viernes, 19 de julio de 2013

HA MUERTO JULIÁN LAJOS, UN PELOTARI DE LEYENDA, MUY TEMPERAMENTAL


LE VISITÉ COMO BUEN AMIGO

El día de su homenaje de despedida
al que tuve el gusto de asistir y sacar
esta fotografía, que guardo en mi álbum


Con Julián siempre mantuve una relación entrañable y me dolió mucho
que los avatares de la vida le jugaran una mala pasada, que él con tanto
esfuerzo había tratado de disfrutar con su familia sin conseguirlo.
Sus cinco hijos disponen ahora de un buen y amplio restaurante
 de nombre "USLAHER" en el barrio de la Rochapea





Siempre tuve un cariño especial por Julián y le visité en Amma Oblatas donde pasó los últimos años de su vida muy bien atendido por cierto. Estoy convencido de que mi visita le producía un cierto sentimiento, una emoción aunque no podía expresarlo. La noticia de su muerte me la dio de forma personal por encargo de la familia la excantante Adelaida Aróstegui, esposa de Jesús Ustáriz, cuñado de Julián. Pronto nos juntamos con todos sus hijos Mª Carmen, Esther, Javier , Ignacio y Julián, además de su fiel esposa Pili que ha llevado ejemplarmente todo el peso de la larga enfermedad.
Hoy será un día de reconocimiento al deportista que se fue dejando una huella de su fuerte carácter y gran clase en la zaga de todos los frontones para ser considerado el mejor zaguero de la historia.
Descansa en paz, querido Julián.

TRES OPINIONES AL AZAR


Los duelos Retegui-Lajos marcaron una época

1ª.- Julián Lajos fue un zaguero de gran pegada con su derecha, pegada que conseguía con una forma muy peculiar de darle a la pelota y que sólo él supo desarrollar. Fue un gran pelotari. Pueden recordarse de él muchísimos partidos y además hay dos ex-pelotaris de los que fue "tutor" y que por ello algo le deben : Aguirre y Salvador Vergara, que ni se sabe cuántos partidos jugaron juntos y, gracias al dominio en la zaga de Julián, gozaron de cantidad de pelotas para rematar "a placer". Una larga enfermedad ha acabado llevándoselo pronto y dentro del mundillo pelotazale será recordado como un gran zaguero y buena persona a la que en sus últimos años la vida no le ha tratado como se merecía. Descanse en paz y gracias por todo lo que nos hizo disfrutar a tantos. Gumiel 

2ª.- Descansa en paz, Julián. Mi más sentido pésame y muchísimo ánimo para Pilar y para sus hijos, una familia estupenda que se hace querer y que han llegado muy dentro de mi corazón. Sois todo un ejemplo a seguir. No cambiéis nunca. Un fuerte abrazo, Leyre

3ª.- ESTIMADO ANGEL: LEO CON ATENCIÓN TU DESPEDIDA DE ESTE AMIGO PELOTARI. YO COMPARTO CONTIGO SU ENFERMEDAD. LO HE SENTIDO YA QUE FUI VOLUNTARIA MUCHOS AÑOS EN AMMA OBLATAS Y LE TUVE MUY CERQUITA PUES ESTUVE EN SU PLANTA MUCHO TIEMPO.
LE HACES UNA DESPEDIDA MUY HERMOSA. UN ABRAZO,
NATI.

UN PELOTARI DE FUERTE CARÁCTER



Julián Lajos, (Larráinzar, 4 de mayo de 1940) fue un jugador de pelota a mano.
Durante su andadura profesional fue el segundo pelotari navarro en lograr la txapela en el Manomanista del año 1971, repitiendo título en otra ocasión (1976), asimismo jugo otras dos finales, renunciando a una tercera, tras no concederle la Federación Española de Pelota el aplazamiento solicitado debido a los problemas musculares que alegó. En todas las finales tuvo como contrincante al también navarro Retegui I con el que mantuvo una gran rivalidad, desde que se enfrentaron en la final del Manomanista de Segunda Categoría en 1967.


SU ÚLTIMA TXAPELA DE CAMPEÓN




Julián Lajos falleció en la madrugada de ayer a los 73 años. El doble campeón manomanista, ganó las txapelas de 1971 y 1976, había sido ingresado el miércoles, por lo que no pudo acudir al acto de celebración del 50 aniversario del frontón Atano III, donde se homenajeó a todos los campeones del mano a mano que se coronaron en el recinto donostiarra, entre los que él se encontraba. La txapela la recogió su cuñado Jesús Ustáriz y luego presidió la Sala 3 del Tanatorio Irache junto a las coronas de flores como último trofeo conquistado por el mejor zaguero de todos los tiempos.


LAS RABIETAS DE MARTÍNEZ DE IRUJO Y LAJOS





Juan Martínez de Irujo tiene un perder muy heterógeneo. Cuando el navarro considera que sus intereses se han visto perjudicados monta en cólera. Ocurrió en Rentería.
Parece ser que el epicentro del disgusto fue el material y el cestaño, que suele ser el muro habitual de las lamentaciones y al que se alude habitualmente para maquillar las sonoras derrotas. En Rentería, cuando el campeón de Ibero entró en vestuarios golpeó con fuerza una puerta, que era de okumen, y se produjo un corte inciso de unos cuatro centímetros en el dorso de su mano derecha. Fue trasladado a la Clínica San Miguel de Pamplona, en la que, bajo anestesia local, se le aplicaron diez puntos de sutura. Su cólera la ha pagado a un alto precio. Martínez de Irujo tuvo que suspender tres partidos concertados por su empresa.
Según los allegados del pelotari de Ibero, «Juan estaba de una mala leche que trinaba. Además de verse apartado de los frontones por una niñería, le costó la broma unos cuantos miles de euros». En su empresa tampoco gustó su actuación.
Sin embargo, el suceso de Martínez de Irujo no es un caso aislado. Desde la prehistoria de la pelota las fuertes debacles han venido siendo fuente de estallidos de fiereza. Uno de los zagueros con más predicamento del firmamento pelotístico, Julián Lajos, montaba cada zapatiesta de impresión. Un día le atizó un patadón a una puerta, en la que dejó incrustado el pie, y el sacárselo fue toda una odisea.


RECUERDOS DE SU RETIRADA





El 27 de febrero de 1986, con 45 años y 9 meses de edad, Julián Lajos se despedía de la pelota profesional. El zaguero de Larráinzar se marchaba con un palmarés de dos txapelas en el Manomanista.


Con su estilo peculiar junto a Salvador Vergara


Considerado como uno de los mayores pegadores de la historia moderna de la pelota a mano, Julián Lajos protagonizó una época en esta disciplina con sus grandes duelos ante Juan Ignacio Retegi, Retegi I. Entre 1970 y 1976, ambos se colaron en cinco finales del Manomanista, en las que el zaguero de la Ulzama se apuntó dos por tres de su rival, en 1971 y 1976. Se quedó sin poder disputar la txapela de 1972, al no concedérsele un aplazamiento por problemas musculares, pero, por el contrario, ganó su título de 1976 también sin competir, por mal de manos de Retegi I.
Famoso por su fuerte carácter, se empeñó y consiguió ganar en su despedida oficial, en el Labrit (su último partido sería dos días después, en Santo Domingo de la Calzada), haciendo pareja con Bengoetxea III contra Bengoetxea IV y Salvidea (22-9). Fiel a su estilo, pese a la amplia victoria sacó a relucir su mal humor. No contra nadie sino contra sí mismo, por no ser capaz de levantar tres saques consecutivos.
En aquella tarde, ante un Labrit abarrotado, no quiso sentimentalismos, e intentó restar importancia a su despedida, saltando a la cancha a ganar y sin descentrarse con los aplausos de una afición que se quería despedir con cariño de un pelotari que había culminado una brillante trayectoria de veinte años.
Dicen las crónicas que ese día "pegó como en sus mejores tiempos y demostró tener todavía cuerda para rato". Pero la decisión ya estaba tomada y, según el propio Lajos, no tenía vuelta de hoja. Y en los vestuarios, una amplia sonrisa, la típica de un jugador que ha cumplido como los grandes en un partido y se ha alzado con la victoria.
Atrás quedaba una vida entera dedicada a la pelota, desde sus primeros golpes en el Toki Alai de Larráinzar. Después, en 1964, con 24 años, su debut en el Campeonato de Aficionados. Y en 1966, debut en profesionales (por supuesto, en el Labrit) en el Campeonato de Segunda, en el que iría progresando -jugó en 1967 la final individual, que perdió ante, cómo no, Retegi I- para dar el salto a Primera en 1969 y eclosionar al año siguiente. Ser considerado durante década y media como el mejor zaguero del cuadro profesional es un hito difícil de igualar.

EL ZAGUERO DE LOS AÑOS 70

El de Larráinzar fue campeón del Manomanista en dos ocasiones y uno de los mayores pegadores de su época



Un aficionado le entrega un obsequio el día de su homenaje

UN PELOTARI DE RAZA


El miércoles estaba invitado a la celebración del 50 aniversario del frontón Atano III de San Sebastián, pero fue un familiar suyo quién recogió la txapela conmemorativa que los organizadores concedieron a los campeones del Manomanista. Hacía tiempo que Julián Lajos estaba apartado de los frontones. Sufría una enfermedad neurodegenerativa y estaba ingresado en una residencia de Pamplona. Ese mismo día el estado de salud del navarro empeoró y fue trasladado a un centro sanitario donde falleció ayer a los 73 años.
La pelota se queda sin uno de los grandes zagueros de la década de los setenta. Nacido en Larráinzar, Lajos fue uno de los mayores pegadores de la era moderna. «Tenía mucho poder y extendía mucho la pelota», recordó Juan Ignacio Retegui Retegui I, que fue uno de sus grandes rivales durante una buena parte de su carrera. Cinco finales del Manomanista de primera tuvieron a estos dos pelotaris como protagonistas, e incluso una de segunda, celebrada en 1967 en el frontón de Bergara.
En las del máximo escalón, Lajos ganó dos. La primera en 1971 (22-17) en el frontón de Anoeta. La segunda la obtuvo cinco años más tarde sin jugarla por el mal de manos que sufrió Retegui I, al que no le concedieron un aplazamiento. Y curiosamente el zaguero navarro también perdió una txapela por una situación parecida. Fue en 1972, cuando tras acudir a la elección de material y no terminar muy a gusto, sufrió unos problemas musculares y tampoco se le concedió el tiempo necesario para recuperarse.


20 AÑOS EN LA ÉLITE Y SE RETIRÓ A LOS 45 AÑOS EN EL FRONTÓN LABRIT

Dio sus primeros pasos dentro de la pelota en el frontón Toki Alai de su localidad natal. Con 24 años accedió al campo aficionado, y en 1966 debutó como profesional. Zaguero de fuerte carácter, estuvo 20 años en la élite. Se retiró de la pelota a los 45 años. La despedida oficial se le tributó en el frontón Labrit de Pamplona, y en aquel choque también dejó su impronta. Junto a Bengoetxea III ganó a Bengoetxea IV y Salvidea (22-9). Dos días después jugó su último partido en Santo Domingo de la Calzada. «Será un pelotari para recordar», añadió Retegui I.





SUS INTENSOS DUELOS CON RETEGUI I


ASÍ SUDÓ A LOS 45 AÑOS EL DÍA DE LA DESPEDIDA

FUE GENIAL DENTRO Y FUERA DE LA CANCHA POR SU ESTILO PERSONAL


 Su figura siempre será recordada por los intensos duelos que vivió con Juan Ignacio Retegui, el primero de la famosa saga.
Lajos era un genio dentro de la cancha. Un pelotari fortísimo, duro como una roca y con un estilo característico que le hizo convertirse en uno de los más grandes.. El manista nacido en Larráinzar era un volcán. Capaz de sacar a pelotazos a sus rivales de la cancha y con una actitud que a veces le condenaba a la perdición. El navarro siempre quería ganar y a veces se enfadaba consigo mismo y realizaba protestas polémicas. "Tenía ese carácter espontáneo. Cuando le salía una jugada mala se enfadaba. Pero eso era porque era un hombre que daba todo lo que tenía. Más que defecto era una virtud", recuerda Juan Ignacio Retegui, su mayor rival y también un amigo.
Lajos y Retegui I vivieron una gran rivalidad durante la década de los 70. Retegui y Lajos eran las figuras de la época y se enfrentaron en tres finales, con dos victorias para Juan Ignacio (1970 y 1975) y una para Julián (1971). En 1976, Lajos consiguió su segunda txapela del Manomanista, después de que no se le concediera el aplazamiento al erasundarra. Antes, en 1972, el ulzamarra no se presentó a la final que le enfrentaba a Retegui.
"Para mí era el mejor zaguero que he conocido. Era un pelotari enorme porque extendía la pelota más que nadie. Él solía jugar con un delantero de segunda categoría contra las mejores parejas y casi siempre ganaba", rememora Retegui. Durante estos años, los dos navarros siempre solían prepararse juntos y eso hizo que se conocieran a la perfección. "Entrenábamos juntos y sabía que no me podía ganar. Por eso, Lajos solía salir medio derrotado porque lo veía difícil. Como pasa en todas las épocas, siempre hay un par que destacan y si no hubiera estado yo delante, Julián Lajos hubiera sido campeón muchos años", apostilla Juan Ignacio. Una rivalidad dentro de la cancha que se convirtió en una amistad en el exterior. "Fuera del frontón siempre hemos sido amigos . Era muy buena persona, siempre dispuesto a ayudar a cualquiera", recuerda Retegui.
Lajos vivió toda la vida entre tacos y pelotas. Sus primeros pasos fueron en el Toki Alai de Larraintzar y consiguió cumplir su sueño de debutar en profesionales en 1966, en el Labrit. Durante, 20 años se dedicó a castigar a los zagueros rivales con su pegada. No sólo nos dejó un gran pelotari, también lo hizo un campeón que marcó una época.

Un pegador nato, competitivo hasta el final de su dilatada carrera


Un estilo revolucionario y cuestionable

Su fuerte carácter y lo poco que le gustaba perder también marcó su carrera deportiva, que concluyó en 1986 en Santo Domingo de la Calzada. No obstante, su despedida oficial tuvo lugar dos días antes en el Labrit, junto a Bengoetxea III contra Bengoetxea IV-Salbidea. Ni en su adiós se perdonó fallar tres restos seguidos y eso que pegó como nunca para ganar 22-9.
Como recordó ayer Xabier Euzkitze en twitter, "Lajos tuvo un estilo revolucionario y muy cuestionable, pero jugó la tira», hasta el punto de que fue considerado como el mejor zaguero de su época.



EL FUNERAL PELOTAZALE DE JESUÍTAS


Adelaida, cuñada de Juián Lajos
Así como a mí me llamó la familia personalmente para comunicarme  la muerte de Juilián a las pocas horas de producirse, lo mismo hice con una persona entrañable de la pelota como es Fermín Dufur y a continuación con el Redactor Jefe de la Sección de Deportes de "Diario de Navarra", José Mari Esparza, buen amigo, que luego le dedicó una preciosa página al fallecido, cubriendo la baja del titular de la Sección de Pelota, Luis Guinea, de vacaciones.
El funeral de Jesuítas fue la cita de los pelotaris que tuvieron alguna relación con Julián. Si en el Tanatorio estuvieron Antxón Maíz y Modesto Andueza, también  pudimos charlar largo ye tendido con el bueno de José Martín Martinicorena, elegante zaguero de Errazquin, la estampa viva del gran Miguel Soroa. A tarde en la iglesia de Jesuítas se pudo ver a gente de Eugui y Larráinzar, así como a los pelotaris Reteui I, II y III, Ladis Galarza, los Bengoechea III y VI, Ignacio Errandonea, Salvador Vergara, Fernando Arreche, Rubén Beloqui, Roberto García Ariño, Luis Iribarren, El panaderito de Oyón (Arroyo),  además de los anteriormente citados Matinicorena y Fermín Dufur, el federativo de Mezquíriz.
El celebrante destacó de Julián cuatro rasgos de su acusada personalidad  que resumen su fuerte carácter con lo mal que se ha portado la vida con él en la última etapa que le llevó a una enfermedad degenerativa, destacando D. Francisco Iraceburu su capacidad de perdón, su honrandez, su amor y su generosidad.
Hemos perdido una gran pelotari, de una forma de ser muy especial, irrepetible como lo era en las voleas Elías Piérola o Arroyo jugando a bote lanzando verdaderos obuses o José Ezcurra en el txoko, Juan Ignacio Retegui de volea de izquierda...En la zaga no ha habido otro como Juilán Lajos por su poderío y contundencia.





AL CIERRE, LECTORES DE ESTE BLOG:

Pedro Manso:

- Magnífica semblanza

Miguel Ángel Benito:

. ¡Cómo disfrutamos cuando jugaba con Retegui I...!

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