Con siete bajas en sus filas, dos contraltos por cubrir y una ausencia masculina por motivos personales se presentó el Grupo Vocal Elkhos en la iglesia parroquial de Marcilla. Toda una incógnita, que se resolvió favorablemente gracias al enorme empeño de su director Carlos Gorricho y la profesionalidad de la veintena de componentes. El primer atril está inmenso de facultades y entrega, mejor incluso que antes de sufrir el ictus, que ya es decir, como lo corroboraron todos a la salida del concierto.
El programa totalmente sacro, muy exigente con la desproporción comentada del desequilibrio de bajos y contraltos de 5 a 3 frente a tenores y sopranos.
En resumen: genio y figrura para remontar el vuelo con hechos no con palabras para superar una crisis de crecimiento tras el éxito fantástico de Rusia, que se podía haber evitado y que tiene que servir de experiencia para no caer en los mismos errores, que han estado a punto de dar al traste con el mejor grupo polifónico de la Comunidad Foral de Navarra en el zénit de su historia.
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