Todos los grupos musicales pasan por una crisis de crecimiento. La Rondalla Armonía ni ha sido una excepción y ha sabido adaptarse a las circunstancias de haber perdido por fallecimiento en los últimos años de media docena de instrumentistas, por lo que ha tenido que ha visto reducida su plantilla perdiendo en número pero ganando en calidad. De veinte músicos se ha pasado a una docena: dos bandurrias primeras (Carlos Irigoyen y Cantidio Clavería), dos bandurrias segundas (Ángel Bienes y Ángel Inda), dos laúdes (Pedro Mª Montoya y Javier Zabalza) y cuatro guitarras (Pedro Mª Indaberea, Jesús Martínez Goñi, Félix Guruceaga y Francisco Ayala). unas Castañuelas de postín (Marina Pérez Ramos), un cantante muy laureado (Rafael González, "el jotero de Mirafuentes") y la colaboración extraordinaria del mejor barítono del momento (Andoni Sarobe) además del nuevo director que está a punto de llegar.
Una nueva etapa se abre. En perspectiva el Gayarre en al XVI Concentración de Rondallas, un homenaje sonado al compañero José Luis Blanco y la visita a las Residencias y Clubes de Jubilados que ya han solicitado nuestra presencia.
LA CLAVE DEL ÉXITO ESTÁ EN CARLOS IRIGOYEN, LA MEJOR BANDURRIA DE NAVARRA Y PARTE DEL EXTRANJERO... QUE SE HA COMPROMETIDO
LAS RONDALLAS TIENEN ARRAIGO EN NAVARRA
Acuden donde se les llama, se han subido a importantes escenarios y también han tocado en polideportivos y clubes de mayores. Interpretan música por el simple placer de tocarla y han demostrado, con su profesionalidad y su quehacer diario, que ser músico no tiene edad, por eso tienen ya un hueco destacado entre los grupos de la Comunidad Foral Navarra.
La rondalla es una agrupación musical de instrumentos de cuerda y púa, el origen de la palabra proviene de ronda, ya que antiguamente era una costumbre arraigada en diferentes pueblos de la península que los jóvenes del lugar sacasen sus instrumentos por las calles durante los días de
fiesta, los casamientos o diferentes festividades y cantasen y tocasen frente a las casas “haciendo la ronda”. En España ya existían estas agrupaciones musicales en el siglo XVIII; hoy en día las rondallas son más modernas y expresivas pero aún conservan aquella reminiscencia del pasado en la interpretación de una música popular que se ha convertido en patrimonio de todas las generaciones.
Una de esas rondallas se llama Armonía y ensayan en los locales del centro geriátrico El Vergel de Pamplona. Sus integrantes disfrutan de cada nota que logran arrancar a sus instrumentos. Si algo caracteriza a este grupo, y lo distingue de los demás, es que constituye un sueño de juventud cumplido en plena madurez. En los últimos años la gente ha comenzado a interesarse por ellos y poseen un espacio importante en el panorama musical navarro. Han demostrado, pasito a pasito, que ser músico no es cuestión de edad, ellos pasan de los 60, de los 70, de los 80 años pero la vida les regaló una afición por la música y el sonido armónico no tiene fecha de caducidad.
El conjunto nació hace 33 años de la mano de Gregorio Sádaba hasta que en el año 1990 le relevó Joaquín Saro. Luego llevó la batuta José Luis Martínez Gallarte, Javier Carricas ha sido el director dede 2010 hasta este verano, haciéndose cargo de la Rondalla Pedro Mª Montoya sin dejar de lado el laúd, a la espera de un nuevo director.
La Rondalla Armonía actual la forman un grupo de músicos que en su juventud fueron integrantes
de importantes grupos.
MÚSICOS VETERANOS CON HISTORIAL
Ángel Inda es quien lleva las relaciones públicas de la rondalla, “Nacimos porque ahora tenemos más tiempo disponible y es una manera de escapar de la rutina diaria, por eso varios músicos, que en su día fueron figuras en otros grupos, quisieron fundar una rondalla con solera”.Esta rondalla tiene sustancia y meollo, cuenta con buenos músicos. Antes se tocaba casi de oído. "La media de edad es de unos setenta y tres años, el más joven es Francisco Ayala, que tiene 59 años y los más veteranos Jesús Martínez Goñi y Javier Zabalza, que han pasado ya los 80.
Para integrarse en este grupo, “sólo se exige una gran afición y saber música, es decir, conocer el lenguaje del pentagrama musical o el solfeo para medir las notas, lo demás lo pone el buen hacer del grupo que tiene un alto nivel de interpretación”.
Unas veces tocan en un teatro, en un polideportivo, en una residencia o en un club de mayores, otras en un estudio de televisión, en Fiestas de San Fermín o en un monasterio de clausura. Su repertorio los componen más de 500 piezas de sabor clásico como moderno: pasodobles, habaneras, fragmentos de zarzuela…. “El huésped del sevillano", el pasodoble de “Las Leandras”, la habanera “Era una flor”, la canción “Yo te diré” de Los últimos de Filipinas, el pasodoble “España Cañí”, el vals “Noche de estrellas”, "Bella enamorada" de El úlimo romántico, "Maite", "El Roncalés", "Torna a Surriento"....
UN REPERTORIO DE MÁS DE 500 PIEZAS
Pero ellos también tienen sus piezas favoritas, “Nos encanta interpretar el pasodoble torero “Churumbelerías”, actualmente otra vez de moda en las plazas de toros, también tenemos predilección por la jota “La Baturrica” o por algunos fragmentos de zarzuela”.
Lo realmente importante para estos músicos es subirse a un escenario y sentir cómo se deleitan los espectadores con su música, “El sentir el calor del publico, el subirse a un escenario tras muchos años de trayectoria musical produce un sentimiento de revivir recuerdos y nostalgias. Además el mejor antídoto contra el ocio a nuestra edad es tener un hobby tan sano y entretenido. La música es un privilegio para quienes la practicamos y además notamos cómo son felices quienes nos escuchan”.
Por otra parte los integrantes de esta rondalla tienen una lucha particular. Uno de sus objetivos inmediatos es dignificar en Navarra la música de plectro (púa) de modo que la bandurria y el laúd entren en el Conservatorio de Pamplona y en las Escuelas de Música como ocurre en Madrid, Murcia,
Plasencia o Barcelona entre otros. La bandurria es un ilustre desconocido que sólo es popular por su utilización en rondallas y tunas a pesar de tener más de cuatro milenios de existencia y de que compositores como Bach, Vivaldi, Mozart, Beethoven, Falla o Stravinski compusieron obras para instrumentos de púa. “Tenemos la batalla ganada para que la bandurria y el laúd tengan el sitio de
honor que se merecen en las Escuelas de Música y Conservatorios. Nuestra pelea para que las rondallas no acaben con nosotros esta a punto de hacerse realidad porque, más pronto que tarde, seremos una autonomía más donde la asignatura de bandurria será de libre elección, una opción más en el Conservatorio de Navarra”.
UN SITIO DE HONOR PARA LA BANDURRIA
La Rondalla Armonía ha hecho un gran esfuerzo para elevar la prestigio melódico de la bandurria y el laúd, Instrumentos capaces de interpretar la mayoría de las obras, tanto clásicas como contemporáneas, y como orquesta ha descubierto las posibilidades que se producen al mezclar cuerdas con púa por el agradecido timbre de los instrumentos.
Navarra es tierra fértil en músicos donde hay un significativo número de rondallas, “En todos los pueblos de nuestra geografía foral hay un grupo de Joteros y de Auroros y una rondalla que les acompaña, con lo que la semilla esta ya puesta y se traslada en el tiempo de padres a hijos.
Había que darle más dignidad a cada grupo de ahí la creación de rondallas con algo más de los que es una ronda jotera o una tuna universitaria. En Tudela ya hay una cantera de músicos jóvenes, lo mismo que en Estella, Tafalla y Pamplona y hay tradición y facilidad para los instrumentos de cuerda y gusta su sonido por el arraigo y la tradición. Antaño había pueblos donde sólo se tocaban instrumentos de cuerda como ahora de viento. Vamos formando rondallas al compás que se forman bandas de música”
DE LA CALLE A LOS ESCENARIOS
Si las primeras rondallas nacieron en las calles de los pueblos éstas han evolucionado hasta lograr subirse a los escenarios de prestigiosos teatros.
El día 20 de junio del año 2004 se celebró con mucho éxito en el teatro Gayarre de Pamplona la I Concentración de Rondallas de Pamplona. La Rondalla Armonía fue la encargada de abrir el festival recuperando aquel espíritu de las viejas orquestas, los sonidos populares y demostrando que en el mundo de la música el único galardón que realmente es importe es el calor del público.
En aquella ocasión se subieron al mítico escenario pamplonés más de ciento cincuenta músicos que arrancaron a sus instrumentos estilos tan diversos como pasodobles, jotas, nanas, música clásica, zarzuela, habaneras, música celta… El teatro Gayarre llenó su aforo y el público con su presencia confirmó que los instrumentos de cuerda conservan un puesto meritorio en los escenarios más
prestigiosos, más allá de sus alegres y sencillas intervenciones en festejos populares.
El éxito de aquel primer encuentro propició quince más, “llevamos quince
años celebrando el encuentro de Rondallas de Navarra en el teatro Gayarre. Empezamos con seis grupos y y han desfilado más de treinta rondallas. El aforo del teatro, 900 personas, es pequeño y cada año se queda fuera más público del que entra. . Los encuentros han sido un éxito y la curiosidad es patente; los nuevos políticos se han dado cuenta de que aunque la música no da votos es cultura popular, tradición, ilusión, ocio y arte”.
JNA DEMOSTRACIÓN DE CULTURA POPULAR
Ha pasado mucho tiempo desde que aquellas primeras rondallas salieron espontáneamente a las calles de los pueblos de España y actuaban en fiestas y pasacalles. Ahora se suben a los escenarios y llenan teatros mientras el público mueve los pies al ritmo de su música, acompaña con palmas las melodías o tararea las viejas melodías que siempre serán del ayer pero también del mañana.
La Rondalla Armonía, tras 33 años de camino espléndido, impulsada con el aliento de cada uno de sus integrantes, desde los días de ensayo a la interpretación en cualquier escenario, ha logrado difundir y honrar la música popular, una música que forma parte de la banda sonora de nuestras vidas.
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