"Verónica Ferreira Quinteto" abrieron ayer sábado día 12 la primera de las tres jornadas de que se compone el Festival de Jazz de Puente la Reina.
Una foto de premio nacional
PROGRAMA DE MANO
El 19 seguirá "Bernard Van Rossum Quartet" para concluir el 26 de agosto con "Javier Garayalde, 60 años de jazz".
Numeroso público, degustación de queso y vino de la zona, en un entorno natural paradisíaco bajo el puente románico icono del pueblo. Un repertorio básico y sentimental de lengua gallega de donde procede la canta-autora Verónica Ferreira, con residencia habitual en Madrid donde han grabado ya dos discos.
Quedaron prendados del extraordinario ambiente y trato recibido desde que la furgoneta del grupo pisó Puente la Reina, convertido ayer en la patria del Jazz en estado puro en la Comunidad Foral de Navarra.
La cámara de Eugenio Montero explica con su arte, tantas veces acreditado, los bellos paisajes, los momentos más románticos cuando las palabras dulces de la cantante gallega caían salpicadas sobre el Río Arga. Las imágenes de Eugenio Montero e Isabel Irurzun son la mejor crónica de una jornada vivida con mis amigos Juana Mari y Palmira, que fuimos componentes de la misma Rondalla, dirigida por una heroína, que sin saber música, va a llevar a su grupo a la Semana Grande de Bilbao, paralizando "El Botxo" ¡a las 11 de la noche! con sus "Ojitos" y "Lirios"...
José Ignacio Rejón, organizador del evento me llamó a mí y yo le puse en contacto con la Rondalla, como ocurrió con la misa de La Escalera a llamada del párroco Javier Leoz. Aclarado por alusiones. Suerte.
Nosotros, recordando tiempos no lejanos, nos fuimos de ronda por la calle Mayor de Europa, como así reza el mural que cuelga en la arteria principal de Puente la Reina.
Quede claro que a nosotros no nos movió la afición por el jazz sino que hicimos bueno el refrán de que "cualquier caracol es bueno para echar un trago". Con el jazz de fondo disfrutamos de lo lindo y hasta nos invitó la galleguiña Verónica a subir al escenario para una foto de familia con sus chicos.
Al final intervino el saxofonista local Alberto Arteta, un fenómeno de la naturaleza que ha llevado el Jazz a su patria chica.
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