(Reportaje fotográfico de Javier Gironés)
Fernando Fabre Martínez: Cuánta calidad has sembrado en esta vida.
Aunque no te conozco personalmente, desde que presentaste el Festival de Plectro en Chiva (Valencia), he seguido tus pasos y no dejo de admirarte.
Un personaje trabajador por la cultura, tan necesaria para equilibrar las mentes tan abducidas por el materialismo que vivimos.
Salud y Suerte amigo Angel.
Aunque no te conozco personalmente, desde que presentaste el Festival de Plectro en Chiva (Valencia), he seguido tus pasos y no dejo de admirarte.
Un personaje trabajador por la cultura, tan necesaria para equilibrar las mentes tan abducidas por el materialismo que vivimos.
Salud y Suerte amigo Angel.
Ángel Inda: Gracias, Fernando. A ver si tenemos ocasión de darnos un abrazo un día con al excusa de nuestra pasión compartida de la música popular...No tardes que en calquier momento doy los últimos coletazos...Soy consciente de que son actos heroicos lo que venimos haciendo cuatro "chalaos" por nuestra cuenta y riesgo...
Mª ANTONIA VIDAURRE ES LA DIRECTORA DE LA CORAL SAN JUAN BAUTISTA Y DEL GRUPO DE AUROROS DE BURLADA
LOS AUROROS DE BURLADA EL AÑO PASADO, ESTE AÑO MÁS Y MEJOR...CON MUCHAS MUJERES
EL ACORDEONISTA DANIEL HUARTE ES EL ALMA DEL GRUPO Y HASTA SE ATREVE A TOCAR CADA AÑO LA SALVE DEL ILUSTRE BURLADÉS Y GRAN MÚSICO HILARIÓN ESLAVA COMO ORGANISTA
CON LA MÚSICA A OTRA PARTE, QUE SON MUCHAS PARADAS Y NO SE PUEDE PERDER TIEMPO
JUAN IGNACIO "EL VASCO" FUE MI FIEL ATRILERO
3 acordeones, 1 bandurria y 30 voces
Pues bien, por ahora, y de forma "in crescendo" si me apuran, Burlada conserva el el canto de la Aurora el día de la Vigen de la Asunción. LLevo varios años participando activamente en ella con mi bandurria y puedo dar fe de que esto es así, cosa que celebro gustoso.
En el día grande de la patrona salimos a las 7,30 de la mañana haciendo una docena de paradas a golpe de campanilla por todos los puntos cardinales de Burlada. El grupo lo formamos las acordeones del artista Daniel Huarte (el hijo de Nicolás, como le conocen en Burlada y que es profesor de dicho instrumento en Tafalla), el cura ayudante Javier Arbilla y Arantxa más mi bandurria, que entre los uao acompañamos a una treintena de coralistas entre hombres y mujeres al cicuenta por ciento. A diferencia de los Auroros de Santa María de Pamplona, que son todos hombres sin excepción desde su fundación.
Aprovechamos esta ocasión para dar a conocer el origen, la esencia y el mensaje de la Aurora que va calando entre los burladeses, como ocurre en tantos otros pueblos donde perdura esta hermosa tradición navarra.
EL CANTO DE LA AURORA
La aurora es el canto religioso que se entona al amanecer, antes del rosario, y con el que se da comienzo a la celebración de una festividad de la Iglesia. Para varios miles de navarros, la Aurora es, además, sentida expresión de fervor, devota tradición, y como tal, seña de la identidad colectiva. Entre todas las prácticas piadosas, la aurora ha germinado y florecido en el seno del pueblo, transmitiéndose de generación en generación. La devoción del Rosario es moderna en Navarra y se desconoce cuándo nos llegó, aunque hay un auge devocional a partir del siglo XVIII a impulso del obispo don Melchor Ángel Gutiérrez Vallejo. En todo caso, el rezo del rosario va calando en el pueblo hasta convertirse en oración doméstica. A comienzos del siglo XX, el papa León XIII promovió la devoción haciéndola práctica obligatoria y dedicando el mes de octubre a la Virgen del Rosario. La posguerra civil supuso en Navarra un nuevo empuje de la aurora con numerosas y nuevas letras y partituras salidas del seminario diocesano.
El reglamento tafallés estableció en 1896 tres clases de auroras: simples(las cotidianas de los días laborables), dobles(las de adviento, cuaresma y otras fiestas de segunda clase) y solemnes (las de las fiestas mayores). Las auroras solemnes solían requerir ensayo previo en casa de alguno de los cantores. Un elemento esencial es la campanilla que se hacía sonar antes y después del canto y rezo. El farol era imprescindible para iluminarse en el recorrido.
La aurora tradicional consta de siete versos de medida desigual: una cuarteta (decasílabos los versos primero y tercero, y de once y asonantados los pares) y una saetilla (de tres, pentasílabos el primero, asonantado con el último de once sílabas, y decasílabo el central). Dentro de este esquema, que admite muchas variantes, una aurora puede contener de una a cuatro estrofas con un mismo estribillo o saetilla. Las letras, al ser reflejo del estadio cultural del pueblo llano, por lo general son pobres en contenido y forma.
Las melodías más frecuentes de las auroras son siempre populares y, por tanto, sencillas, pegadizas y a menudo reiterativas. Las más antiguas son melodías sin sujeción a compás ni medida. Se cantaban al unísono o, como mucho, en dúo simple. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, crece la producción de auroras, al tiempo que la devoción al Rosario y empiezan a surgir, de la pluma de músicos profesionales, auroras técnicamente más elaboradas, polifónicas y con acompañamiento instrumental. En esta época, Tafalla aportó un considerable repertorio gracias a sus organistas como Ledesma, Preciado (a quien se debe la primera aurora de autor conocida dedicada a San Pedro en 1842), Gorriti, Camó, Albéniz, y otros que enviaban sus composiciones por encargo a otros muchos pueblos. Son obras escritas en compás ternario ¾ ó 9/8 en las que se advierte la influencia de la escuela musical ochocentista italiana. Hoy pueden escucharse auroras de cualquier estilo: vals, zortziko, marcha, barcarola, etc.
La forma melódica difiere según la festividad: en Navidad, de villancico; en cuaresma y difuntos, tristes; en Semana Santa, dramáticas; y en Pascua, jubilosas. Los grupos de auroras solían acompañarse de músicos, al menos en las fiestas mayores, generalmente de cuerda. Algunos grupos cantan hoy con orquesta completa que incluye cuerda, flautas, acordeón, etc.
La extracción social de los auroros, que como queda dicho era gente llana del pueblo, es la clase media, ni los ricos, ni los necesitados: labradores, ganaderos y artesanos. Esta circunstancia se advierte en la letra de muchas auroras que hacen referencia a los problemas y preocupaciones de quienes las crean y cantan.
La sociedad urbana puede hoy agradecer el despertar por el canto de la Aurora, que se halla revitalizada. Los auroros incorporan a su calendario fiestas de origen laico, como los numerosos “Día del Valle” que amanecen con su canto. Muestra evidente de la vitalidad de nuestros auroros es la fiesta y concentración anual que vienen celebrando desde 1976. En 1996 se reunieron en Azagra cerca de 4.000 auroros de 59 municipios navarros y cuatro parroquias de Pamplona. En dicha fiesta entonaron sus auroras y en la misa se unieron en un solo coro para cantar el “Himno de los auroros”, cuya letra dice: Cuando la aurora despierta y un nuevo día comienza a brillar, los auroros de Navarra a María queremos cantar.
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