A PESAR DE LA DOBLE LESIÓN DE RODILLA
El 12 de febrero de 2012 Nerea Pena sufrió uno
de los peores momentos en su carrera deportiva con tan sólo 22 años al romperse los
ligamentos cruzados de su rodilla derecha
además de dañarse también el menisco durante un partido de Liga de Campeones
con el desaparecido Itxako en la pista del Larvik noruego.
Aquello fue un durísimo varapalo deportivo al decir adiós durante una larga temporada al
balonmano cuando estaba creciendo a pasos agigantados en el club de su tierra,
pero también resultó un golpe emocional al tener
que perderse los que iban a ser sus primeros Juegos Olímpicos que se
disputarían en Londres.
A pesar de ello, Nerea se repuso y volvió a demostrar su enorme
talento ya fuera de España en el Rail Cargo húngaro. Sin embargo, otra vez la
mala suerte se cebó con ella al sufrir de nuevo la rotura del ligamento cruzado
anterior y el menisco de su delicada rodilla derecha justo a dos días de
cumplirse un año de su anterior lesión. De nuevo tuvo que despedirse por unos
cuantos meses de las pistas.
Quizá otra se hubiera rendido, pero la ilusión,
la garra y la tozudez de la navarra hicieron que se levantara por segunda vez,
volviendo en poco tiempo a su gran nivel con el equipo magiar y con la
selección española, donde ya se había ganado un hueco desde su debut en 2008
tan sólo con 18 años.
Ahora, en plena madurez deportiva, se ha convertido en una de las
mejores jugadoras del mundo y en una de las líderes de las 'Guerreras' gracias a
su soberbio momento de forma desde hace más de una temporada. Su polivalencia
ofensiva al poder jugar en cualquier puesto de la
primera línea, y su capacidad goleadora y visión de
juego, son algunas de las señas de identidad de una Nerea que
no muestra ningún miedo a la hora de penetrar en las defensas rivales gracias a
su facilidad para encontrar el mínimo resquicio.
La superación de Nerea Pena tras romperse dos veces la
misma rodilla es digna de un reconocimiento hacia la que se ha consolidado
como una de los rodillos de las 'Guerreras'.
Según se acercaban los Juegos de Río, los peores recuerdos
acechaban la mente de la aguerrida jugadora. Pero en esta ocasión, el
infortunio tuvo el respeto por una deportista que no se merecía más sinsabores. Contra Brasil fue un puñal con sus 8 goles y ya sueña con medalla.
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