Es casi
imposible que un árbitro supere a Alberto Undiano Mallenco (Pamplona, 1973) y su récord de
partidos en Primera. Si no ocurre nada raro, rondará los 350 en las dos
temporadas que le quedan antes de la jubilación arbitral.
Debutó en primera con 26 años, hace 17, y sigue teniendo fama de
estricto en el campo, pero la edad le ha hecho ganar en mano izquierda. Le ha
pasado de todo: una vez, sorteando la portería de los penaltis antes de una
final de Copa entre Real Madrid y Barça en Valencia, lanzó una moneda al aire
que, al caer, se rompió. Ni cara, ni cruz. Chendo alucinó con aquello.
- Alberto, eres
el árbitro con más partidos en Primera, ¿te sientes mayor
- La verdad es que ya son unas cuantas temporadas siendo veterano
y sí que percibes, sobre todo de los chicos nuevos que llegan, que te piden
consejo y te consultan. No me lo tomo como una responsabilidad en especial. Yo
también estaba nervioso.
Sobre la mujer en el mundo del arbitraje
- ¿Es mejor un árbitro de 42 que de 26?
-
Según van pasando los años uno va ganando seguridad en
el campo, eso es evidente. Además, los jugadores te van conociendo. No digo que
ahora sea más sencillo para mí que antes, pero sí recuerdo los primeros años,
en los que me veían más joven y me intentaban protestar, presionar... Ahora te
respetan más y eso lo hace más fácil.
- ¿Se ha serenado Undiano Mallenco con los años?
Cuando llegó a Primera tenía fama de estricto, de no pasar ni una. Ahora se le
ve más dialogante.
- No creo que sea
suavizar. Muchas veces la manera de actuar en el campo depende mucho de los
jugadores. Si te conocen más y te respetan más, pues te protestan menos y hace
falta sacar menos ese carácter que te lleva a amonestar.
- ¿Cómo te viste con 26 añitos, hecho un yogurín, en
el Camp Nou?
- Hace
ya mucho. Recuerdo que además, en esa época, nos designaban por ordenador y te
podía tocar cualquiera. Mi segundo encuentro ya fue un Barcelona-Racing y el
quinto, un Valencia-Real Madrid. Y ahí te ves envuelto, en medio de todos esos
jugadores que hasta entonces sólo veías en la TV. Era extraño, sí.
No pude estar en el nacimiento de ninguno de mis dos hijos, tenía que
arbitrar"
- En tantos años te habrá dado tiempo de hacer amistad
con algún jugador.
-
Hombre, amistad no es la palabra con los futbolistas. No se llega a eso. Hay
relación porque estamos todos en el mismo barco. Cuando acaba el partido somos
personas normales que nos saludamos, reconocemos errores y no pasa nada.
Sobre la tecnología
- ¿Te acuerdas de alguno en especial?
-
De entonces quedan pocos. Mi primer partido fue un
Numancia-Oviedo y me acuerdo de Esteban, que estaba allí. Después nos hemos
visto muchas veces. Él hizo un partidazo. Creo que es el único que sigue en
activo.
- ¿Y qué tal te
fue con el Barça?
-
Pues bien, era un escenario impactante. Pensé: "Madre mía, qué hago yo
aquí si hace tres días estaba pintando partidos de juveniles". Pero una
vez que empieza el partido te concentras y ya da igual. Ganaron 3-1 al Racing.
"Mi hijo de 8 años me vacila: '¡Vaya mano te has comido, papá!"
- ¿Vas
preparándote ya para dejarlo? Te queda margen aún. ¿Lo piensas ya?
- Todavía no. Los años
pasan muy deprisa. Parece que fue ayer ese 10 de septiembre de 2000 cuando pité
aquel primer partido. La vida pasa muy rápido. Mis compañeros que lo han dejado
estos últimos años me insisten en que lo disfrute porque esto vuela. Va todavía
más rápido y llegará un día...
- ¿Tienes
pensado lo que viene después?
-
No lo sé. Soy licenciado en Sociología y Ciencias
Políticas. He dedicado una parte importante de mi vida a formarme y en tiempos
lo compaginé. Después fue imposible, cuando en 2009 empecé con la preparación
para el Mundial de Sudáfrica tuve que dejar mi otra actividad. Cuando me retire
no sé si retomaré mi actividad anterior. Tengo que ser honesto y decir que veo
complicado vivir una vida sin fútbol.
- Hay varias
salidas típicas: comentaristas, excolegiados que fichan por clubes... ¿En qué
perfil te ves?
- No lo sé, yo no me
cierro ninguna puerta porque hay veces que dices "de esta agua no
beberé", y bebes. Pero el fútbol es mi pasión. Para comentar partidos hay
que valer y saber ponerse delante de una cámara.
- Deduzco que
no te apetece mucho.
- [Risas] No sé todavía,
la verdad. Pero sí quiero seguir vinculado con el arbitraje. Con la formación o
lo que sea. No me imagino una vida sin fútbol.
- Sobre el videoarbitraje, ¿sientes a veces un poco de
envidia de sus colegas del fútbol americano o el rugby?
- Es verdad que ves cómo
la grada es muy respetuosa, la conversación es pública... A día de hoy esto en
el fútbol es imposible. Que yo pueda hablar con mi asistente si es penalti o no
mientras ve el vídeo es inviable. La gente empezaría a chillar, a protestar...
Ese tipo de proceso que existe en el fútbol americano aquí es muy complicado,
pero no me cierro a nada. El fútbol es el deporte rey, en el 95% de los países
con unas normas iguales siempre. Siendo así en tantos sitios, tampoco vayamos a
tocarlo mucho porque quizá vaya a perder su esencia.
- ¿Cómo es eso?
-
Mira, existe otra parte que es la discusión. Yo he escuchado muchas veces que,
si no hubiera esa polémica arbitral, ¿de qué íbamos a hablar el lunes en la
cafetería?
- Pues no lo sabemos porque nunca lo hemos
intentado._Igual funciona. Aunque tengamos esa posibilidad de la
repetición en vídeo, hay situaciones en las que no llegamos a conclusiones ni
aun así. En dos tomas te parece penalti y en otras no... Seguiría existiendo el
posible error.
- ¿Te gustaría que existiera una figura de un portavoz
arbitral que les defendiera cuando se les achacan errores que no lo son, o
incluso cuando se equivocan, que tampoco pasa nada?
-
No sé si esa figura, pero en momentos puntuales en los que se analizan grandes
discusiones, sí. Pero mire, una de las principales características del árbitro
debe ser la de pasar desapercibido.
- ¿Por dónde no pasas como árbitro? ¿Qué no toleras?
- No paso, por ejemplo, por una situación de
racismo en un campo. Lo paro y ya está. O incluso lo suspendo. Todos sabemos
las burradas que se dicen en los estadios y para eso ya hay respaldo en la
norma y un protocolo. No lo aceptamos. Lo paro. Si escucho el grito ese del
mono, lo paro, no hay dudas.
- ¿El tema de las banderas anticonstitucionales, es
controlable?
-
Hay veces que puedes ver algo, pero
durante el partido no puedes estar mirando una pancarta de la grada de arriba.
Existen observadores arbitrales y otras personas que velan por eso.
- ¿Cuál es el
partido más bonito de pitar?
-
Como grandes recuerdos me quedo con el
primer partido del Mundial. Fue un Alemania Serbia, 0-1. Ahora, si pudiera,
escogería dos, un Boca-River un Celtic-Rangers. Según me cuentan mis
compañeros, esos son muy especiales. Pero no es realista. La mayoría de
árbitros extranjeros, a esta pregunta, te dirían que un Clásico Barça-Real
Madrid. Y yo he tenido la suerte de vivirlo varias veces.
- Cuando un árbitro se va acercando a la jubilación
suele terminar diciendo de qué equipo es. ¿Cuánto nos queda para saber de qué
equipo es Undiano?
-
Toda la vida, porque no sigo a ninguno en concreto. Fui árbitro tan pronto que
nunca hubo un equipo que me llamase mucho la atención. Me gustan mucho todos
los deportes, no sólo el fútbol.
- ¿Te sientes capaz de arbitrar un partido de
baloncesto?
-
¡Ufff! El baloncesto y el balonmano me parecen muy complicados por todo el
contacto que hay. Ellos te dicen que el fútbol es difícil porque el campo es
enorme y a mí me parece complicado lo suyo. El esfuerzo físico es mayor, pero
creo que son más difíciles otros.
- ¿Has tenido ganas de dejarlo?
-
Evidentemente, con tantos partidos sí hubo veces en las que dormí mal. O nada.
Después de un partido siempre me cuesta. Cuando has cometido algún error, pues
aún peor. Además, eso lo llevo peor con los años. Una pensaría que terminas
acostumbrándote a eso, pero es al revés, cada vez me da más rabia equivocarme.
No sé si es el orgullo, que me pica más, pero después veo la jugada en la televisión
y pienso: "¿Por qué no lo he visto?". Le doy muchas vueltas y lo paso
mal.
- ¿Tienes esos errores identificados? Si tuvieras una
máquina del tiempo y pudieras arreglar alguno sabe cuál arreglarías?
-
Sí tengo algunos. Prefiero no hablarlo mientras esté en activo. Pero me pasa
que, cuando vuelvo a ese campo, voy pensando que a ver si esa vez consigo que
me salga todo bien para quitarme la espina del día anterior. Cuando los errores
son en jugadas importantes se pasa muy mal.
- ¿Cómo es Undiano Mallenco cuando no pita?
- Ahora que sólo me dedico al arbitraje es distinto. Tengo más tiempo para todo y
disfruto de mis dos hijos pequeños, a los que intento dedicar muchas horas,
tareas, actividades extraescolares... Intento dar a mi familia todo lo que no
puedo cuando estoy fuera, que son muchos días. Por las mañanas, cuando ellos
están en el cole y mi mujer trabajando, es cuando más intento prepararme para
los partidos, ya sea físicamente o de otras formas. Las tardes son para ellos.
- Han pasado 16 años. ¿Te da miedo que tus hijos
escuchen alguna barbaridad forofa contra su padre en el colegio?
-
Sí, un poco. Los niños son niños y a veces en el cole dicen cosas, pero no he
tenido tampoco la experiencia de que ninguno haya venido llorando a casa. El
mayor no es nada futbolero, no le gusta. Al pequeño un poco más, pero él sabe
defenderse bien sin problemas. Para el hijo de un árbitro es lo mismo que para
el hijo de un jugador: le dirán que su padre falló un penalti, o lo que sea.
-¿Y ellos son críticos contigo? ¿Le recuerdan algún
fallo?
-
El mayor es totalmente contrario al fútbol. Lo relaciona con que su padre está
fuera de casa y no le gusta. Me pregunta por mis viajes, por los hoteles, pero
creo que no ha visto ni cinco minutos de un partido en su vida. El pequeño sí
ve las jugadas y a veces intenta picarme un poco: "¡Vaya mano te has
comido!". Lo normal, con 8 años. Cuando luego por la calle alguien dice
algo de su padre ya se encarga él de sacar las uñas y defenderme.
- ¿Y María, tu mujer?
-
Sí, a ella le gusta mucho el deporte. Un
árbitro necesita la comprensión de su familia para que te aguanten los genios
de haber hecho un mal partido. Que entienda la cantidad de horas que tengo que
dedicarle, la cantidad de viajes... No estuve en el nacimiento de ninguno de
mis dos hijos porque tenía que arbitrar.
- ¿Cómo fue eso?
-
En el primero estaba arbitrando en un
Europeo sub 19 en Irlanda. El segundo estaba yo en Zaragoza y fue todo tan
rápido que ni aunque hubiera vuelto corriendo habría llegado. Uno no controla
cuando las cosas se adelantan, o algo así. Uno se atrasó y el otro se adelantó.
- ¿Hay más nivel que cuando empezó?
-
Los árbitros ahora mismo son mejores que
hace 10 años. Hoy somos atletas. Los chicos que suben tienen unas marcas
buenísimas y 20 años de diferencia se notan. Pero yo también me cuido más ahora
y no tengo problema. La motivación es intentar que no se me vayan muy lejos
esos chicos de 20 años menos.
- ¿Cómo andas
de motivación? No me parece que tengas ganas de dejarlo.
-
Cada día estoy más ilusionado. Mi mujer
me dice que cuando recibo un partido ahora, me brillan más los ojos que hace 20
años, y es verdad. La Liga española es una pasada.
- ¿Te hace ilusión su décimo Clásico?
-
Claro. Cuando te designan para un
partido importante como ése, o uno del descenso o lo que sea, es que confían en
ti y es bonito. Ser parte de la historia de esta Liga es muy motivador. Sigo teniendo
mariposas en el estómago antes de salir al césped.¿Y DEPUÉS...?
Mi consejo de amigo: Has hecho un carrerón como árbitro y te van a obligar los reglamentos a retirarte. No le des más vueltas. Coge le silbato y los trastos y pásate un par de añicos más en cualquier país donde las estrellas que van de aquí se forran.
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