Mallenco se retiró del arbitraje en activo el pasado sábado, con la final de la Copa del Rey entre Valencia y Barcelona. Esta semana ha recorrido todos los medios, haciendo un repaso a toda su trayectoria como árbitro y sus sensaciones en su último partido en España. "Una final es un partido súper importante, hay que estar muy concentrado. Tiene momentos de tensión, pero es algo normal. Fue una final muy limpia, aunque puede haber protestas puntuales. Ojalá muchos de los partidos que he arbitrado fueran como el de la final de Copa", ha contado.
"Toqué el hombro al Rey y muchos me dijeron que si estaba loco"
El pasado sábado, Marcelino, entrenador del Valencia, bromeó con la situación de que Undiano le hubiera expulsado en su últimio partido: "Se lo dije después del partido y estuvimos riéndonos un poco. Los dos
banquillos se portaron muy bien, pueden protestar sin más, pero es parte del
juego, no hay que darle más importancia".
Aunque sea su último partido en España, todavía tiene un Francia – Bolivia amistoso:
"Mis amigos dicen que
soy eterno y mis hijos me cantan ‘papá, déjalo ya’", comentó.
Guarda
muchos recuerdos buenos, pese a que señala a jugadores que le dieron guerra,
como fue Valeri Karpin: "Me veía muy joven, y recuerdo más de una pelea en el
terreno de juego. Luego coincidimos años después y estuvimos recordando viejas
batallas en plan muy bien".
Hoy
día, las tecnologías marcan el arbitraje: "Tenemos un arma muy peligrosa que es
el móvil y todo va muy rápido, pero luego todo el mundo es muy correcto".
Deja el arbitraje en un momento en que el VAR es
protagonista: "el VAR funciona cada vez mejor. El final de temporada ha
sido excelente, con decisiones muy importantes que han cambiado el devenir de
puntos. Ha traído una justicia muy grande y nos ha facilitado la labor".
Restó
importancia a los insultos que haya podido recibir:
"En un campo,
prácticamente no se oye al público. En mi caso, creo que tengo hasta alguna
canción que escuchas cuando estás parado. Me duele más cuando ves fútbol base y
escuchas a alguien que te canta algo para hacerte daño". En
cualquier caso, nunca ha sentido miedo: "Miedo, no. Cuando empiezas con 17 años y vas solo a
ciertos campos, te peleas con todo el mundo y eres un adolescente. A mí me ha
gustado tanto desde que cogí un silbato por primera vez que es imposible que no
piense en el fútbol y en el arbitraje".
Siempre
ha intentando dar el mismo trato a todos los jugadores: "Al principio, llamaba de usted a los
jugadores. Pero cuando llevas varios años y les conoces a todos, la camiseta te
dice quiénes son, les tuteas manteniendo las distancias. Pero tratas a todos
por igual, es una mentira que se dice mucho". Asegura que
a Leo
Messi "unas
veces le llamaba Messi y, otras, Leo".
Y añadió: "Nunca le he
pedido a un jugador la camiseta".
Ha
recibido mucho cariño en estas últimas semanas: "El cuerpo me pide seguir vinculado en
el fútbol, quizás ayudar a las nuevas generaciones, que vienen mejor preparados
de lo que estábamos nosotros. He sido extremadamente feliz arbitrando".
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