Nerea Pena
cumplió 30 años en la histórica semifinal contra Noruega y
150 internacionalidades el día del debut, ante Rumania.
Bronce mundial en 2011 y plata europea en 2014, la central, que juega en el
Siófok húngaro, pertenece a la vieja guardia de las Guerreras que continuó tras
la gran revolución de hace dos años. Es una viga maestra de España, aunque con
la selección también acumula varios reveses personales. Faltó a Londres 2012 debido a una grave lesión de rodilla, que
debió ser operada cuatro veces, y quedó eliminada en Río 2016 tras una
actuación portentosa (13 goles).
Pregunta. ¿Siente que el balonmano le debe algo en el plano
internacional?
Respuesta. No, a mí nadie me debe
nada. Esto es trabajo. Si el Mundial me da los Juegos, será el premio al
esfuerzo de una larga temporada.
P. ¿Qué
nota se pone en este campeonato?
R. No
ha sido mi mejor torneo. Vengo de una situación un poco complicada, pero estoy
intentando ser una más y darlo todo. Firmo no meter ningún gol y ganar la
final. Y si el título depende de marcar diez goles, los haré.
P. ¿La
más optimista de la selección imaginaba este desarrollo?
R. La
respuesta es no [risas]. Veníamos con aspiraciones bastante más modestas.
Nuestra meta era el preolímpico y poder reengancharnos a las opciones de ir a Tokio.
Ni en los mejores sueños hubiésemos pensado en jugar la final. Es una
medalla inesperada.
P. ¿Cuándo
empezaron a pensar que estaban fraguando algo importante?
R. En
el último momento. Cuando hicimos la primera fase perfecta y pasamos
con cuatro puntos, sabíamos que el principal objetivo se encontraba muy cerca.
Y al producirse dos resultados favorables, ya pudimos pensar más a lo grande.
P. ¿Les
ha tocado a las veteranas frenar la euforia de las jóvenes?
R. Todas
hemos estado muy calmadas. Contra Rusia fuimos con la expectativa de ganar y
nos dimos un golpe [26-36, única derrota en el torneo]. Y al meternos en
semifinales, sí lanzamos una advertencia: 'tías, la oportunidad es real,
podemos tutear a este equipo, que son las favoritas, y el premio es enorme'.
Intentamos trasladar un mensaje de humildad, de que lo mejor estaba por llegar.
P. Se
les vio molestas cuando se transmitió que el pase a semifinales había sido de
rebote por la victoria de Montenegro a Suecia.
R. Fue
muy injusto. Un campeonato con diez partidos en dos semanas no depende de un
encuentro externo. Lógicamente, el triunfo de Montenegro, que por
circunstancias fue después que nuestro choque ante Rusia, es lo que nos terminó
de dar la clasificación, pero lo importante fueron todos los puntos que
logramos. Muchas veces, por intentar hacer un titular más atractivo, se
tergiversa el mensaje.
P. En
la semifinal se les vio liberadas.
R. Más
que liberadas, muy concentradas. Por la experiencia de otros partidos, no
podíamos perder el control. Supimos mantener la calma, y esa fue la clave.
Aprendimos de los errores.
P. ¿El
peor momento fue Japón, con esa victoria agónica que se daba por descontada?
R. Quien
pensase que Japón iba a ser fácil es que no tiene ni idea. Era un rival
súper complicado, con un juego muy inteligente y dinámico. Estaba claro que se
trataba del punto débil del grupo, pero eran las anfitrionas y venían a
machacarnos con su gente. La trascendencia para nosotras era mayor y, aunque
nos costó, supimos sacar los balones en los momentos clave.
P. Y
todo esto, con la ausencia por lesión de Carmen Martín.
R. Fue
una baja muy notable. Nos dio mucha pena, sobre todo por ella. Le dijimos que
íbamos a buscar un preolímpico para que pudiera venir y luchar con nosotras.
Ahora, si le podemos dar el regalo directo de los Juegos, seguro que nos lo
agradece [risas].
P. Fueron
a por el preolímpico y se pueden volver ya con el billete a Tokio.
R.
Exacto. El partido del viernes era nuestra final. El premio de este domingo es
la lucha por el oro, pero el partido más trascedente era la semifinal porque
significaba optar a la plaza olímpica directa [si derrota a Holanda] o entrar
en el preolímpico menos difícil, sin muchos equipos europeos [se enfrentarían a
Suecia, Senegal y Argentina, y pasarían dos]. No voy faltar al
respeto a nadie ni decir que lo tenemos hecho, pero facilita mucho el camino.
Mi sueño es ir a los Juegos.
P. ¿En
qué se parece este equipo al que ganó cuatro medallas entre 2008 y 2014?"
R. En
la actitud, la garra, el esfuerzo y el espíritu. Eso no se pierde. La cultura y
la raza española que tenemos, somos muy luchadoras. Somos un grupo muy unido,
las chicas son maravillosas. Eso hace que trabajar se convierta en un placer
muchas veces.
P. ¿Existe
potencial para repetir tantos éxitos?
R. Hay
gente muy joven con mucha proyección. Si trabajan y se esfuerzan como lo hizo
aquel grupo, las posibilidades están abiertas. Y más después de este Mundial,
que probablemente ayudará al balonmano español. Ojalá que la liga pueda
fortalecerse e ir para arriba.
P. Este
Mundial debería servir para reflotar la competición de casa, que se encuentra
muy tocada.
R. Sería
bueno que se aprovechase para eso, que el balonmano español vuelva a ser lo que
era. Yo, que estuve en las épocas un poco más viejas, me encantaría que se
recuperase para poder volver [lleva siete años en Hungría].
P. Este
grupo empezó a trabajar en 2017, pero hasta ahora los resultados habían sido
discretos. ¿Qué han encontrado en Japón que no tuvieron en los campeonatos
anteriores?
R. Es
un proceso largo de trabajo porque hubo un cambio muy drástico. Eso ha
necesitado un tiempo. El primer Mundial llegó muy pronto. El segundo torneo, el
Europeo, no nos salió bien, pero a veces un Europeo es más difícil.
P. ¿El
grupo que se renovó de forma profunda en 2017 estaba agotado?
R. No
lo creo. Cada seleccionador tiene su sistema y elige unas jugadoras, pero no
significa que las que no han estado aquí estén acabadas. Simplemente, el modelo
de juego es diferente.
P. ¿Fue
una decisión de riesgo?
R. Bueno,
cada uno toma las decisiones que cree. Ellos tienen un proyecto, el Mundial de
2021, y han elegido a las jugadoras que ven más convenientes.
P. ¿Qué
hay que frenar de Holanda?
R. Los
puntos fuertes son su contragolpe, el lanzamiento exterior y su buena defensa.
Pero si jugamos como en las semifinales, podemos ganar a cualquiera.
P. ¿Son
ellas las favoritas por su buena trayectoria reciente?
R. Para
nada, es la final de un Mundial. Nos estamos jugando un oro y una plaza
olímpica. No hay favoritos. La historia no siempre marca el futuro.
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