domingo, 15 de diciembre de 2019

"EN NAVARRA NACE UN CANTO...LA JOTA"


Aunque el origen de la jota es valenciano, su arraigo no es exclusivamente aragonés, ya que, como dice el jotero tafallés Javier Bruna en una de sus composiciones, es un “mensaje al corazón”, porque, a través de ella, quienes la cantan y quienes la sentimos somos capaces de exteriorizar sentimientos que no pueden manifestarse a través del lenguaje coloquial. Habla de vida, muerte, amor, desamor, padre, madre… y, cómo no, ensalza los valores de nuestra diversa pero enriquecedora Navarra, desde la montaña hasta la ribera.
Y, además, es capaz de unir a sus gentes, porque, ¿quién no ha acabado una larga sobremesa familiar o festiva cantando una jota? Me viene a la cabeza al escribir estas líneas una definición perfecta que fue usada, hace ya algunos años, para clausurar el concurso Comunidad Foral, celebrado en Tudela. Cito textualmente: “La jota es la mejor expresión que sirve de nexo de unión en tres provincias hermanas: Navarra, Aragón y La Rioja”.
La jota ha sido, es y será una de nuestras mayores señas de identidad, capaz de emocionar a abuelos y hacer disfrutar a sus nietos. Tenemos la suerte de vivir en un territorio con un amplio abanico cultural, y esto es algo que debemos fomentar, ya que, como dice el periodista jamaicano Marcus Garvey, “un pueblo sin el conocimiento de sus antecedentes, origen y cultura es como un árbol sin raíces”.
Hace unos días, a través de las redes sociales, un amigo me comentaba que le preocupaba muchísimo que, ante el fallecimiento este año de grandes joteros, como Enrique Abad, (uno de los mejores embajadores a nivel internacional y componente del grupo Los Iruña'ko), Félix Lerga (uno de los fundadores de conocido grupo estellés Voces Navarras) y las hermanas Flamarique, no haya suficiente relevo generacional y algo tan nuestro acabe desapareciendo.

No podemos permitirlo, pues “pueblo que canta no muere”. Todos podemos contribuir a que esto no ocurra, desde el ámbito social en el que nos encontremos: instituciones, empresarios, asociaciones culturales, escuelas de jotas…
Pero, desde hace unos días, el mundo de la jota está de enhorabuena. Gracias a la asociación Navarjota, que, con Laly Jausoro y Mª Ángeles González como principales promotoras, ha llevado a cabo durante mucho tiempo un laborioso trabajo para que la jota tenga su merecido lugar como bien inmaterial de Navarra.
Gracias al empeño de ambas, ya no es una utopía que muchos añorábamos, sino que es una realidad amparada institucionalmente por muchos ayuntamientos y, también, por el Gobierno foral desde el pasado 12 de diciembre.


Termino este artículo con una de mis jotas preferidas del autor tafallés José Menéndez de Esteban y una de las que mejor nos identifica a quienes amamos esta parte de nuestra cultura y esta tierra tan diversa:
"Siempre que escucho la jota,
siento el calor de mi patria,
los acentos de mi madre
y el nombre de mi Navarra".
Carta enviada por Mamen Miñés Zueco, amante de la jota y miembro de la ejecutiva de Juventudes Navarras.

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