Osasuna se encarama al liderato
con una nueva victoria apurada pero suficiente frente al Albacete de Martín
Monreal, a la par que coge el pulso a la categoría con más argumentos y convicciones..
A Osasuna le
bastó la primera parte, lo contrario que en otras ocasiones que es la que tira
por la borda, para continuar su particular suma y sigue, encaramado al
liderato. La segunda habría dormido a las ovejas si El Sadarno tira de repertorio musical y
alarga la fiesta que ya disfrutaba la afición.
Tras la reanudación afloró el
estilo de juego al que Diego
Martínez nos viene acostumbrando, con movimientos farragosos de
balón que tejen una disciplinada y laboriosa tela de araña a lo largo y ancho
del campo donde el rival se estrella sin encontrar una salida airosa. Ahí es
donde este equipo tira de oficio y, al menos aparentemente, se mueve como pez
en el agua, sin pasar más apuros que los controlables.
Si encima el equipo de
enfrnte se llama Albacete,
los tres puntos apenas peligraron. “Qué pena no marcar el segundo, pediremos la
hora, ya verás”, decía el comentario más repetido durante el descanso, y
en condiciones normales podría resultar profético.
Sin embargo ante este equipo
nuevo manchego en construcción, luchador pero limitado, que nada tuvo que ver
con el de la Copa, el marcador no se habría movido aunque el árbitro hubiese
prolongado un cuarto de hora más. Así que El
Sadar pudo festejar sin excesivos sobresaltos otra victoria
enrachada. De todas formas, el fútbol tiene mucho de lotería. Si entra el
cabezazo al poste de Zozulya en
el tercer minuto, la defensa ‘made in
Martín’ habría podido causar estragos después. Otro partido.
El Albacete se mostró un equipo
abierto desde el principio y esa fue su perdición. Cumplió Martín su palabra de salir a por
el partido, con un movimiento táctico impecable en estiramientos o repliegues,
pero sin presionar a los hombres de Diego
Martínez, muy cómodos en el vaivén inicial, encontrando penetraciones
por las bandas.
Se echaba en falta al
sancionado Fran Mérida,
ausencia incrementada por la escasa presencia de Roberto
Torres por el eje del ataque, pero las bandas a pie cambiado (Mateo y Torres) conducían hacia arriba con
relativa holgura. No obstante, en tales coordenadas el gol vino como suele
hacerlo en partidos tan excesivamente tácticos, en jugada a balón parado, que
cuenta lo mismo.
Diego Martínez refrescó el once, si bien de forma comedida. En defensa Unai García suplió al oficialmente
lesionado Aridane, el doble
pivote otorgó galones a Torró y
ordenó a Arzura secundarle
por todos los rincones. Enorme el trabajo del argentino.
En la punta premió a Xisco por sus enormes méritos de Cádiz, y no le falló. La afición
también ovacionó la labor incansable del mallorquín cuando pensó que iba a
ser sustituido. Su acompañante, Quique
González, resultó más intermitente buscándose las alubias por donde
buenamente podía. Destacable es que, pese a los cambios, poco varió el
comportamiento del bloque, con una primera parte que recordó más al partido del Sporting, y una segunda más de oficio,
acorde con lo que este equipo acostumbra en los demás.
Si al partido se le puede
encontrar un pero es precisamente el de la segunda mitad, que a la postre
resultó un tanto especulativa. Intentó el técnico una variable con el
acostumbrado cambio de Torres por De las Cuevas, ya que éste trató de
liderar el juego por el eje del campo, pero sin apreciarse demasiado su
aportación dado el cariz por el que transcurrían los minutos. Osasuna se sentía
cómodo entregando el balón al Albacete.
De hecho, la única cautela que
se tomó el míster consistió en reforzar la contención con Fausto Tienza a costa de un
delantero, Quique, pero
estamos hablando del minuto 88, es decir, de algo puramente anecdótico.
Finalmente, el aficionado, que
respaldó con 16.254 espectadores de
pago la invitación a disfrutar del liderato también pudo curiosear los
tenderetes que las tres candidaturas presentadas montaron en los aledaños del
estadio, pero con más curiosidad que aparente interés, a juzgar por las
diferencias entre las colas de las firmas o las de acceso al estadio, pese a
que el club apostaba mucho más en esas firmas que en los tres puntos en juego.
La fiesta es la fiesta. No
obstante, el proceso
electoral no ha hecho sino comenzar y todavía guarda mucho
espacio a las sorpresas. Queda una eternidad para llegar a las urnas.
Hablaremos del Gobierno.
La otra crónica del periodista José Mari Espaza
navarra.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario