jueves, 13 de junio de 2013

LOS MOMENTICOS DE IÑAKI LACUNZA

José Luis Turrillas entregó en el Gayarre el premio  "Memorial Manuel Turrillas" a Iñaki Lacunza por su dilatada y meritoria trayectoria musical

 
IÑAKI LACUNZA ARRAIZA AUTOR DEL VALS A SAN SATURNINO

"San Saturnino también se merece que le canten en la calle"

 - Una veintena de pamploneses están dispuestos a implantar, el 29 de noviembre, una tradición: dedicar una canción al patrón de Pamplona en su procesión
Será en el atrio de la parroquia de San Saturnino, al finalizar la procesión del Santo. Allí, un grupo de pamploneses ha obtenido los permisos necesarios para dedicar una canción al patrón de Pamplona. Iñaki Lacunza Arraiza, profesor de Historia, ha compuesto música y letra y junto a él estarán otros 18 compañeros, todos con edades comprendidas entre los 30 y 45 años.


¿Por qué surge la idea?
Nos gusta mucho la música y vimos que la procesión de San Fermín estaba ya bastante completa. Sin embargo, a nuestro patrón nadie la había dedicado una canción, tal vez porque la festividad es en noviembre y no tiene tanto atractivo, pero se lo merece.
¿Una jota?
No. En este caso, como dicen que fue obispo en Toulouse, le vamos a dedicar un vals parisino. Para la letra me he inspirado en un libro de José María Jimeno Jurio, pero es una mezcla de tradiciones relacionadas con el Santo, como el pocico, y algunos añadidos que tienen que ver con la ciudad, como el gallico y el Camino de Santiago. La idea surgió en San Fermín y la letra estaba compuesta para primeros de agosto.
El grupo, ¿estaba ya formado?
Nos conocemos desde hace mucho tiempo, componemos canciones para amigos. Algunos forman parte de Los compadres, que cantan boleros. Por ejemplo, Eduardo Solano se ha hecho cargo de los arreglos. Pero también hay otros que pertenecen a la rondalla de Napardi. Luego está José Antonio Arnedo Peral, que es uno de los que más ilusión ha puesto.
Cantar a San Saturnino, ¿se convertirá en una tradición?
Sería nuestra mayor ilusión. De momento, tenemos previsto repartir fotocopias con la letra del vals para que lo cante el que quiera y, aunque llueva, seguro que la cantamos en algún momento del día.



"CAMPANA MARÍA"
Tras su restauración: "Cuando ella canta en su torre, se estremece el corazón..."

Uno de los símbolos más representativos de Pamplona es la campana María, situada en la torre norte de la Catedral de Pamplona.
Se dice que su sonido delimita la Cuenca de Pamplona, pero quienes hemos vivido la infancia en los alrededores de la Catedral, tenemos la suerte de tener metido en la cabeza y en lo más profundo de nuestro corazón esa nota grave, solemne, impresionante de la María. Y somos capaces de distinguirla, como se escucha en el comienzo del vídeo, entre el alborozado alboroto de las campanas.
Recuerdo haber subido de niño, a veces a escondidas, a contemplarla, a admirar sus dimensiones (María me llamo / 100 quintales peso /si no me quieres creer / llévame al peso) y para ver si conseguía mover su badajo. Hoy sé que esta enorme campana (2'59 m. de diámetro) pesa más de 10 toneladas (10.060, como 20 toros) y su badajo (248 kg.) supera el peso de tres personas de 80 kilos. Es la campana en activo más grande de España (la de Toledo pesa más, pero está rajada).


"Campana gorda" de Toledo. ¡Vaya tijeretazo, Cospedal!
Esta campana suena sobre todo en las festividades alegres, como cuando en la procesión del 7 de julio Cabildo y Corporación suben por la calle Curia y entran al atrio de la Catedral. Suena la campana María, mientras la de las Horas comienza un repique desenfrenado y los Gigantes bailan: es un momento especial, "El Momentico" por antonomasia.
Pero también en las penas: guardo, en el recuerdo de mis ocho años, el 9 de octubre del 58 cuando la profunda voz de la María anunció la muerte de Pío XII. Y lo guardo porque, casualmente, ese mismo día tuvimos la alegría de que naciera mi hermanica Lourdes. Volvía mi padre Prisciliano de pasar con mi madre Ramona la noche en la maternidad y cuando llegó a casa (era muy dado a los dichos) dijo algo parecido a esto: "han tocado las campanas a muerto, pero para nosotros han tocado a vida: ha nacido Lourdicas el día 9, la de nueve (era la novena hija), y a las nueve".
Fue fundida por Pedro de Villanueva ("PETRVS DEVILLA NVEBA MEFECIT", así "sic" reza la inscripción en la propia campana) el 15 de setiembre de 1584. El sonido de la María lleva, pues, más de cuatro siglos "meciendo en su abrazo" (gracias, Jesús Arraiza) a la cuenca de Pamplona.

Y así reza este libro que recoge la historia de la María

En la reciente restauración de las campanas de la Catedral (realizada en Valencia), aunque la María no se bajó (la torre fue construída con ella dentro), recibió, como las demás, el mimo de los restauradores valencianos que supieron dejarla con el sonido que debió de tener a fines del XVI.
Como no podía ser menos, esta imponente campana, que en tan señaladas ocasiones nos ha cantado a pamploneses y cuencos durante 428 años, se merecía que alguien la cantara a ella. Y "El trovador de Pamplona", Iñaki Lacunza, se ha sacado de la chistera una canción que... mejor escuchadla. ¡¡¡Y esa guitarra del "Chipi"!!!:

 


1ª ESTROFA
Dormida en tranquila paz
Sueña poder despertar,
Quebrar el silencio de la catedral;
Sueña con poder tocar,
Dar su alma a la ciudad,
Elevar al cielo su ronco cantar.

No hay pregonera mejor
De alegría , de dolor*,
Cadencia profunda
Que encierra pasión.
En los días más grandes
Vuelve a repicar,
Al ver los gigantes
A sus pies bailar;
Y la vieja Pamplona
Que hace convocar,
Feliz y orgullosa
La escucha sonar.

ESTRIBILLO
Cuando ella canta en su torre,
Se estremece el corazón;
Todos murmuran su nombre
Con honda veneración:
"Es la campana María,
Es la campana mayor"
Su tañido suena a historia,
A leyenda y oración;
Su tañido es melodía
De la más bella canción.

2ª ESTROFA
Dormida en tranquila paz,
Nunca deja de esperar
El dulce consuelo de su soledad
Que, añorando su amistad,
Para que la haga doblar,
Suba un campanero de nuevo a su hogar.

Con respeto, con fervor,
Contenida la emoción,
Él le da sus manos,
Él le da su voz;
Y el sonido más claro,
Más fuerte, más fiel,
Nos mece en su abrazo
Al amanecer;
Y al sentir su llamada,
En gesto de humildad,
Sus mismas hermanas
Deciden callar

ESTRIBILLO
Cuando ella canta en su torre,
Se estremece el corazón;
Todos murmuran su nombre
Con honda veneración:
"Es la campana María,
Es la campana mayor"
Su tañido suena a historia,
A leyenda y oración;
Su tañido es melodía
De la más bella canción.

La lai lai la lai ... Vuelve campanero,
vuelve a hacerla despertar
La lai lai la lai...Dale vida campanero,
dale vida una vez más
Esta canción (me insiste Iñaki) quiere ser un homenaje y un agradecimiento, además de a Pedro de Villanueva, el fundidor de la María, a todos los campaneros que ha tenido la Catedral, que han subido centenares de veces los 151 escalones que llevan a la María, especialmente al último campanero José Rafael Leoz Yoldi; a los amigos valencianos que, como si fueran suyas (que también lo son), han restaurado las campanas y, por supuesto, a quienes, sin darle mayor importancia, quitándose tiempo de donde no hay, suben al campanario y, repicando y bandeando (¡qué bonito! nunca lo vi de niño, pero lo he visto ahora) las imponentes campanas, "mecen en su abrazo" a toda Pamplona (¡y a la Cuenca, hombre!).

Por cierto (a quien corresponda), sería maravilloso que la María sonara también el 6 de diciembre, como "en los días más grandes".
 
 

"MOMENTO A SAN FERMÍN"



Momento de San Fermín

Gayarre despierta en la madrugada
Rumores de fiesta rompen la quietud
Ecos de bandurrias junto a las murallas
Vibrantes canciones y una tenue luz
Rondan los auroros tras sus instrumentos
Hermosos acentos rompen a entonar
Resuenan las voces hasta San Lorenzo
Y el Santo en su trono repite este cantar:

Plaza del Castillo, fuente del Consejo
Guardan tus portales la nobleza de tu ayer
Orgullo navarro, mi pueblo querido
Recogen tus calles trovas al amanecer
Pozo de San Cernin, templos de mi tierra
Calle San Gregorio, Puerta de San Nicolás
¡Despierta, Pamplona! ¡Escuchad la aurora!
¡Es 7 de Julio, a San Fermín acompañad!

El Patrón, solemne, deja San Lorenzo
Extiende su mano, da su bendición
Cerrados aplausos, clamor de su pueblo
Al ritmo tranquilo de la Procesión
La calle repleta se queda en silencio
Una bella jota hace al Santo detener
En mágico instante se detiene el tiempo
Mirando a su rostro llora un viejo pamplonés
 

A SAN SATURNINO, UNO DE LOS DOS PATRONOS 

San Saturnino: nave principal (izquierda) con la famosa viga y nave de capilla de Virgen del Camino (derecha)

Si los concursantes del programa de Carlos Sobera “Atrapa un millón” (disculpad el inevitable anuncio y alguna que otra pausa) hubieran escuchado con atención esta canción de Iñaki Lacunza dedicada a San Saturnino, no se habrían quedado tan desolados.
Y la verdad es que la culpa no la tuvieron del todo los concursantes ni la ambigüedad de la pregunta, sino el inmenso lío con el que se encuentra quien pretende hurgar sobre el tema de los Patronos de Pamplona, Navarra y sus Diócesis.
Yo, en mi breve investigación, he llegado a esta conclusión que, seguro que contiene algún error. Ruego a quien me corrija que lo haga también en verso como, para mejor recordar, he intentado hacer yo.

Nuestros Patronos

¡Qué suerte tiene Pamplona,
tiene Patrón y Patrona!:
El Señor San Saturnino
Y la Virgen del Camino.
Más suerte tiene Navarra
Que la supera con tres:

Santa María la Real, San Fermín
y San Francisco Javier.
De la Diócesis de Pamplona
el patrón es San Fermín,
San Agustín, de la tudelana
y de esa ciudad, Santa Ana

 


Desde Tolouse a Pompaelo

Cuentan los viejos relatos, venerable tradición,
que tú viniste de lejos para ser nuestro patrón,
y junto al templo de Diana, a la sombra de un ciprés,
ante un humilde Pocico, tú nos trajiste la fe. (bis)
Desde Grecia a Palestina, desde Toulouse a Pompaelo,
recorriste mil caminos y luego marchaste al cielo.
Obispo, mártir y apóstol, hoy te celebra Pamplona,
canta, reza una plegaria sin fin:
“¡bendito seas San Cernin, maestro de San Fermín!”
Fueron pasando los años, fueron pasando los siglos
y surgió un hermoso templo a la vera del Camino.
A las puertas de tu atrio te asomas San Saturnino,
con una dulce sonrisa recibes al peregrino. (bis)
Desde Grecia a Palestina, desde Toulouse a Pompaelo,
recorriste mil caminos y luego marchaste al cielo.
Es día grande de fiesta. Se oye al Gallico cantar:
“Duerme, sueña tranquila nuestra ciudad”.
Porque, escondido en tu torre, siempre la protegerás. (bis)
 

"CASTAÑEROS DE OTOÑO"

Castañero de la Calle Comedias

A veces me imagino a Iñaki dando las clases de Historia acompañandose de la guitarra y proyectando vídeos como éste.
No sé quién tiene más suerte: si Iñaki por haber nacido en Pamplona, o si Pamplona porque le haya nacido su Trovador. O, quizás, sus alumnos.

 

 

 
"EL PETA Y EL ENCIERRILLO"
 

Seis toros bravos bajo la luna


El PETA en Pamplona
 
Desde hace algunos años, en víspera de los sanfermines, tiene lugar en Pamplona una (des)vistosa protesta protagonizada por el PETA. De modo pacífico (cosa rara en estos lares), exigen acabar con el maltrato a los toros en los encierros y corridas de la Feria de San Fermín y defienden los derechos de los animales.
pincha para ver muchísimo mejor (je,je)
A pesar de que simpatizo con toda reivindicación racional y pacífica, siento discrepar en algunos puntos:
Me da a mí la impresión de que ni los toros (ni los animales en general), ni los vegetales ni las cosas tienen derechos, sino que somos los humanos quienes se los concedemos:
El Monumento al Encierro no tiene ningún derecho, pero nosotros (o mejor, el Ayuntamiento de Pamplona) le concedemos disfrutar del derecho a que nadie se suba sobre él.
El aire no tiene derechos, pero yo sí tengo el derecho de respirar aire limpio en un bar.
Las lechugas no tienen derechos, pero yo sí tengo el derecho de que nadie me las robe de la huerta y el derecho de comérmelas.
El águila perdicera no tiene derechos, pero los gallipienzanos tienen derecho a verla volar por la Cueva Alemán sin que nadie pueda pegarle un tiro.
 
El toro bravo
 
El toro de lidia existirá, a mi juicio, mientras sean rentables las corridas de toros. El día en que no lo sean o, como en Cataluña, sean prohibidas, el toro languidecerá y, aunque se mantengan ejemplares en los zoos o en dehesas, sus características de bravura y trapío irán desapareciendo, ya que no hará falta seleccionar a los ejemplares más aptos para la lidia.
La mejor manera de proteger a una especie es conseguir para ella un uso comercial (en el sentido más humano posible).

¡Rafa, que te estoy viendo!







"EL ENCIERRILLO"

Y si no hay corridas, no hay encierros. Y sin encierros, no hay encierrillo.
En 1899, el Ayuntamiento decidió convertir la antigua fábrica de gas (abandonada tras la electrificación de la ciudad) en corral permanente para los toros. Por esta razón, los corrales se denominan como de “El Gas”. Ese mismo año tuvo lugar por vez primera el encierrillo (ya sin los gamberros, que espantaban a las reses cuando hacían su recorrido a pie hasta el baluarte de la Rochapea), y con un silencio sepulcral.
Al anochecer, sin una hora fija (hacia las 23 h.), tiene lugar el encierrillo: un acto que consiste en el traslado de los toros y cabestros desde los Corrales del Gas hasta los de Santo Domingo. Esos mismos toros serán los que al día siguiente protagonicen el encierro.
El encierrillo cuenta con 450 metros de longitud y está vedado a los corredores, por lo que sólo los pastores están autorizados a permanecer en el trayecto durante el traslado de los toros. Con el sonido del cuerno, que indica que la calle está despejada, da comienzo el traslado del ganado.
 
Rendija de Cervera
Pues bien, Iñaki Lacunza, siempre atento a cualquier evento, calle, piedra, monumento... de Pamplona (esperemos que pronto reciba su atención la, ya famosa, rendija de Cervera), no ha podido resistirse al misterio del encierrillo y le ha dedicado esta preciosa canción que, en simbiosis con el vídeo de Desolvidar (no, si al final me lo voy a creer), constituye una auténtica joya que los coleccionistas sabrán apreciar.

 


El Encierrillo
(Iñaki Lacunza)


Cuando estalla en fiesta la ciudad,
Reina el silencio al otro lado del río.
Fuego en el cielo, las estrellas al brillar,
Víspera oculta de un desafío.

En la distancia la voz de un mayoral,
Nocturna estampa, hermoso rito.
Los farolillos, los Corrales del Gas,
Fugaz encanto del encierrillo.

Y van llegando a Santo Domingo
Seis toros bravos bajo la luna.
En las murallas un corralillo
Durmiendo ignora su cruel fortuna.
En las murallas un corralillo
Durmiendo ignora su cruel fortuna.

Anuncia el día el eco de una canción
Que escucha el Santo en su hornacina.
Y su cadencia se convierte en oración
De unos valientes por bendición y por guía.

Suena un cohete que desborda la emoción,
Una manada en furiosa estampida.
Veloz carrera que conduce al callejón,
Mozos y astados en duelo por la vida.

Ultimo viaje, última noche,
Al dar las once se abre un portón
Y triste el Puente de Curtidores (1)
A los seis toros les da su adiós.
Y triste el Puente de Curtidores
A los seis toros les da su adiós

"LOS GIGANTES"
 
Impresiona la belleza de la obra de Tadeo Amorena casi 153 años después (pincha)

Además de los tres Reyes Magos, a los que tan solo vemos un día al año, en Pamplona tenemos ocho Reyes más que también tienen su magia, ya que nos hacen disfrutar durante todas las mañanas de San Fermín, en San Fermín chiquito, el día de San Saturnino y en otros actos importantes de la ciudad.

Como no podía ser menos, Iñaki Lacunza ha hecho para ellos una canción preciosa, que expresa lo que, de niños y de mayores, sentimos al verlos bailar con la algarabía de gaitas y tambores:
 




Los Gigantes


Un día, ya lejano, el bueno de don Tadeo
pidió a nuestro Concejo una oportunidad.
De sus manos nacieron dos personajes de cuento,
que hicieron de su sueño una realidad:
una pareja insigne de Reyes Europeos,
bailarines de Corte, gigantes de cartón
complacieron a aquel severo Ayuntamiento,
y terminó su comparsa el maestro pintor.

Volver a contemplar, en calles y balcones
de la vieja ciudad, a niños y mayores
siguiendo su compás frente a la Catedral,
laten los corazones a un mismo son
de gaitas y tambores.

Monarcas de ficción de cuatro Continentes
que, danzando elegantes las notas de un vals
en salón de baile, ante los pamploneses,
transforman la Plaza Consistorial.

Las mañanas de fiesta ellos roban sonrisas.
Y en su despedida ahoga la pena.
Son parte de Pamplona, parte de nuestra vida.
¡Entrañable Comparsa de Tadeo Amorena!

Ocho Reyes se van, Gigantes de colores,
despertando al bailar dormidas ilusiones.
Siguiendo su compás, frente a la Catedral,
laten los corazones a un mismo son
de gaitas y tambores.
Laten los corazones a un mismo son
de niños y mayores


Y no podemos terminar sin ver el vídeo que grabé el año pasado sobre la entrada de los Reyes Magos en la ciudad de Pamplona. No sé cómo me dejaron, sin acreditación ni nada, pero grabé unas imágenes (el comienzo un poquillo ful, pero luego...) que son impresionantes. Pocas ciudades pueden presumir de hacer entrar a los Reyes por un lugar tan maravilloso:




A JOAQUÍN ZABALZA, GUITARRA MÁGICA



Cuando Iñaki Lacunza presenta esta canción, siempre se emociona.
La foto de Los Iruñako, hacia la que dirige su dedicatoria en la sociedad El Pocico, le echa un capote a él para salir del apuro, pero a costa de emocionarnos a todos.
Y es que la huella que dejó Joaquín Zabalza en Iñaki, como en centenares de alumnos que subieron hasta su buhardilla de la Calle Mayor de Pamplona, fue imborrable.
Sirva de ejemplo este sentido homenaje de Iñaki hacia su amigo y maestro Joaquín:
 



Guitarra Mágica (a Joaquín Zabalza)



Hoy al pasar por tu calle
quise parar un instante
ante tu viejo zaguán.
Allí comencé a recordar.
La puerta aún guarda tu nombre
y al lado escrito: "guitarra".
Mil notas, ritmos y acordes,
nostalgia en esa palabra.

En tu pequeña buhardilla
cada tarde teníamos cita
con Los Iruñako, Paco de Lucía,
Los Panchos, Machín...
Y entre historias y canciones
quedó en nuestros corazones
la magia que
tú supiste transmitir.

Aquel sueño americano,
aquel "Pájaro Campana"...

¿Cómo olvidar esos años?
¿Cómo olvidar tu guitarra?
Eras amable sonrisa
al final de tu escalera,
eras talento, eras vida,
eras música en las venas.

En tu pequeña buhardilla
cada tarde teníamos cita
con Los Iruñako, Paco de Lucía,
Los Panchos, Machín...
Y entre historias y canciones
quedó en nuestros corazones
la magia que
tú supiste transmitir.

Y entre historias y canciones
quedó en nuestros corazones
tu magia, ¡maestro, amigo Joaquín!
 
 
"NUESTRA PAMPLONESA"

¡¡¡Te queremos, Pamplonesa!!!
Tiene Iñaki una muy buena costumbre: unos días antes de San Saturnino, y para calentar motores, suele dar un "conciertico" (así lo llama él), en plan familiar, con sus canciones de temas pamploneses.
Entre ellas no podía faltar una dedicada a La Pamplonesa, la banda de música por antonomasia de Pamplona, fundada en 1919, que forma una parte muy importante de la actividad cultural y popular de la ciudad.
¿Conoce alguien alguna canción dedicada a la Banda de Pamplona? Unos profesionales que, por afición, por fervor, han sido capaces de interpretar hasta 181 veces seguidas el Vals de Astráin en el Riau Riau de 1980, soportando con una sonrisa (y hasta sufriendo desmayos) las eternas interrupciones de la marcha de la Corporación (por entonces elegida democráticamente), creo que se merecen un reconocimiento, un pequeño homenaje por parte de esa mayoría social (a veces demasiado silenciosa) de Pamplona.
Tanto el "conciertico" como la grabación son absolutamente informales. Sin embargo tienen la calidad, y sobre todo calidez, suficientes para despertar ese amor a nuestras cosas, ese pamplonesismo que Iñaki quiere, y consigue, difundir con sus canciones.
Escuchad la música, escuchad la letra:
 




Nuestra Pamplonesa

Porque tú eres la primera,
Porque nos gusta escucharte
Cuando rompe la mañana
Porque nos das nuevas fuerzas
La noche termina en baile
Al sonido de una diana

Porque en las tardes de toros
Se distingue en el tendido
Un pasodoble elegante
Porque entre cientos de mozos
Te abres paso despacito
Con tu música entrañable
Porque entre cientos de mozos
Sabes estar en tu sitio
Sabes transformar la calle

Porque bailando a tu ritmo
Pamploneses, forasteros
Sienten la misma ciudad
Porque siendo sólo niños
Nos grabaste dentro a fuego
Las notas del vals de Astráin

Porque nos emocionamos
Cuando te vemos de cerca,
Uniforme de domingo
Porque aunque nunca ensayamos
Ni recordamos la letra
Nos dejas cantar contigo

Porque traes añoranzas
Y haces volver a Pamplona
A momentos que se han ido
Porque escoltas en su marcha
A la Virgen Dolorosa,
San Fermín, San Saturnino

Porque la vida es hermosa
Al son de tus instrumentos
De tu encanto, de tu entrega
Porque sin descanso tocas
Porque eres algo tan nuestro
Porque eres alma en la fiesta

Por eso y muchas más cosas
Nos sale un grito de dentro:
¡¡¡¡¡Te queremos, Pamplonesa!!!!

"LAS MURALLAS"

 
1. Con los cordeleros
 
Durante toda mi infancia formaron parte del paisaje del Redín. Todavía lo estoy viendo al señor Elizari, andando hacia atrás, sacando de su cinturón de esparto las hebras que luego, milagrosamente, se convertirían en cuerdas.
Con todos los hermanos que éramos (y bastante moviditos), a pesar de tener que compartir el espacio del Redín, jamás tuvimos el más mínimo roce con los Elizari. Guardaban la mayor parte de aperos en la caseta de piedra, pero alguna vez, bajaban por el túnel que va al pie de la muralla y abrían el portón. Y me dejaban curiosear.
Quienes sí tuvieron algún problemilla eran mis hermanas. Algunas veces, cuando pasaban debajo de las cuerdas, que giraban a gran velocidad, sus melenas quedaban enganchadas y tenían que parar la rueda.
También tenían los cordeleros una perra un poco puñetera. Se llamaba la Perla. Y una vez le dio un buen tarisco en el culo a una hermana pequeña. Estoy convencido de que aún guardará la cicatriz. (Vaya, acabo de hablar con ella por tfno. y me dice que casi ni se acuerda. Mejor)

2. Petete y Francisco
 
Fueron mis mejores amigos durante la infancia.
Petete vivía en el Arcedianato, una entrada preciosa desde Dormitalería al Claustro de la Catedral, un lugar mágico que alguien decidió que había que arrasar para hacer las nuevas casas de los canónigos.
Perteneció, como yo, a la Edad de la Madera: solíamos mangar de la carpintería (creo que el dueño se llamaba Abadía) que estaba enfrente de mi casa, del 18 de Dormitalería, y al lado de la suya, algunos listones para hacernos espadas. Más de una vez nos pillaron y tuvimos que salir pitando. Había un empleado mudo al que creo haberle oído gritarnos.
Y también perteneció a la Edad de Piedra: un día recorrimos el Biru (llamábamos así al baluarte del Labrit. Tal nombre no debe de ser muy correcto porque ni el mismísimo Martín Larráyoz lo conocía) saltando todas las cañoneras. Había una que era mucho más ancha que las demás y allí se la dio el pobre Petete.
Francisco era un enamorado del encierro. Seguramente porque vivia en Mercaderes. Íbamos a los corralillos de Santo Domingo, especialmente cuando ya estaba puesto el vallado, y, sin cantar el "A San Fermín pedimos" (aún no era popular), imitábamos el sonido del cohete (¡fsssshiiiii pum!) y salíamos zumbando, cuesta de Santo Domingo arriba, dirigiendo con el periódico (¡je toro!) a imaginarios morlacos.
Francisco pertenecía también a la Edad de Hierro: lucía en la cabeza la blanca marca que le dejó un certero lanzamiento del manojo de gigantescas llaves por parte del portero de la Catedral (¡que cierroooo, que cierroooo!). El bueno de Francisco estaría recortando en el atrio imaginarios toros y no se enteró de la presencia del amenazante cancerbero.

3. Plazuela de San José
 
Siempre la consideré un lugar de paso, entre mi casa de Dormitalería y el Redín, donde solíamos estar habitualmente. Pero había épocas en las que esta discretísima plazuela cobraba mucho protagonismo.
3.1 ¡Vamos a ver los curriños!
Seguro que a los niños de ahora esta palabreja no les dirá nada. De hecho, yo también la tenía olvidada, pero ella solita ha sabido venir a mi mente esta madrugada. Llamábamos curriños a lo que hoy se llama guiñol, títeres, marionetas. Era la plazuela de San José un lugar tan acogedor que, después de sanfermines, se convertía en un teatro al aire libre. Gorgorito, Rosalinda, la bruja Ciriaca... hacían nuestras delicias en los años 50. Recuerdo haber visto la misma representación (una que era en el fondo del mar) a la tarde y a la noche, de tanto que me gustaba. Hasta que llegó alguna hermana mayor y me dijo: "¡hala, Pachicu, a casa!".
Y me he quedado gratamente sorprendido al saber que, 60 años después, las marionetas de Maese Villarejo siguen al pie del cañón, con el mismo escenario, los mismos muñecos... y la misma ilusión. A ver si os recuerda algo:


video


3.2 Una fecha clave: 13.12. 58 (la noche anterior a mi cumple)
Eso de tener varias hermanas mayores que yo era, a veces, un chollo. "¿A qué hora van a ir tus hermanas al Redín?. Vamos a llevar los moldes para hacer figuricas de escayola". Yo, por supuesto, no me enteraba de nada. Pero siempre tenían algún detalle conmigo los chicos mayores, si les daba bien la hora a la que íbamos al Redín. Antonio, Manolo... eran unos chavales muy majos y siempre se portaron muy bien conmigo.
Una mañana temprano llegué a la sacristía de San Juan Bautista (también Jesús y María, la parroquia de la que era monaguillo) y les dije a mis compañeros, curas, sacristán...: "¿No vais a felicitarme? Hoy cumplo 9 años...".
Y un monaguillo mayor (no digo el nombre, y no porque no me acuerde), que vivía en la Calle del Redín y que obligatoriamente tenía que pasar por la Plazuela de San José para ir a casa, saltó a limpio grito: "¿ 9 años? ¡y ayer fumando!".
Y mira que estábamos bien escondidos, en un rincon de la plazuela y, además, era de noche. Recuerdo que mis amigos mayores me estaban tan agradecidos que me hicieron fumar (y tragarme el humo) mis tres primeros cigarrillos. Llegué a casa más blanco que la cera.

3.3 Iñaki Lacunza: "Plazuela de San José"
Lo de Iñaki es que no tiene nombre. ¡Cómo sabe tocarnos la fibra a quienes hemos vivido la infancia en la Parte Vieja! Pues sí, para Iñaki, el Trovador de Pamplona, no ha pasado desapercibida esta recoleta plazuela (que ni siquiera llega a plaza) y le ha dedicado una canción preciosa. Y como, además de artista, es historiador, nos ha vuelto a dar una pequeña clase de historia, de nuestra historia:


"Plazuela de San José"

Plazuela linda, rincón encantado,
Volver a encontrarte me hace tan feliz,
Gozar contigo, a ritmo pausado,
Momentos de ensueño invita a vivir.

Dejar la prisa escapar de mi lado,
Escuchar el arrullo del agua al caer,
Sentarme a tu abrigo, evocar añorando
Tiempos de estudiante, sentirte otra vez,
Por tu dulce hechizo estar atrapado,
Plazuela hermosa de San José.

Tan distinguida, tan recoleta,
Humilde belleza, leal compañía,
A la sombra ilustre, amiga discreta
De la catedral de Santa María.

Velas con cariño, ante ella tendida,
La gótica puerta que labró un maestro,
El más afamado, el mejor artista
Del noble monarca Don Carlos Tercero.

Juegos de niños junto a tu fuente,
Perdido Burgo de San Miguel,
La callejita de Salsipuedes,
Pompaelo oculta bajo tus pies.

Rumor de gentes, de peregrinos,
Paz de conventos, voces de ayer,
Bohemio embrujo de un mercadillo,
Caballo Blanco, Lome de Tournai,
Un placer siempre quedar contigo,
Plazuela hermosa de San José.

1 comentario:

  1. Lo he dicho muchas veces, pero no me cansaré de repetirlo, eres grande, muy grande Iñaki, que orgullo ser navarro, que orgullo haber nacido en Pamplona, y mayor orgullo aun conocerte como persona.
    Un abrazo.

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