lunes, 25 de agosto de 2014

"KRINELA", un trío femenino de muchos quilates

 

Músicas del mundo
 
De la unión entre tres cantantes líricas de Pamplona y Jordi Freixa, director de coro profesional y apasionado de las músicas del mundo nace el Trío Krinela en el año 2013.
Krinela nos invita a realizar un viaje a través de los diferentes cantos del País Vasco, la Polinesia, África, América del Sur, Rusia, Europa…
Las voces de estas tres cantantes puestas al servicio de un repertorio tan amplio hacen que sea posible disfrutar de una rica paleta de colores y emociones que consiguen dibujar de manera específica cada canto como una foto del paisaje representado.
Su objetivo hacer llegar al público la riqueza de las culturas a través de la música y eliminar las fronteras que el hombre pone y las notan difuminan.




MÁS SOBRE EL Trío Krinela
 
 

 
Melodías populares y tradicionales
de todo el mundo interpretadas POR 
tres grandes voces FEMENINAS
 



En el Robledal de Orgi, UN SIMPLE BOTÓN DE MUESTRA

De la unión de las cantantes líricas Cristina Sevillano, Nekane Piñuela y Laura Echarri y del director de coro profesional Jordi Freixa, nace el Trío Krinela, que ve la luz en el año 2013.

El grupo invita a realizar un viaje a través de los diferentes cantos del País Vasco, la Polinesia, África, América del Sur, Rusia, Europa, etc. Las voces de las tres cantantes puestas al servicio de un repertorio tan amplio hacen que sea posible disfrutar de una rica paleta de colores que consiguen materializar la emoción que desprende cada canto.





Su objetivo es hacer llegar al público la riqueza de las culturas a través de la música y eliminar las fronteras que el hombre pone y las notas difuminan.

Las tres integrantes de Krinela poseen estudios de canto y piano y han formado parte de corales y de grupos profesionales, además de actuar en óperas, zarzuelas y recitales. Su director, el iruindarra Jordi Freixa, es experto en música popular europea y ha fundado el coro de voces graves Etxekoak (Burdeos) y el coro de voces blancas Enara (Bayona) y es miembro y fundador del otxote Lurra. También ha cantado como solista en varios países europeos.


ASÍ LES VIO LA CRÍTICA ESPECIALIZADA




La cita cultural era en el robledal de Orgi, en el valle de Ultzama, aunque la triste y desapacible mañana de agosto aconsejó a los organizadores trasladar el concierto a la iglesia de Lizaso. Tengo para mí que la tan característica langarra del valle jugó en este caso a favor del acto, pues la sonoridad y recogimiento del pequeño templo lo hacían más apropiado para el programa previsto que la cercana campa.
En dicha iglesia, y durante una hora, el Trío Krinela ofreció el pasado 16 de agosto un interesante viaje musical por el folklore de Europa y América a través de dieciséis hermosos cantos a capella, muchos de ellos desconocidos para quien esto firma. El concierto se enmarcaba en el ciclo Navarra Cultura y Turismo, organizado por el Gobierno de Navarra.
Creado el año pasado, el Trío Krinela está compuesto por tres pamplonesas con amplia experiencia como cantantes líricas: Cristina Sevillano (soprano), Nekane Piñuela (mezzo) y Laura Echarri (alto). Aunque el programa también convertía en pamplonés al director Jordi Freixa (“iruindarra” decía), lo cierto es que es de Irun y, por tanto, irundarra. Se trata de un barítono de larga trayectoria, experto en música popular, que sumó su voz a la del trío en algunos de los cantos ofrecidos.


Hay quien defiende que no hay mejor instrumento musical que la voz humana. Escuchando las variadas melodías que cautivaron al medio de centenar de asistentes al acto, uno llega a la conclusión de la verdad del enunciado, además de convencerse de que no hacen falta grandes orquestas o coros para ofrecer conciertos de calidad. La aparente sencillez de tres bellas voces y una buena selección de variadas melodías no solo puede ser suficiente, sino también sublime.
Tras arrancar con alegres ritmos sudamericanos, el trío nos trasladó a las típicas melodías irlandesas con la preciosa Ballade of Somerset. Y de ahí, vía argentina y Perú, vuelta a nuestra tierra con Txeru, canción recogida por Aita Donostia quien, por supuesto, también anduvo por esos pueblos de Ultzama rescatando melodías populares vascas. Sonó luego el Signore delle Cime, un precioso y emocionante canto que el italiano Giuseppe De Marzi compuso en 1958, cuando solo tenía 23 años, en memoria de su amigo Bepi Bertagnoli, muerto en un accidente de montaña. Un canto cuya melodía y texto demuestran que la sencillez no está reñida con la profundidad, sino todo lo contrario.
Viajamos luego por Chequia y Rusia, para volver al folklore vasco recordando las fiestas de nuestros pueblos con Pasaian xexenak, dando luego paso a algún canto de Castilla y Aragón para finalizar con el brasileño Balaio, meu Ben. Y como propina, el Txoria-txori de Mikel Laboa, un canto a la libertad que le va como anillo al dedo a un trío que pretende “eliminar las fronteras que el hombre pone y las notas difuminan”.
Y a la vuelta de Lizaso, en un mediodía gris con intermitente langarra, la sensación de haber disfrutado de un interesante concierto y el convencimiento de que son iniciativas así las que de verdad hacen cultura. La única objeción, por desgracia recurrente, el poco respecto a la pluralidad lingüística de Navarra por parte de los organizadores, reflejada en el monolingüe programa que nos repartieron.
Sabido es que durante los últimos años, y hasta que la crisis nos hizo despertar tan bruscamente de nuestro sueño de nuevos ricos, la mayor parte de los gobernantes equiparaba la cultura con la construcción de grandes espacios, centrando su interés en el envoltorio, la imagen que se puede vender, la cinta que se cortará antes de las elecciones.
Ahora que las estrecheces económicas de nuestras administraciones obligan a abandonar la fiebre de las grandes infraestructuras, bueno sería que quienes manejan el dinero de nuestros impuestos adopten en lo referente a la cultura “una mirada a largo plazo y una ejecución de planes de carácter más estratético que cosmético”, por decirlo en palabras de César Antonio Molina.
La cultura es también, y sobre todo, bibliotecas bien dotadas, el ciclo de cine, el modesto coro de pueblo o el grupo de teatro local. Pequeñas iniciativas como la del otro día en Lizaso, que no dan votos pero suman mucho y constituyen, sin duda, la cultura con mayúsculas que tanto necesitamos.


JORDI FREIXA, EL DIRECTOR DEL TRÍO
 
 
 
 
Nacido en Irún, realiza estudios musicales en el Conservatorio de San Sebastián, de Bayona, la Picola Scala de Milán, y en la escuela de canto del Orfeón Donostiarra, concluyendo sus estudios con la realización de una tesis sobre la música popular en Europa y en el País Vasco.
Es fundador del coro de voces graves ETXEKOAK (Burdeos) y del coro de voces blancas ENARA (Bayona) y Miembro y fundador del Otxote profesional LURRA.
Jordi Freixa ha cantado como solista en Francia, España y Alemania y ha pertenecido al coro de la Ópera Nacional de Burdeos durante quince años, siendo además cantante solista del mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario