HOMENAJE EN VIDA
El que
fuera presidente del Camino de Santiago, Jesús Tanco, fue el encargado de
dirigir el homenaje que se celebró en Civivox Iturrama a Javier Navarro. El
homenajeado, canónigo natural de Roncesvalles, agradeció "con
emoción" a todos los presentes en el evento y recordó que él simplemente
"llevaba 43 años haciendo el bien, y saludando a cada uno en su idioma
nativo, aunque sólo habla castellano, francés y euskera".
El alcalde de Pamplona Enrique Maya estuve presente en el acto declarándose
"un entusiasta del Camino" y "con ganas de hacer el camino por
segunda vez". La Rondalla Armonía, de manos del jotero Rafael González,
entregó un cuadro al homenajeado. Su presidente, Roque Álvarez, le impuso el
pañuelo de honor del grupo El
Vergel. Javier Carricas se subió al escenario para hacer entrega a
Navarro de un bordón que sorprendió por su gran tamaño. También Jesús Tanco
felicitó al homenajeado regalándole su último libro presentado
recientemente, Blanca
de Navarra.La Rondalla Armonía se encargó con su música de amenizar
el evento, que también contó con el relato de las aventuras del homenajeado.
Desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Navarra
queremos mostrar nuestro reconocimiento a la labor y su gran aportación a la
causa jacobea a Javier Navarro, fallecido a los 83 años, el pasado 13 de abril.
Nuestro agradecimiento por su labor incansable en pro de la ruta jacobea, la
revitalización de la peregrinación y el papel que Roncesvalles desempeña en la
acogida de quienes hacen esta ruta.
Javier Navarro, tras su ordenación sacerdotal en 1962 y una breve
estancia en San Adrián, fue nombrado en 1968 canónigo y luego subprior de la
Colegiata de Santa María de Roncesvalles. Estuvo como tal hasta el año 2011, en
el que por cuestiones médicas tuvo que trasladarse a Pamplona, a la residencia
ejemplar de las Hermanitas de los Pobres. Llevó Roncesvalles en el fondo de su
alma e incluso quería acudir el pasado domingo de Ramos a la fiesta en compañía
de dos buenos amigos suyos, Pachi y Marisa. También había preparado para el
domingo de Pascua una fraternal comida con dos de sus muy queridos sobrinos,
Jesús Navarro y Pilar Úbeda. Un fallo cardiaco se lo llevó el sábado 13 de
abril y, con él, algo de nuestra historia desaparece. Ahora que lamentamos el tremendo
incendio de la catedral de Notre Dame de París, también santuario de
peregrinación, hemos de reconocer la labor de estos monumentos humanos que a lo
largo del Camino de Santiago son parte de este sorprendente fenómeno de
revitalización al que asistimos.
Javier Navarro ha sido uno de estos monumentos humanos. Desde su
llegada a Roncesvalles y durante cuarenta y tres años intensos, compaginó su
vocación peregrina por el Camino con su afición a la montaña, en los periodos
que el ejercicio ministerial como parte del Cabildo y como párroco de estos
pueblos entrañables pirenaicos le dejaban libre. Con Elías Valiña, gran
impulsor desde El Cebreiro del Camino en la versión contemporánea, y con
nuestro primer presidente, otro grande de la ruta, Andrés Muñoz, brocha en
mano, pintó y repintó el Camino con las flechas amarillas que lo distinguen.
Participante en encuentros jacobeos de todo orden, con buen humor y sentido
realista, trabajó por y para el Camino, pero sobre todo estuvo a disposición de
nosotros en todo momento.
Suyas son estas palabras escritas en nuestra revista Estafeta jacobea en
1992, cuando desempeñaba el cargo de delegado diocesano del Camino de Santiago:
“Es mi misión de delegado diocesano alentar en los sacerdotes del Camino y en
sus comunidades estas sensibilidades de hospitalidad y testimonio cristiano. Al
mismo tiempo que colaborar y acompañar a las asociaciones jacobeas en su empeño
por fomentar las mejores esencias de la peregrinación”.
En el funeral, el arzobispo, Francisco Pérez, destacó sus altas
cualidades de servicio sacerdotal. También el delegado para el Clero y rector
del Seminario, también miembro de nuestra asociación, Miguel Larrambebere,
glosó una semblanza muy acertada de don Javier. El prior de Roncesvalles,
Bibiano Esparza, ante el numeroso grupo de familiares y amigos que se dieron
cita, agradeció las muestras de cariño. Para muchos de nosotros queda la famosa
ya bendición de peregrinos que Javier Navarro redactó, con el siempre amable
consejo del entonces prior y ahora emérito, Jesús Labiano, y que traducía total
o parcialmente a las lenguas que consideraba representativas, según la
procedencia de los peregrinos que pernoctaban en Roncesvalles. Hasta treinta
lenguas podía citar en un día de buena afluencia en la misa en torno a la
Virgen de Roncesvalles.
Desde aquí quiero mostrar ese agradecimiento debido a don Javier,
por la buena siembra que ha realizado y que, seguro, dará o está dando tantos
frutos.
José Miguel Rey Beaumont es presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en
Navarra
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