Publicado en el diario El País
por Juan Dionisio Martín
en defensa de la educación
musical frente al proyecto
de la nueva ley educativa
(LOMCE)
Cuando el domingo 11 de agosto me emocionaba leyendo el artículo Tormenta tropical en Salzburgo sobre la actuación en esa ciudad de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela dirigida por S. Rattle, recordé otro excelente artículo, La música eleva el tono (16 de junio), sobre la música en la LOMCE. En ambos se habla del potencial educativo de la música y los logros que se pueden alcanzar con su inclusión en los planes educativos. Ahí está lo conseguido por J. A. Abreu en Venezuela y lo que otras muchas experiencias y trabajos de investigación avalan. De todo ello y de todas las actuaciones que muchísimos colectivos, entidades y personalidades de la cultura venimos llevando a cabo desde que hace casi un año salió el primer borrador de la LOMCE, el Gobierno del PP ha hecho oídos sordos.
El trámite de la ley está llegando a su fin; en ella, la Educación Artística (ed. Primaria) y la Música (ed. Secundaria) se consideran “asignaturas específicas” optativas que podrán ser cursadas “en función de la regulación y de la programación de la oferta educativa que establezca cada Administración educativa y en su caso de la oferta de los centros docentes”. Es decir, si una determinada comunidad decide no ofertarla, o si deja esta decisión a los centros educativos y estos no la ofertan, los alumnos no tendrán ni la posibilidad de elegirla como optativa en los 10 años de su educación obligatoria. La educación musical puede desaparecer si no se modifica este proyecto de ley.
Aprender música de niño
ayuda al cerebro de adulto
¿De qué le ha
servido tanto esfuerzo si luego ha dejado los estudios de música? ¿Dónde
quedaron las horas dedicadas al solfeo? ¿Tiempo perdido? Estas y otras muchas
preguntas se las habrán planteado muchos padres, e hijos, cuando intentaron en
vano que su prole aprendiera a tocar un instrumento. Para ellos, y para los que
finalmente sí terminaron ganándose la vida entre notas musicales, van dirigidos
los resultados de un estudio que señalan que practicar música en la infancia se
traduce en una mejora de las funciones cerebrales en el adulto.
Aunque son
muchas las investigaciones que han analizado cómo la música afecta a nuestro
cerebro y cuerpo, el estudio que ahora presentan investigadores de la
Universidad de Northwestern, en Evanston, Illinois (EEUU), se centra más en
analizar qué ocurre después de que los niños dejen de tocar un
instrumento musical si sólo lo han hecho durante unos pocos años.
Para conocer
si esos años de aprendizaje se tiran por la borda una vez que se abandona el
estudio musical, se midieron las señales eléctricas del bulbo raquídeo de 45
adultos en respuesta a ocho sonidos complejos con diferentes tonos. Estas
señales cerebrales son una fiel representación de la señal auditiva, de esta
manera los investigadores pudieron analizar los elementos del sonido
que son capturados por el sistema nervioso y conocer si son débiles o
fuertes en cada participante con diferentes experiencias y capacidades.
Entre los
participantes del estudio, cuyos resultados son publicados en la revista
'Journal of Neuroscience', estaban personas sin formación musical, otras que
tenían estudios que iban de uno a cinco años y otras que había estudiado música
de seis a 11 años. Todos ellos empezaron a tocar con nueve años
y su edad, en el momento del estudio, oscilaba entre los 18 y los 31 años.
Comparados
con aquellos sin formación musical, los participantes que habían estudiado de
uno a cinco años de música tenían mejores respuestas cerebrales frente
a sonidos complejos. Estas personas eran más eficaces para extraer la
frecuencia fundamental de la señal sonora, es decir, la frecuencia más baja en
el sonido que es clave en la percepción musical y en el habla. "Esta
habilidad les permite reconocer sonidos en un entorno complejo y ruidoso,
también es importante para la expresión hablada y para la memoria",
explica a ELMUNDO.es Nina Kraus, profesora de Neurobiología, Fisiología y
Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Northwestern y principal
autora de este estudio.
Efectos mantenidos
Para esta investigadora, está claro que "la forma en la que tú escuchas hoy viene dictaminada por las experiencias con el sonido que has tenido hasta hoy. Estos nuevos resultados son un claro ejemplo de esto".
Estos
resultados, junto con los obtenidos en investigaciones previas por estos
investigadores, permiten señalar "beneficios que van desde una
mejor percepción auditiva, mayor función ejecutiva y un empleo más eficaz de
herramientas comunicativas. Todo ello sugiere que el entrenamiento
musical durante el desarrollo produce efectos positivos y a largo plazo en el
cerebro adulto", refiere el estudio.
"Esperamos que estos datos, junto con lo descubierto en
investigaciones anteriores, se apliquen en estrategias educativas. Creo que es
fundamental que la música sea una asignatura más del colegio", explica
Kraus.
EN HOMENAJE A DOS COMPAÑEROS
UNO QUE SE FUE TRAS LUCHAR 15 AÑOS CONTRA LA CRUEL ENFERMEDAD Y OTRO QUE EMPIEZA A PLATARLE CARA DESDE HACE DOS SEMANAS
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