a Surriento...en las voces de Arantza Irañeta, Víctor Castillejo, José Manuel Aranaz, Rafael González y Andoni Sarobe dentro del marco de la XVII Concentración de Rondallas el 24 de junio en el teatro Gayarre como homenaje a Ricardo Visus.
MAL LLAMADO GÉNERO CHICO
MAL LLAMADO GÉNERO CHICO
La zarzuela es un género musical escénico
surgido en España, que se distingue principalmente por contener partes
instrumentales, partes vocales (solos, dúos, coros...) y partes habladas,
aunque existen excepciones en las que estas últimas, las partes habladas, están
completamente ausentes. El término «zarzuela», aplicado al género musical y
teatral, procede del Palacio de la Zarzuela, palacio real español situado en
las proximidades de Madrid y en el que se hallaba el teatro que
albergó las primeras representaciones del género.
De una manera reductora y errónea se ha asimilado la zarzuela a
la opereta, género de origen francés, principalmente por contener partes
habladas o declamadas. La zarzuela es el equivalente español del opera-comique
francés. Dichos géneros de Francia se caracterizan por producir
representaciones teatrales y musicales en las que, a diferencia de
la ópera propiamente dicha, se alterna música con partes habladas o
declamadas. A pesar de todo, ha habido zarzuelas del género grande, que
por no tener partes habladas, son parecidas al grand opera francés o a
la ópera italiana. Por lo tanto la zarzuela se definiría de una
manera más adecuada, y más simple, como el arte lírico y
escénico propiamente hispánico, pues aunque naciera en España, al poco
tiempo de su aparición se extendió a la casi totalidad del mundo
hispánico.
Historia
El auge de la zarzuela y su fama le
llegó en el siglo XIX, a partir de 1839, con varios músicos entre ellos
destacan Francisco Barbieri y Emilio Arrieta. Muchas veces el éxito de la
obra se debía a una o más canciones que el público aprende y da a conocer
oralmente a los demás por medio de representaciones acústicas, como ocurría con
los cuplés. El engranaje de la obra siguió siendo el mismo: números hablados,
cantados, coros, que se aderezan con escenas cómicas o de contenido amoroso
que, generalmente, son interpretadas por un dúo. Abundaba el género
costumbrista y regionalista, una jerga popular para asegurar que la
interpretación fuera un éxito.
En ésta época de mediados del siglo se
divide en género chico, (zarzuelas de un solo acto) y género grande (zarzuelas
de dos, tres o más actos). Se adoptan temas costumbristas, populares, cómicos y
bailes españoles. Algunos músicos respetados de esta época son el citado
navarro de Puente la Reina, Emilio Arrieta, Federico Chueca, Fernández Caballero,
Tomás Bretón y Ruperto Chapí, Después de la Revolución de 1868 el país entró en
una profunda crisis (sobre todo económica) que se reflejó también en el teatro.
El espectáculo teatral era caro y ya no se podían pagar aquellos precios. Fue
entonces cuando el Teatro Variedades de Madrid tuvo la idea de reducir el
precio del espectáculo y, al mismo tiempo, la duración de la representación.
Una función teatral duraba, por aquel entonces, cuatro horas y se redujo a una hora. Fue lo que se llamó teatro por horas. La innovación tuvo un gran éxito y los compositores de zarzuelas se acomodaron al nuevo formato creando obras mucho más cortas pero el verdadero triunfo tardó diez años hasta 1879. A las zarzuelas de un solo acto se las clasificó como Género chico y Género grande a las zarzuelas de dos, tres actos o más. La zarzuela grande fue batallando en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, pero con poco éxito y poco público. A pesar de esto, en 1873 se abrió un nuevo teatro Apolo de Madrid que compartió los fracasos con el anterior, por querer hacerle un lugar para el drama y la comedia, hasta que no tuvo más remedio que cambiar el espectáculo al género chico en el que triunfó durante décadas.
Una función teatral duraba, por aquel entonces, cuatro horas y se redujo a una hora. Fue lo que se llamó teatro por horas. La innovación tuvo un gran éxito y los compositores de zarzuelas se acomodaron al nuevo formato creando obras mucho más cortas pero el verdadero triunfo tardó diez años hasta 1879. A las zarzuelas de un solo acto se las clasificó como Género chico y Género grande a las zarzuelas de dos, tres actos o más. La zarzuela grande fue batallando en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, pero con poco éxito y poco público. A pesar de esto, en 1873 se abrió un nuevo teatro Apolo de Madrid que compartió los fracasos con el anterior, por querer hacerle un lugar para el drama y la comedia, hasta que no tuvo más remedio que cambiar el espectáculo al género chico en el que triunfó durante décadas.
Siglo XX
En los primeros años del siglo XX, se
componen obras de mayor calidad musical como “El puñao de rosas”, La alegría
del batallón, El trust de los tenorios en el género chico
y “Doña Francisquita” de Amadeo Vives, “La Calesera” un poco antes en 1898, “Gigantes
y cabezudos” del maestro Manuel Fernández Caballero, que supo ganarse muy bien
a la crítica componiendo una obra muy del "gusto popular".
La zarzuela se va manteniendo con estas producciones
que, a veces, se ajustan a la estructura musical de una ópera italiana, gracias
a autores de la talla de Francisco Alonso, José Padilla, Pablo Sorozábal, Federico
Moreno Torroba, Tomás Barrera, Rafael Calleja, Pablo Luna, José Serrano y Jacinto
Guerrero. La guerra española abre un paréntesis nefasto que acaba por agravar
el mismo problema que había los años anteriores y en la posguerra, la
decadencia es casi total. No existen apenas nuevos autores para este género y
no se renuevan las obras por no cuajar los estrenos como lo hicieron en otras
épocas. Por otro lado, la zarzuela existente es difícil y costosa de
representar y sólo aparece de forma esporádica, por temporadas, durante unos
pocos días o semanas.
En estos primeros años del siglo se
empieza a dar el apelativo de género ínfimo a las representaciones conocidas
como “revistas”. Son obras musicales con conexión a algunas ideas de la
zarzuela pero más ligeras y atrevidas, con números escénicos que, en la época,
se calificaron de «verdes», es decir, pícaros para los tiempos de hoy, que
hablaban o ponían sobre la mesa la evolución de la sociedad sobre temas
sexuales y con letras de doble intención, en casi todas hay "cuplés".
Una de estas obras fue “La corte de Faraón”, basada en la opereta
francesa Madame Putiphar. La música se hizo tan popular que algunos
de sus números acabaron siendo verdaderos cuplés difundidos por el público.
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