domingo, 17 de julio de 2016

LA CURIOSA HISTORIA DE FRAN MÉRIDA, PRÓXIMO JUGADOR ROJILLO, CONTADA POR ÉL MISMO


SU REPRESENTANTE ES ANTONIO LÓPEZ

Se llama Fran Mérida, "un chico normal". El fútbol es tan cruel que mucha gente ya daba por perdido a este chico de Barcelona nacido hace 26 años. Le han pasado tantas cosas desde que se hizo famoso hace una década que podríamos pensar que ya tendría que estar cerca de la treintena. Pero como tiene toda la vida por delante aún, decidió "empezar de cero para hacer las cosas bien". Comenta en lo que ha fallado y en lo que le han fallado... Pero aunque si volviese atrás "cambiaría algunas cosas", todo lo que le ha sucedido le ha servido "para madurar".

-¿Qué es para ti el fútbol ahora, después de todo lo que has vivido?
El fútbol para mí siempre ha sido mi vida. Cuando ya nos hacíamos mayorcitos, recuerdo a amigos que se iban al cine con niñas y yo me quedaba jugando al fútbol en el parque. Siempre ha sido mi pasión y siempre la va a ser hasta el día que el propio fútbol me eche. Incluso entonces seguiré jugando con mis amigos. He encontrado un lugar donde me siento respetado. Soy una persona a la que tampoco le ha gustado nunca hablar mucho. No sé si soy un poco rancio en eso. Creo que es bueno que se hable porque, en este caso, después de este tiempo malo, me estoy encontrando de nuevo bien. Me estoy pareciendo un poco a ese jugador joven que despuntó en el Arsenal y en el Atlético. Pero lo que no quiero es que estas cosas me desconcentren ahora.

 

-¿Necesitabas bajar de categoría para volver a disfrutar?
- Lo que necesitaba era empezar de cero. Cuando salí de Brasil no tenía ofertas de Segunda y lo único que me surgía eran opciones para irme al extranjero, a Grecia y a Chipre, pero lo mejor que hice fue no irme, porque no iba a ir ilusionado. Y aunque fue un Segunda B, la S.D. Huesca, creo que elegí bien.
- Ascender a Segunda fue el siguiente paso para su reencuentro consigo mismo.
- Sí. Alguna vez me han preguntado si tengo ganas de volver a Primera, obviamente las tengo, pero no estoy obsesionado. Cuando decidí venir aquí quería empezar de cero y hacer las cosas bien, ir pasito a pasito. Cuando sucedió el 'boom' de debutar en el Arsenal di pasos más grandes pero menos seguros. Pasé una mala época en el Braga.
- Ahora quiere hacer las cosas bien, ¿qué hiciste mal entonces?
- No dejaba de ser un chico muy joven que vivía solo y no tenía el apoyo familiar que necesitaba. Mis padres estaban en casa y yo en Londres. Luego en Madrid también estuve solo. Y así hubo decisiones que tomé que con más apoyo no las habría tomado, como las que tomé para salir del Atleti: una fue irme a Portugal -al Sporting de Braga- y otra ir a Alicante -al Hércules-. Y aun así, de esas cosas he aprendido. Al final todo me ha servido para ver las cosas de manera diferente, para madurar un poco. Si volviese atrás habría hecho alguna cosa diferente, pero todo esto me ha servido para mejorar como persona y futbolista.


- Cuando acabaste tu contrato con el Atlético Paranaense y estabas sin equipo, ¿te llegaste a plantear tu carrera como futbolista?
- Hubo días muy malos. Llegaba agosto y sólo llegaban unas pocas ofertas del extranjero, pero era imposible convencerme de salir fuera. Y entonces me llegué a plantear otras cosas. Yo estoy formado escolarmente, pero nada más, porque me he pasado la vida jugando. Un día tuve una charla con mi padre y me hizo ver que yo era un afortunado. Él a los 15 años empezó a trabajar y a los 25 ya nos tenía a mi hermana y a mí y a veces tenía que llamar al abuelo para ver si le prestaba dinero para comprar comida. Y me decía: "Mírate tú, tienes 24 años -los que tenía por entonces- tienes toda la vida por delante, esto es sólo un bache que te tiene que convencer de cambiar algunas cosas y los resultados llegarán".
Me convenció para seguir luchando y me dijo que estaba seguro de que en unos meses o años nos reiríamos de esa situación. Antes de esa charla y los meses que estuve entrenando con el Prat -antes de firmar por el Huesca- toqué fondo, pero esa charla me hizo más fuerte.

Hay agentes que sólo buscan la comisión
En el Huesca, Fran Mérida ha vuelto a disfrutar por fin del fútbol. Es feliz, se vuelve a sentir "respetado e importante", pero como dice, hubo un momento en el que se planteó todo, hasta dejar de hacer lo que más le gusta. Pero es que el fútbol tiene cosas muy oscuras que no se aprecian desde fuera y que son desagradables incluso para un futbolista. "Lo que no me gusta es esa gente que, cuando todo va bien, se acerca a ti, te da la palmadita para ver qué puede sacar".

En el Atlético llegué a perder la ilusión, me sentía desplazado sin motivo. Cuando pregunté a Quique Flores qué pasaba él me decía que nada.
En buena parte, el centrocampista se refiere a algunos "agentes" que solo quieren llevar al jugador "a cierto sitio porque sacan más comisión". "Cuando nada va bien, la gente ni te llama", dice compungido el catalán. Y en parte por eso y en parte porque forma parte de su corazón, Fran siente un aprecio tan grande al hombre que ahora lleva sus asuntos, Antonio López, excapitán del Atlético de Madrid. Es más que un agente, más que un amigo para él, así como su hermano, Óscar López y Rubén. Fueron ellos los que le enderezaron, los que siempre confiaron en él y en los que él más confía.
-El fútbol es muy efímero y puede que haya gente que piense que tú fuiste un 'bala perdida'.
-He sido un chico joven normal que vivía solo. En mi tiempo libre me apetecía quedar con los amigos y tomarme unas cañas. Como todo me había ido tan bien en la vida, me planté en Londres y jugué en el primer equipo, luego conseguí venir al Atleti, que era un sueño... A esa edad y con todo lo que había logrado, cuando las cosas se torcieron no supe administrarlo.


- ¿Qué pasó en el Atlético de Madrid?
- Llegué con 20 años, muy ilusionado y todo empezó muy bien. Incluso en pretemporada marqué cuatro o cinco goles. A Quique Flores parecía que le había convencido. Entraba en sus planes habitualmente. Luego, a falta de tres meses para acabar la temporada, desaparecí. Tuve alguna discusión con Quique y no sé si es que él se lo tomó como algo muy personal como para dejarme tres meses fuera de la convocatoria. Sus razones tendría, pero a mí me hizo mucho daño. Perdí la ilusión, había días que no entrenaba al 100% porque me sentía desplazado sin ningún motivo. Cuando le pregunté qué pasaba él me decía que nada. 
Al año siguiente se fue García-Pitarch, vinieron Caminero y Manzano y no contaban conmigo. Yo cuando fui al Atleti pensaba que lo que esperaban de mí era una progresión, no que con 20 años ya respondiera al máximo. Esperaba que hubieran tenido algo más de paciencia conmigo, pero el Atlético es un club grande y si no lo aprovechas, llaman a otro.
-También coincidiste con Simeone. ¿Qué tal fue?
-Con el Cholo estuve bien. No contó nada más que en tres o cuatro partidos conmigo, pero lo que me gustó de él es que, a diferencia de otras personas, me vino de frente y me dijo a la cara que no iba a tener muchos minutos, pero que si trabajaba y me lo merecía, iba a ser justo. No tengo nada que reprocharle.
- Hablando de entrenadores, tengo que preguntarte por Luis García Tevenet  en el Huesca.

- Muy bien, de verdad muy bien. Me metió mucha caña y yo eso creo que es muy bueno. Cuando un entrenador está encima de mí, me cuida la alimentación, me cuida físicamente me hace ver que está contento conmigo y que me quiere tener bien. Cuando llegué a Huesca yo estaba con falta de rodaje y tuvo paciencia conmigo y confió en mí.

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