Corredor del encierro, voluntario en la aviación en los tiempos de la ‘Mili’, portero de fútbol, árbitro, mozopeña, presidente de la peña Los de Bronce, actual socio número 1 y promotor del cántico a San Fermín previo al encierro en los años 50…, entre otras muchas cosas, Jesús Ilundáin Zaragüeta, ‘El Tuli’, es el encargado de lanzar el Chupinazo anunciador de las Fiestas de San Fermín el miércoles 6 de julio.
Este PTV (pamplonés de toda la vida) de 85 años, nacido en la calle Jarauta el 24 de marzo de 1931, está viviendo con profunda ilusión y emoción los días previos al comienzo de las fiestas, algo que siempre quiso hacer y que este año verá convertirse en una realidad al ser elegido para tal menester por una innovadora elección popular.
¿Qué significa ser el primer lanzador del Chupinazo en Pamplona por elección popular?
Lanzar el Chupinazo ha sido para mí la ilusión de toda mi vida. Desde que tengo uso de razón, me acuerdo de pensar…Si yo un día estuviera allí arriba… Pero claro, eso era años más tarde, cuando ya era mayorcico cuando se empezó a tirar aquí porque he visto tirarlo desde la Plaza del Castillo a las seis de la tarde con un guardia de los jardines que lo tiraba y decía ya estamos en fiestas. Y ahí se acababa, hasta que llegó el alcalde Ilundáin con Pérez Salazar y aprobaron tirarlo desde aquí, aunque no siempre se ha tirado desde aquí. Cuando el ayuntamiento estuvo en obras, se lanzó dos años desde la Academia Municipal de Música y Artes y Oficios, que estaba enfrente de donde está ahora El Corte Inglés. Porque tirar el cohete desde aquí no tiene muchos años.
Y el que me elija la gente demuestra muchas cosas: que soy conocido, que la gente me aprecia y yo estoy muy contento de tirarlo, sin desmerecer a los otros que estaban, que también se lo merecían, pero bueno, he sido elegido yo y contentísimo.
¿Qué sentimientos tiene durante todos estos días y horas previas al Chupinazo?
Yo siempre me acordaré de mis padres. Mi padre bailaba el rey negro y estuve con él todos los Sanfermines desde crío acompañándole… Mis hermanos, que murieron en un año los dos y mi madre también, el mismo año. Los tres. Después, me vienen recuerdos de los de la Peña… Javier Itoiz; el compañero de turno de bar Ángel Alcate; el Epo, otro de los buenos del Bronce; el Guti, que era del Chanclazo… y de muchos más... Me acordaré de todos.
¿Con quién va a estar en el balcón del ayuntamiento el día 6?
Según Protocolo, tengo que estar solo ahí. Estará el alcalde, posiblemente. Mi familia estará abajo, luego bajaré, estaré con ellos y nos sacaremos alguna foto. Pero arriba, solo.
¿Ya está decidido lo que va a gritar desde el balcón consistorial?
Voy a decir Pamploneses, pamplonesas ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín! Y tengo un papelico que me han dado para que diga también esto… Iruindarrak ¡Gora San Fermín! Me lo llevo porque si no, se me olvida esto…
¿De dónde viene el apodo ‘El Tuli?
Viene de cuando jugaba en el Rochapeano, de portero. Ascendimos a Primera Regional y nos hicieron una comida en el bar de la estación del norte, que la hice yo… Allí comimos, los postres, lo que viene después de los postres… y a cantar… Entonces se cantaba una canción de una margarina que era Tulipán, que era….Si te quieres conservar guapa y lozana, con el tuli, Tulipán… Y seguimos… y seguimos…, y uno que era bastante cachondillo se quedó con eso y me lo puso así.
Presume de ser de Jarauta de toda la vida…
Sí, nací en Jarauta, 81-4º, la Avenida Jarauta. Entonces fue en casa, con comadrona. Así que de Jarauta de toda la vida. Después pasé al número 55 de la misma calle, y de ahí, a San Lorenzo 18. Mi padre era camarero del Casino Eslava, hicieron una cooperativa de hostelería que luego construyó unos pisos en Santa Marta, en La Milagrosa donde la piscina municipal, y fuimos allá. Luego me casé y bajé a vivir a Orvina, a la segunda agrupación. Allí estuvimos unos años, y subí a San Lorenzo otra vez.
Antes de ser de la peña Los de Bronce perteneció a Los Iruñako
Los Iruñako era una peña sanferminera que tenía los locales en la calle San Gregorio, donde está ahora el bar Anaitasuna. Allí había una bajera, un almacén muy limpio con un escenario, guardarropía y una charanga buena eh, y teníamos baile los jueves, sábados y domingos. Pero la peña duró muy poco, desapareció porque no había dinero, éramos pocos socios. Entonces yo tenía 18 años cuando me hice socio, aún conservo el pañuelo. Esta peña no tenía nada que ver con el conjunto musical que había con el mismo nombre.
Y después ¿Por qué al Bronce y no a otra de las que ya existían entonces?
Me gustaba el ambiente que había con aquellos chavales, un ambiente sano, muy dicharachero y en Sanfermines salían mucho por ahí, me gustó, y me hice socio.
¿Qué supone ser el socio número 1 de la Peña Los de Bronce hoy día?
El que sea el número 1 no significa nada porque en las demás peñas también hay números 1. Eso va con los años que tienes. Si continúas, continúas, continúas... Yo sigo y seguiré. Me querían hacer veterano y les dije que no… Que sigo en activo.
El Tuli es un ‘Mozopeña’ durante casi 70 años
Sí, fácil, porque con 18 ya salía con los de Iruñako....
En 85 años, tan sólo dos Sanfermines ausente de Pamplona ¿Por qué?
Sí, las dos por cuestión de la ‘Mili’. Yo me fui voluntario a la aviación a Canarias. Allí estuve en cuatro islas, la última en Fuerteventura, y un año le dije al capitán que teníamos allá que yo era de Pamplona y que llegaban los Sanfermines... Le pedí permiso, pero llegaron las fechas y no me decía nada. Un día me dijo que no, y nada, a aguantar. Desde casa me mandaron el programa de fiestas y el periódico todos los días.
También jugué a fútbol en el Herbania de Fuerteventura, que tenía mucha rivalidad con el Unión Puerto. Después me pasaron al Unión Puerto que era mejor equipo y allí nos entrenó uno que jugó en el Betis, Cedrés. Llegaron los otros Sanfermines y me dijeron que no iba a ir porque me licenciaban en septiembre, y fue el día de San Fermín Chiquito, además. Y él me dijo que, si me parecía, podía buscarme un equipo para que me quedase, pero le contesté que lo sentía, que se lo agradecía en el alma pero que yo me iba a Pamplona…Y eso que tenía novia allá yo… Novia, en aquellos tiempos…
Al regreso a Pamplona ¿continuó jugando a fútbol?
Sí. Vine y fiché por el Oberena y ahí estuve cuatro temporadas, luego pasé al Rochapeano. Ascendimos a Primera Regional y de ahí ya vino lo de la canción. Luego pasé al Chantrea, donde inauguré el campo también.
Un día me dio un patadón uno que me volvió la nariz al otro lado…Era portero yo… Me operaron en San Juan de Dios pero no me hicieron nada porque no podía respirar bien, y el hermano del presidente de Osasuna Ezcurra me facilitó las cosas a través de la Federación, que estaba en la calle Pozo Blanco, y me mandaron a Madrid para operar y allá me dejaron bien.
Después jugué en el Venecia, un equipo que fundamos unos cuantos compañeros y jugamos en Boscos. Luego me retiré de jugar pero seguía siendo del Venecia y como el Trofeo Boscos nos obligaba a tener un árbitro por equipo, me dijeron que tenía que ser yo. El primer partido que arbitré, cerca de las casas de Eguaras, me salió bien, me empezó a entrar el gusanillo y tal, y así estuve 30 temporadas. Pité dos o tres finales del Trofeo Boscos y otras cuatro o cinco más como línea.
¿Fue corredor habitual del encierro?
A los 15 años, no me dejaban correr y empezamos en la calle Estafeta cuatro o cinco chavales junto al café El Moka. Allí nos subíamos hasta el cuarto piso porque sabíamos que los municipales solían entrar por la puerta y miraban abajo y subían hasta el primer piso a ver si había alguien escondido y se iban. Como ya sabíamos eso, esperábamos hasta un minuto antes del cohete y bajábamos a la puerta cuando tiraban el cohete y ya no estaban los guardias. Un día, casualidad, vi a mi padre, que trabajaba en el Casino Eslava, que se metía a correr el encierro, y yo también.
De ahí pasé a correr en Santo Domingo porque en Estafeta era poco trozo y no me gustaba. También era poco trozo en Santo Domingo, pero más bonito porque los toros, cuesta arriba, corren más al tener las patas delanteras más pequeñas. Y ahí empecé hasta que un día se juntó la noche… la banda por la calle… las dianas… el encierro… Y a cantar.
Fue entonces cuando surgió de manera improvisada el cántico a San Fermín antes del encierro frente al portón del corral de Santo Domingo un día 10 de julio ¿Cómo fue aquello?
Le dije a uno, vamos a cantar una canción aquí ahora. Nos arrodillamos y nos salió la de La Única, y de ahí viene todo. Al siguiente día estábamos cuatro; al otro, seis más, diez, quince… Ahí empezó todo, pero sin ningún afán de nada, porque nos salió sin más. No me esperaba esto.
Y entonando ese cántico de La Única ¿por qué no se hizo de La Única y sí de Los de Bronce?
Entonces, no te dabas cuenta de las canciones y a mí me gustaba la gente, y tenía un amigo que era de La Única, pero no… Yo me hice del Bronce y no me ha penado.
Chupinazo, encierro, corrida, salidas nocturnas, dianas, Gigantes... ¿Qué es lo mejor de los Sanfermines?
Todo, todo. Todo menos un día, el día 14. Lo odio. Ya desde la mañana que empiezan a quitar los tablones, ya me descompone. Voy a los toros sin merienda y cuando terminan los toros me voy a casa. Ni pongo la tele, ni pongo la radio porque no quiero oír nada del Pobre de mí. Lo odio. Lo demás, todo. Todo es bonito, todo.
¿Han cambiado mucho las cosas en Pamplona y en los Sanfermines?
Sí. Desde los antiguos Sanfermines hasta ahora va un abismo. Antes era simplemente en el barrio. Se hacía la vida en la Avenida de Jarauta, en el Boulevard de Descalzos, en la calle Mayor, en Ansoleaga y en la Plaza de San Francisco. Lo más lejos que íbamos era a la plaza de toros porque entonces no había ni Club Natación, ni Larraina… Después ya se empezaron a hacer bailes y otras cosas, y se perdió ese encanto que había de sólo de Pamplona. Tampoco venía mucho extranjero, era una gozada aquello.
¿Cómo serían los Sanfermines perfectos para el Tuli?
Los Sanfermines perfectos… Siempre he dicho una cosa, cada uno vive los suyos. Yo vivo los míos y el de al lado vivirá los suyos, que muy posiblemente serán diferentes a los míos, pero el vivir la fiesta en sí, eso no hay dinero que lo pague. Tú haces tu fiesta y estás a gusto. Si durasen más días, pues estarías más días. Pero yo del día 14 no quiero saber nada.
¿Hay algo especial preparado para estas fiestas por parte de la familia o de la Peña?
Que yo sepa, no. Todo será normal. Me iré a comer con mi mujer a casa porque luego tengo compromisos, a las 4:30 en el Baluarte y a las 5:00 en Carlos III, y a la noche cenaremos juntos pero en la peña. De ahí, todo seguido como el paso doble, hasta las dianas, a disfrutar toda la noche. Todos los días no, pero el día 6 es especial para mí, tiene como un embrujo como dicen los andaluces, y no se paga con dinero el estar ahí.
El día 7 voy a la procesión. Después de las dianas voy a casa, que voy con la mujer eh… Otros años ha estado sin salir el día 6 pero este año quiere. Después de pasar por casa para ducharme y afeitarme, desayuno y a la procesión. A las 12 sale la peña con la charanga y el cartel. Antes, muchas peñas salían el 6 de julio, que eso no sabe la gente, a la tarde después de las vísperas. Yo salía ya con Iruñako. Damos una vuelta con la charanga y a las 2, a comer. Después de comer, otra vez a la peña para ir a los toros. Después de ver la corrida, saltas al ruedo y sales con la peña. Se cierra sobre las 11 o así pero yo aún duro un poco más y me voy a dormir.
¿Son estos los Sanfermines más especiales de toda su vida por aquello de lanzar el Chupinazo?
No, no. Tienen la emoción de tirar el cohete pero no, normal, como siempre.
Después de tirar el Chupinazo ¿Le falta algo por hacer en los Sanfermines?
Ser el alcalde. Yo no puedo ser alcalde porque no soy de ningún partido, pero bueno, me gustaría ser el alcalde aunque sólo en Sanfermines porque cambiaría muchas cosas.
Por ejemplo…
Por ejemplo, la gente que viene y se cree que esto es una república… No hay libertad, hay libertinaje. Veo cosas que a mí me consumen… Que tengan un bar al lado o un sitio de aseos y lo hagan en la calle... ¡Es que no puedo! Yo no lo he hecho nunca, ni lo haré. Tienes montones de bares abiertos con servicio, pues no… Tiene que ser ahí.
Luego la gente que anda buscando líos y broncas… Yo le tuve que llamar la atención una vez a uno que estaba en la Plaza del Castillo haciendo el gamberro desnudo y, bueno, se me puso como un caballo por decirle que no tenía razón de hacer eso, que gente como él aquí sobraba. Y me contestó que el alcalde no les daba de comer… ¡Encima quería comida! Si quieres te llevo a un hotel y te pago la cama le dije, y se calló.
(Una entrevista de José Mari Colomo)
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