David y Mikel se formaron musicalmente
Seis años en la Escuela de Música Hilarión Eslava de Burlada, ocho de acordeón en el Conservatorio Pablo Sarasate, canto y diez en el Orfeón Pamplonés, el primero. Por su parte, Mikel cursó cuatro años de acordeón y siguió los pasos de David, coincidiendo los dos en el Orfeón Juvenil, con el que hoy guardan una relación excelente que les lleva a trabajar proyectos conjuntos que verán la luz próximamente. El hermano pequeño se inclinaba más por la pelota, y fue precisamente este deporte el que le llevó a México, que fue el germen de "Los Tenampas".
Aquel viaje con Oberena a México
En el año 2009 viajó a México con Oberena a un encuentro de pelota. “Con 19 años, conocí la cuna, fue un sueño hecho realidad”, recuerda aún con emoción. Bebió y se empachó de su música. Regresó sabiendo cómo era lo más grande y cuál era el nivel y la calidad que la gente se merece escuchar. Con él se trajo la idea de cantar los tres juntos y el nombre de "Los Tenampas", desconocido, que refiere al local de la plaza de Garibaldi donde han cantado los mejores. Con él empezaron su andadura el padre y los dos hijos de forma natural, ilusionados. “El escenario no nos intimidaba, estábamos acostumbrados a ponernos delante del público”, recuerda Patxi, al tiempo que matiza Mikel: “Cuando salimos somos nosotros, es nuestra pasión”.
Aquel 2009 se pusieron a prueba, la sintonía era buena, funcionaba. Desde entonces, no han parado de crecer con su repertorio de “ranchera pura y dura”, recalcan, corridos, valses, huapangos, sones… “con absoluto respeto a la esencia de la palabra mariachi”, subrayan. Es lo que marca su estilo, lo que les diferencia, si bien añaden: “Si el pueblo pide o la situación lo requiere en un momento dado, cantamos en euskera u otros temas”.
La familia y ocho más
La familia aumentó hace tres años. En la actualidad, "Los Tenampas y el Mariachi" son 11 personas. “Queríamos reciclarnos y dar más nivel, hemos ganado escénica e instrumentalmente, y hemos ampliado repertorio”, explican. Trompetas, guitarra, guitarrón, vihuela, acordeón, violines, elevan la categoría. “Somos 11 personas, no hay un mariachi igual para mover. Nos decían que estábamos locos por meternos en esta empresa”, matizan.
5 discos en el mercado
Artuch saben bien que con ilusión, trabajo y ganas nada es imposible. No olvidan la educación recibida, la de casa y la de fuera. Su máxima, sentirse los más grandes en el escenario y bajar con humildad cuando acaba la función. Seguir trabajando duro, siendo una familia, discutir y permanecer unidos, “vamos los tres a una”, con un guiño para su madre. Compaginar sus oficios con su pasión. “Esto no da para vivir”, aseguran. (Diario de Noticias)
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