El cuarto encierro de los Sanfermines 2019 se ha corrido con seis cabestros y unos toros de Jandilla de acompañamiento en 2 minutos y 17 segundos.
Salvo caídas y tropezones, el encierro ha sido muy limpio, ya que no ha existido posibilidad de riesgo ni de carreras delante de las astas de los toros. Por supuesto, no hay heridos de gravedad. Dos atendidos han sido trasladados a un centro de salud cercano, una persona con conmoción a la enfermería de la plaza y otro corredor de Santo Domingo al Complejo Hospitalario de Navarra.
Definitivamente los cabestros de la ganadería de El Uno han reventado el encierro, que pasa ya a la historia como un acto que tenía su emoción y en el que valientes corredores navarros se colocaban delante de toros bravos para guiarlos hasta la plaza de toros.
Tras el antideslizante y la preparación de los animales, la introducción de este tipo de bueyes ha dinamitado los encierros de San Fermín, que se han convertido en una romería sin emoción en la que los mansos dirigen la carrera y los toros se esconden bajo sus faldas.
El encierro ha comenzado con los cuatro cabestros de cada día tomando la delantera, mientras que otros dos han quedado detrás con la manada de toros perfectamente hermanada y protegida por los bueyes.
El encierro ha comenzado con los cuatro cabestros de cada día tomando la delantera, mientras que otros dos han quedado detrás con la manada de toros perfectamente hermanada y protegida por los bueyes.
Desde ese momento todo ha sido una especie de paripé, sin opción para los mozos, que buscan toro, pero no lo encuentran. Los cabestros no dejan opción, ni acercarse, imposible.
Sólo en el último tramo del encierro, con la manada más estirada, algunos de los corredores más experimentados han conseguido colarse en algún hueco para poder colocarse unos pocos metros cerca de los toros.
En el callejón, un toro y un manso han tropezado, pero ha sido una cuestión de segundos. Ambos se han levantado y los seis toros han entrado fugaces en los corrales de la plaza. Sin historia.
Los toros de Jandilla corrían este miércoles su vigésimo encierro en Pamplona desde su debut en 1983. En los últimos años han sido fijos desde 2014. Históricamente, la ganadería de Jandilla había sido siempre una de las más peligrosas.
En sus 19 participaciones anteriores habían dejado dejado un total de 31 corredores corneados, pero se acumulan ya dos años consecutivos sin heridos
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