viernes, 21 de octubre de 2011
Javier Horno ha sido alumno de Sandra y ha presentado en diversas ocasiones sus recitales de "Un paseo por la Zarzuela" por lo que su opinión es más que autorizada sobre la cantante madrileña afincada en Pamplona
Sandra en L´elisir d´amore |
Conocí a Sandra Domínguez en el coro de la Asociación Gayarre Amigos de la Ópera, durante el curso escolar 2007-2008.
Mi primera impresión no creo que importe mucho, como nada de lo que vaya a contar aquí, excepto en cuanto cumple una función: que me han pedido que escriba sobre ella. Por tanto, allá va. Y decía que mi primera impresión sobre Sandra se diluyó en una obra maestra que absorbió mi corazón.
Aquella temporada, ensayando “La Traviata”, la recuerdo llena de emoción. Hacer “La Traviata” es algo que excede las expectativas de cualquiera.
Parece surgida de las profundidades del mar |
Pero no fue hasta el curso 2010-2011 cuando las clases fueron semanales y ya entonces decidí tomármelo en serio y ponerme a estudiar.
A Sandra le encantan los gatos, que no faltan en su casa |
Yo había cantado desde pequeño, en la Escolanía del Colegio San Ignacio de Pamplona, dirigida por el Padre Sagüés. Había recibido clases esporádicas de Javier Nicolás y Mariló Istúriz. Mª Carmen Arbizu me dio una clase, y Ricardo Visus otra. Por cierto que este último me animó a que cantara con mi voz, de manera natural, y con Istúriz... Alabo, sin ironía, la cordialidad de este buen hombre y la sinceridad para utilizar su tiempo, que lo hacemos todos, como le viene en gana. Y que, por cierto, está haciendo en una dorada jubilación un trabajo por el canto en Navarra que es un lujo.
Así que llegué a Sandra. Poco antes de empezar las clases me había pedido hacer una presentación para su espectáculo de zarzuela. Yo, durante ese curso de “La Traviata”, le había invitado a que visitara el instituto donde trabajaba, La Granja, para que les cantara algunas cosas a los alumnos. Sandra vino amablemente... pero al tiempo me pidió dicha presentación para su espectáculo. No da puntada sin hilo. Y perdone el lector porque estoy contando la historia de delante a atrás.
Guapa, trabajadora y artista, sabe cultivar la amistad |
En los entresijos de su “Paseo por la zarzuela”, además de gratos momentos tuve, como debe ser, algún desencuentro con Sandra. Nos cruzamos unos mensajes por correo y luego fui a su casa, un poco molesto. Nada, el enfado de Sandra era una explosión de champán. Cuando vocalizo en las clases de Sandra, a veces me da la risa y ella me pregunta por qué me río. Yo le digo algo de la verdad, pero aquí le voy a decir toda la verdad. Me hace gracia esa seriedad con que se toma la voz, esa exaltación en la que desemboca a menudo su magisterio, cuando empieza a hacer onomatopeyas, imposibles de transcribir, para exigirme que no engole el sonido y sea natural.
Con Sandra, además de haber alcanzado notas que nunca antes había alcanzado, he aprendido a tener conciencia de mi voz, a sentir dónde está, dónde está el diafragma, qué timbre tiene la voz cuando sale sin trabas... Sandra se implica en sus clases como una tía que llevase a pasear a su sobrino, y le dijese esto no hagas, esto sí, dame la mano para cruzar... De manera natural, sin discursos innecesarios, Sandra te pide cantar.
Y Sandra se atreve a cantar. Si Sandra fuera la Callas yo no estaría escribiendo esto evidentemente. Pero Sandra sabe dónde pisa y va cogiendo más tablas de lo que ella probablemente piense.
Sandra domina los medios audivisuales como una experta |
Así que terminaré con un guiño a la diva. Porque todas las cantantes son divas. Y pobres de ellas si no lo fueran. Un poquito deben serlo. Es su arma de defensa: la cantante es una mujer a la que se le escucha y además se le mira, se le escruta el gesto, el vestido, el escote... Esto no es machismo, es así. Los hombres miramos -normalmente- a las mujeres, y las mujeres se miran con sentido mucho más crítico de lo que nos juzgamos los hombres. Los hombres no somos tan criticados cuando lo hacemos mal. Todo esto puede ser una generalización y una estupidez por mi parte, no lo niego; pues que no me hubieran pedido mi opinión.
Sandra: genio y figura |
Cuando tú vas al camerino de la diva con los ojos llorosos porque te ha emocionado su aria final, la diva, siempre sonriente y siempre distante, te dice con la voz impostada: “Gracias, muchas gracias. He hecho lo que he podido, porque el maestro me ha cambiado el tempo de los ensayos. En la italiana, la llevó al doble". Hay que decir que Sandra es poco diva en ese sentido; no tiene reparos en traerte unos pimientos rellenos para comer y a menudo se va a Madrid, al pueblo, a que su padre le provea de huevos de gallina de corral. Estas cosas no creo que muchas divas las cuenten. También es verdad que no creo que haya muchas divas que tengan la suerte de tener un padre con gallinas y esas cosas de los pueblos. En una ocasión en que estaban los padres de Sandra, “les dediqué”, por mi cuenta y riesgo, algo de lo que cantó Sandra luego (recuerde el lector que yo presento el “Paseo por la zarzuela”). La pobre tuvo que pasar el trago y seguir con el recital. Uno es un poco destalentado. Si a mí me hacen eso, creo que no puedo continuar. Pero fue un momento muy bonito.
Como decía, mi último guiño va a ser vestirme con mi faceta de divo (el que esté libre de culpa...), tenor discípulo de Sandra Domínguez, y despedir esta aportación así:
-“Cuando me dijeron que Sandra sacaba una biografía yo me alegré mucho, porque Sandra es para mí una de las personas que más me ha enseñado, que más me han hecho amar el canto, amar la voz, porque ella no enseña solamente, ella ama la voz. Yo le tengo un grande cariño; quiero, Sandra, que sepas que si no he podido cumplir todo lo bien que quisiera con este grave compromiso, es a causa de esa agenda que a todos nos tiene ocupados y lejos, más lejos de lo que uno quisiera, de las personas a las que queremos... Mis compromisos en el Real, con Duca de Rigoletto, ahora inminente, luego empiezo la gira, me esperan en Milán, en Roma, Nueva York luego... Sandra, perdona, o mía diletta, il breve indugio, aquí tienes mis humildes palabras para una gran cantante, muy grande.”
UN COMENTARIO RECOGIDO
DE LAS REDES SOCIALES
Eugenia Barroso Carrillo:
- "Es que eres muy grande, Sandra. Ha sido un privilegio acompañarte en "Un paseo por la zarzuela". No me extraña nada que Javier Horno hable esas maravillas de tu carácter. Yo opino que con ese carácter has llegado lejos y muy lejos llegarás. Lo único que sé es que ahora cantar para mí resulta muy fácil y cómodo por tus enseñanzas. Gracias, preciosa. Un beso".
Y la respuesta de Sandra: "¡Jo, qué motivación!. Muchas gracias por el cariño".
Coro Voces Graves Madrid |
- Qué bonito!!!. Cuando estén todos los capítulos de la Biografía hay que reunirlos en un solo tomo y encuadernarlos con tapas doradas. Muchos besos, Sandra.
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